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Las 10 cosas que aprendí como azafata vip de vuelos privados
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de amantes a leones pasando por bailarinas

Las 10 cosas que aprendí como azafata vip de vuelos privados

Después de trabajar durante años en los aviones de ricos y famosos, esta auxiiiar de vuelo confiesa todo lo que vio en esos viajes. Te va a sorprender

Foto: Las azafatas tienen muchos beneficios, como propinas de 3.000 euros". (iStock)
Las azafatas tienen muchos beneficios, como propinas de 3.000 euros". (iStock)

Los vuelos privados no tienen nada que ver con los de clase turista en los que nos subimos tú y yo. Aunque podemos intuir lo que ocurre en estos viajes para ricos y famosos, no lo sabemos a ciencia cierta. Hoy, gracias a Emilia George, que trabajó durante años como azafata en jets de lujo, podemos hacernos una idea de qué se cuece ahí dentro. La joven ha contado todo lo que vio a 'The Telegraph'.

1. "Muchos los usan a modo de taxi"

Los clientes a los que Emilia atendió en estos vuelos privados eran millonarios, así que el dinero nunca fue un problema. De hecho, ni se tenía en cuenta. La azafata vio manejar cifras astronómicas: "He visto pagar desde más de 700 dólares por una ensalada hasta 1 millón de libras (1.160.000 euros) por una cena. Nadie mira el dinero cuando se sube en un jet privado".

La azafata relata además que algunos de los clientes para los que trabajó utilizaban los aviones privados a modo de taxi: "Recuerdo a una pareja que estaba divorciada y no se querían ver, pero tenían la custodia compartida del perro, así que le enviaban de una casa a otra en el jet". El can iba de casa de 'papá' a la de 'mamá' con todas las comodidades, lujos y acompañado por la tripulación.

2. "Nunca imaginarías lo que hay dentro"

Aunque todos creemos que sabemos cómo es un avión de lujo por dentro (¿quién no ha visto fotos en Google?), en realidad no tenemos ni idea, pues "hay que estar ahí dentro para percatarse de que todo está diseñado y confeccionado a medida", vigilando hasta el más mínimo e insignificante detalle.

En estas aeronaves, Emilia ha visto de todo. "Desde gimnasios hasta discotecas donde las bailarinas se contoneaban alrededor de barras de oro macizo". Los ricos son caprichosos y exigentes: tienen de todo, así que hay que tener mucha imaginación para dar ese paso más allá que les hará sorprenderse.

3. "Es un reto para la tripulación"

"Los recursos son limitados cuando se está en el aire o en una pequeña isla perdida (y privada) en medio del océano. Por eso cuando el cliente pide algo es nuestra responsabilidad hacer que su deseo se convierta en realidad".

"De pronto te ves haciendo recados de todo tipo, como pagando una carrera de taxi de 500 libras (581 euros) solo para conseguir una lata de caviar porque a tu cliente le encanta y te das cuenta de que no hay en el avión, o contratando un grupo de música de 200 integrantes solo para dar la bienvenida a los huéspedes".

4. "Los propietarios ligan con las azafatas"

Emilia relata que es muy habitual que los clientes vip de estos vuelos privados acaben invitándola a su hotel, a una cena... o tocándola inapropiadamente durante el viaje. "Los clientes parecen pensar que el hecho de alquilar un jet privado les da el derecho a algo más. Si juntas hombres poderosos con chicas guapas y jóvenes con ganas de agradar... imagínate", cuenta.

5. "Tenemos propinas de 3.000 euros"

Trabajar como azafata de vuelos para ricos tiene sus ventajas. "Te alojas en los hoteles más caros del mundo y cenas en los mejores restaurantes. Además, tienes todos los gastos pagados. A todo ello se suma que a este tipo de clientes les gusta mostrar su agradecimiento, por lo que suelen dejar una generosa propina", asegura Emilia.

"Una vez, un cliente dio más de 3.000 euros, en efectivo, a cada miembro de la tripulación; otros nos han dado relojes Rólex y bolsos Hermés; también invitaciones a la zona vip de fiestas, clubes o conciertos".

6. "Los ricos no sólo toman caviar"

La mayoría de la gente suele pensar que en estos aviones de lujo solo se sirve champán y caviar. Y no pueden estar más equivocados. Estos clientes suelen pedir alimentos inusuales, por eso disponen de una amplia carta con la que contentarlos: "Nos han pedido de todo. Desde salmón con música clásica hasta postres cubiertos con pan de oro".

7. "Tiramos muchísima comida a la basura"

A diferencia del vuelo convencional de una compañía aérea, en los privados no hay un horario establecido. "Eso nos obliga a estar siempre preparadas, pues a la tripulación le gusta tener todo listo en cuanto el cliente alquila el jet. Necesitamos tener todo a punto para volar. Esto significa que todos los días tenemos que pedir comida fresca, y carísima, solo para acabar tirándola a la basura".

8. "Eliminamos los rastros de las amantes"

No es raro que algunos clientes casados viajen en estos aviones con sus amantes. "Nosotros solo cerramos los ojos y ya está. A veces preguntamos, discretamente, si quiere que limpiemos los rastros de que la invitada ha pasado por allí. Si dicen que sí, fregamos la aeronave y lavamos toda la ropa concienzudamente para eliminar cualquier prueba", cuenta Emilia.

Algunas personas, sin embargo, ni siquiera se toman la molestia, y según se va su esposa meten a su amante, y vicerversa.

9. "Podemos gastar lo que queramos"

"Todo depende del propietario del avión, pero normalmente a la tripulación nos suelen tratar como verdaderos miembros de la realeza. Además, nos suelen dar uniformes de diseño y una tarjeta de crédito y dinero en efectivo para gastos. No tenemos que preocuparnos de pasar hambre ni mucho menos, ya que el jefe de cocina del jet nos preparará lo que nosotros queramos".

10. "Viajan con leones, armas o joyas"

Las personas que viajan en estos jets de lujo suelen tener un carácter bastante extravagante, por lo que llevan un extraño equipaje de mano. Emilia recuerda a una señora que subió al avión con un enorme cofre repleto de joyas de Tiffany; también a un hombre que se presentó con una extensa colección de armas de fuego.

Este tipo de clientes suele tener mascotas, con las que viajan. Si estás pensando en cachorritos de chihuahua, frena: "He visto halcones, bebés de león, hasta un mono vestido de Burberry", cuenta la azafata.

Los vuelos privados no tienen nada que ver con los de clase turista en los que nos subimos tú y yo. Aunque podemos intuir lo que ocurre en estos viajes para ricos y famosos, no lo sabemos a ciencia cierta. Hoy, gracias a Emilia George, que trabajó durante años como azafata en jets de lujo, podemos hacernos una idea de qué se cuece ahí dentro. La joven ha contado todo lo que vio a 'The Telegraph'.

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