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Alex Cuadros, el nuevo Piketty publica el libro que los millonarios brasileños no quieren que leas
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UNA CUESTIÓN DE DESIGUALDAD

Alex Cuadros, el nuevo Piketty publica el libro que los millonarios brasileños no quieren que leas

En apenas un mes se ha convertido en la sensación del verano. 'Brazillionaires' es una inmersión en el mundo de los súper ricos y una crítica de las desigualdades sociales

Foto: El periodista estadounidense Alex Cuadros.
El periodista estadounidense Alex Cuadros.

El periodista estadounidense Alex Cuadros fue enviado a Sao Paulo en el año 2010 con una sencilla misión: retratar para 'Bloomberg' a la élite de la élite brasileña en una serie de perfiles de los hombres más influyentes del país sudamericano. Cuando aterrizó, se dio cuenta de que se había topado con la oportunidad de su vida. No solo tenía contacto directo con figuras por lo general inaccesibles, sino que había pisado suelo brasileño en el momento exacto, cuando Brasil parecía estar a punto de convertirse en una importante superpotencia económica. Tan solo unos meses antes, había sido elegida para albergar los Juegos Olímpicos de 2016.

Seis años después, Cuadros ha publicado 'Brazillionaires. Wealth, power, decadence and hope in an american country' (Random House), un libro que en apenas unas semanas ha recibido toda clase de elogios, desde Jon Lee Anderson hasta Glenn Greenwald, que ha entrevistado al autor para 'The Intercept'. Se trata de un pormenorizado retrato de la élite económica brasileña, pero ante todo, de la desigualdad endémica en uno de los países donde el 0,0001% de la población concentra más poder. Una afinidad temática que ha provocado que medios como 'The New Republic' le consideren el nuevo Piketty.

Un grupo reducidísimo de ricos sobrevuela continuamente los millones de pobres que se hacinan en las favelas

La historia también tiene una moraleja a nivel global: como el propio Cuadros reconoce, el subtítulo hace referencia a “un país americano” y no a Brasil porque considera que gran parte de los defectos del país sudamericano pueden encontrarse en otras naciones como EEUU, y que la configuración de la sociedad brasileña puede servir de guía de lo que puede pasar en otros países si no se ataja la desigualdad. Según Cuadros, Jorge Paulo Lemann, el hombre más rico del país y uno de los retratados en el libro, impidió que el libro fuese publicado después de sugerir de que en caso de que ocurriese podría emprender acciones legales contra la editorial. El equipo de PR de Jorge Paulo Lemann, sin embargo, señala a este diario que él jamás intentó obstruir la publicación del libro.

Un país en ebullición

Si Brasil llamó la atención del autor es, como confiesa al hombre que desveló el caso Snowden, porque los multimillonarios del país sudamericano son “como una versión extrema de las relaciones naturales entre la riqueza y el poder político”. Cuadros identificó rápidamente muchas dinámicas de desigualdad social y presión política presentes en otros países, solo que aún más acentuadas. Como ha señalado el propio Greenwald, el libro “ilustra cómo los multimillonarios (en EEUU y Occidente) han amasado un poder extraordinario sin tener que rendir cuentas”.

“Pronto me resultó obvio que los súper ricos viven en un mundo aparte”, explica el autor. “La cualidad más obvia es un lujo insano: los aviones privados, los yates, los apartamentos en Manhattan, Londres e Ipanema”. Algo que se acentúa en ciudades como Sao Paulo, donde los atascos son tan habituales que los millonarios se mueven de un punto a otro de la ciudad en helicóptero. Es una imagen que para Cuadros resume bien las desigualdades del país: un grupo reducidísimo de ricos sobrevolando por 1.500 dólares la hora a los millones de pobres que se hacinan en las favelas.

Cuadros concede que hay diferencias sustanciales entre Brasil y otros países occidentales. El gran peso del sector público en el país brasileño provoca que las relaciones entre los multimillonarios y el gobierno sean mucho más estrechas. En definitiva, la corrupción es mayor. “Aun así, si miras a las personas y empresas más ricas de EEUU, también suelen defender sus fortunas metiendo dinero en el sistema político, influyendo en las reglas a su favor a través de los 'lobbies', las donaciones a campañas y otras contribuciones menos transparentes”, añade el autor. Las herramientas por las cuales la élite se perpetúa son semejantes, solo que en Brasil se llevan al extremo.

Brasil ha terminado construyendo estadios que no necesitaba mientras muchos pobres todavía no tienen sanidad básica

El periodista considera las Olimpiadas como el mayor emblema de “las malas decisiones que han conducido a Brasil a la situación en la que se encuentra ahora”, y que no es tan diferente de la de otros países que experimentaron un rápido crecimiento acompañado por un efervescente entusiasmo en forma de burbujas de muy diferente índole. ¿Hola, España? “Durante los años del boom de Brasil, mientras el mundo desarrollado se regodeaba en la recesión, el presidente Lula y sus compañeros del Partido de los Trabajadores pensaron que habían reinventado la economía”, explica Cuadros. “Se pusieron arrogantes. Y vieron los eventos deportivos como algo bueno para todo el mundo”.

En su opinión, Brasil “terminó con estadios que no necesitaba, mientras muchos brasileños pobres todavía no tienen sanidad básica. Río de Janeiro está albergando las Olimpiadas en un momento en el que no puede pagar a sus médicos”.

Historias ejemplares: Eike Batista

Cuadros dedica mucho espacio y esfuerzo a hablar de Eike Batista, a quien dedica la mitad de los capítulos del libro. La suya es una historia que resume bien la evolución de Brasil durante los últimos años. Batista, nacido en 1956 y de origen alemán, es hijo del empresario Eliezer Batista da Silva, y para 2011 había conseguido convertirse en la octava persona más rica del mundo para 'Bloomberg' con un patrimonio de 30.000 millones de dólares. Su hijo, Thor Batista, es bastante conocido en Brasil por su estilo de vida a todo trapo. Además, es fruto de la relación de Eike con Luma de Oliveira, antigua reina del carnaval y modelo de 'Playboy'.

¿Cómo consiguió amasar tanto dinero? Paradójicamente, por sus buenas relaciones con el Partido de los Trabajadores de Lula da Silva, que llegó al poder en 2003. El programa de desarrollo empresarial de Lula beneficiaba a los intereses de Batista, que se preocupó por adular al que podía ser su principal beneficiario. Como explica Cuadros, ayudó a financiar un halagador biopic y gastó 250.000 dólares en adquirir el traje que el político había llevado a su investidura. Nada mal para un empresario que desconfiaba por sistema del socialismo. A Batista le fue bien, al igual que a gran parte del pueblo brasileño, que se benefició de programas como Bolsa Familia, que proporcionaba ayuda financiera a las familias pobres brasileñas.

La burbuja estalló en 2013, llevándose por delante también a Batista. Los costes de producción de sus compañías petroleras y de gas empezaron a superar a las ganancias, y su patrimonio de 30.000 millones se transformó en mil millones de deudas en apenas dos años. Las desgracias nunca vienen solas, así que en noviembre de 2014 terminó siendo juzgado por uso de información privilegiada. Además, su hijo Thor también fue llevado ante la justicia después de matar a un ciclista. En la narrativa de 'Brazillionaires', la historia de Batista es la ilustración perfecta de cómo el éxito puede pasar rápidamente a convertirse en ruina económica y moral.

Eike personifica todas las contradicciones que existen en la manera en que pensamos sobre el papel de la riqueza en la sociedad

“Lo que encontré en Eike no era simplemente una historia de creación de riqueza y la destrucción de un hombre de un carisma casi patológico”, escribe Cuadros en la introducción del libro. “Eike también parecía personificar todas las tensiones y contradicciones de la manera en que pensamos sobre el papel de la riqueza en la sociedad. Como le ocurre a gente en un montón de países, los brasileños aún están intentando averiguar el equilibrio entre el crecimiento económico y la igualdad, entre la acción del gobierno y la iniciativa privada”. Lo que ha pasado en Brasil –y vamos a ver con nuestros ojos las próximas semanas gracias a los Juegos Olímpicos– puede ser una buena guía para entender los peligros a los que se enfrentan las sociedades modernas.

El periodista estadounidense Alex Cuadros fue enviado a Sao Paulo en el año 2010 con una sencilla misión: retratar para 'Bloomberg' a la élite de la élite brasileña en una serie de perfiles de los hombres más influyentes del país sudamericano. Cuando aterrizó, se dio cuenta de que se había topado con la oportunidad de su vida. No solo tenía contacto directo con figuras por lo general inaccesibles, sino que había pisado suelo brasileño en el momento exacto, cuando Brasil parecía estar a punto de convertirse en una importante superpotencia económica. Tan solo unos meses antes, había sido elegida para albergar los Juegos Olímpicos de 2016.

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