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"Tenía la cabeza muy grande": 12 motivos ridículos (y reales) para dejar a tu pareja
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"Tenía la cabeza muy grande": 12 motivos ridículos (y reales) para dejar a tu pareja

El corazón tiene razones que la razón no entiende, pero lo de estos doce casos es de traca. Juzguen ustedes mismos

Foto: Esa camiseta fue demasiado. (iStock)
Esa camiseta fue demasiado. (iStock)

Solemos pensar que la vida tiene sentido, es la única forma de levantarse por las mañanas y hacer algo productivo. La idea de que nuestros sentimientos son también, hasta cierto punto, lógicos nos ayuda a convivir con nuestros seres queridos y a soportar sus defectos.

La cruda realidad es que los motivos por los que nos encaprichamos de alguien son bastante irracionales y, de la misma forma que llegan, el deseo y la admiración se van, a veces de un plumazo. Hemos hecho una encuesta y aquí está el ranking con los doce motivos más absurdos para abandonar a esa persona que un poco antes parecía tan especial.

12. No aplaudas tanto

Una amable anónima nos cuenta lo siguiente: "Estábamos en un concierto y me fijé en que aplaudía con los dedos abiertos, como un 'tolai'. Le dije que iba a por unas cocacolas, llamé a un taxi y hasta hoy".

Puede parecer cruel, pero mejor largarse a la francesa que otras opciones también comprensibles si hubiéramos estado en su lugar, como por ejemplo gritar: "¡Búscate a una foca, maldito monstruo!"

11. Y yo con estos pelos

A una amiga de una amiga la abandonaron un día por ser 'una superficial'. El criterio para medirlo fue que iba tres veces al mes a la peluquería. ¿Cuántas visitas a la peluquería hubieras aguantado tú antes de perder el interés? ¿Cuatro al mes, siete, diez...?

Estábamos en un concierto y me fijé en que aplaudía con los dedos abiertos. Le dije que iba a por unas cocacolas, cogí un taxi y hasta hoy

La cosa ya estaba pasando de castaño oscuro, y no por el tinte. Tenía que terminar.

10. Verano azul

Una confesión que nos ha impactado: "A un novio que tenía, le obligué a meterse en la piscina después de comer y le dio un corte de digestión. Se le salió un tallarín por la boca hablando conmigo y me dio tal asco que me fui".

Es indignante que haya gente así en el mundo, ¿tanto te costaba cerrar la boca para dirigirte a ella?

9. Cayó mal

Otro amigo nos dice que se desenamoró de golpe de una mujer por caer mal. No es que no gustara a sus padres o a los amigos de él, es que la mujer se cayó muy mal en un paso de cebra. Uno puede caerse, claro está, nadie es perfecto, pero no así; no así. Aquella postura fue demasiado para la sensibilidad estética de nuestro protagonista y ahí acabó el embrujo.

8. Estaba 'encabezonado'

"A mí me dejó uno porque yo 'tenía la cabeza muy grande'. Luego se enrolló con la que era mi mejor amiga por entonces, ¡que la tenía más gorda que yo!".

Estaba claro que nuestra encuestada era digna de entrar en este 'ranking' por la puerta grande. Porque si no, no cabía, la muy cabeza buque. Es broma.

7. Genes demasiado buenos

Esta otra amiga se siente superficial, pero no por ir mucho a la peluquería (¿tres veces? En serio...) sino por haber dejado a un novio en circunstancias, a primera vista, poco trágicas. Su excusa es que tenía 14 o 15 años. Al ver a una prima de nuestra amiga, el amante de la honestidad brutal que tenía por noviete le dijo que era más guapa que ella.

Esperamos que el chico sea muy feliz hoy día, pero la verdad es que se ganó la roja directa.

6. No culpes a la luna

Si tenemos que elegir entre la sinceridad no solicitada y el cuento chino, quizá, solo quizá, sea mejor lo primero. El siguiente 'abandonador' soltó, ni corto ni perezoso, que dejaba a su pareja por un temilla relacionado con la posición de los astros.

La "víctima" ahora puede reírse de ello, pero en el momento no fue tan divertido: "Ahora es cuando me voy a llorar al rincón". No lo hagas, mujer, lo triste es creer en los horóscopos en el siglo XXI. "Los dos éramos elementos de fuego y la luna estaba en 'nosequé' y era una relación imposible".

No la critiquemos por no dar más datos de ese 'nosequé'. Aunque el susodicho hubiera sacado las cartas astrales de todos los antepasados de los dos, seguría siendo un motivo ridículo para separarse de alguien.

5. Qué monada de novio

Una amiga tuvo que escuchar en boca de su pareja este motivo para poner fin a su relación cuando llevaban cuatro años: "'Los orangutanes viven en pareja durante cuatro años, y luego se separan y buscan otras parejas. Esos son nuestros antepasados, y ese es nuestro instinto natural'. Le dije que la próxima vez se fuera a ligar al zoo".

Seguro que el chico tenía sus cosas buenas, pero si al conocer este dato sentís ganas de azotarlo hasta que sangre, tranquilos: "es nuestro instinto natural".

4. Pedos sí, mocos no

"Yo me convencí de que debía cortar YA con ese chico con el que salía cuando descubrí que tenía un moco seco hecho bolita pegado a su camiseta. Que conste que puedo con otras cosas: halitosis o mal olor de pies ocasional, flatulencia, alopecia, discapacidades, acné galopante, infrapeso, sobrepeso... Pero hurganarices... ¡Ah, y azotadores de nalgas (mis nalgas, en público)! ¡No, nunca!"

Nos parece normal que ponga a Dios por testigo: si las bolitas de moco y los azotes en público fueran pasables, saldrían en las comedias románticas.

3. Criaturita

Nos cuentan otro detalle en apariencia pequeño que desvió la flecha de Cupido y la mandó fuera del estadio. El lío elegido por esta amiga tenía una forma algo macarra de hablar y de moverse y la gota que colmó el vaso para ella fue una vez en que, tras colgar una llamada con su padre, la miró seductor y dijo: "El padre de la criatura, nena".

Una chica joven y guapa se lía con un escritor famoso mayor que ella, pedante y cascarrabias. Hasta ahí todo normal...

Ese intento, como entre líneas, de endiosarse a sí mismo y a su Sagrada Familia, ese 'nena' de los ochenta, ese movimiento de cabeza a lo Elvis (irreproducible, por suerte)... Aquello no había por dónde cogerlo, así que ella reaccionó con toda la madurez que el asunto requería. Desvió la atención del chico hacia el gato de ella y cuando estaba entretenido salió por patas. 'The end'.

2. Marca y gesto equivocados

Otro desenamoramiento difícil de prever. Allá por los 18, una amiga asistió a esta terrible escena: "El chico llegó con su coche, bajó la ventanilla, me saludó y arrojó al suelo un paquete vacío de Marlboro".

Cómo mejorarían los destinos de nuestro amado país si todos tacháramos así a los incívicos y a los fumadores de marcas rancias como parejas románticas. Esta mujer, heroína desde ya, hizo lo correcto y condenó lo que otra desaprensiva podía haber pasado por alto. Si no paraba a tiempo a ese personaje, ¿qué hubiera sido lo próximo, un sombrero de cowboy? Vamos, hombre.

1. Escribió su propio final

Por una vía bastante directa nos llega esta historia tan inverosímil que tiene que ser cierta. Una chica joven y guapa se lía con un escritor famoso mayor que ella, pedante y cascarrabias. Hasta ahí todo normal. En palabras de nuestra confidente, "están a la coyunda desaforada y él no puede evitar corregir a la moza una expresión incorrecta. Ella se pone las bragas y se va, ofendida".

Al parecer la corrección concreta fue "no se dice 'delante mía'". ¿Qué quería ella qué el hiciera "delante suya"? ¿Y quién puede ser ese literato que pone el lenguaje 'tan alante' en su escala de valores? La misma fuente nos da pistas: "Nunca volveremos a leer los artículos de ese perro inglés sin acordarnos de aquella ocasión en que su amor por el correcto uso del castellano le costó un polvo".

En un medio de comunicación escrito nos tomamos la corrección muy en serio, pero esto lo vemos excesivo. 'Averla dado lo sullo, onbre'.

Solemos pensar que la vida tiene sentido, es la única forma de levantarse por las mañanas y hacer algo productivo. La idea de que nuestros sentimientos son también, hasta cierto punto, lógicos nos ayuda a convivir con nuestros seres queridos y a soportar sus defectos.

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