"Sé lo que quiero y cómo conseguirlo de mi pareja. Y sé cómo castigarle"

Janey, un personaje increíble pero cierto del programa documental 'Little Divas: Tantrums and Tiaras' ('Pequeñas divas: rabietas y tiaras') del Canal 5 de Reino Unido, parece diseñada a la medida de un antiguo estereotipo. Lucy Waterlow ha escrito una semblanza sin desperdicio publicada en 'Daily Mail'. Caprichosa, superficial, mantenida, y no sabemos hasta qué punto consciente de su papel, hay que reconocerle como minimo un mérito: ha sabido elegir a su hombre.

Ross, proveedor de la manada durante estos cinco años de noviazgo, no vio venir —o no le importó— que aquella chica a la que empezó concediendo una asignación mensual de 60 libras para sus gastos terminaría fundiéndose todos sus ahorros en ropa de diseño y tratamientos estéticos sin signos de arrepentimiento. En los últimos seis meses ha adquirido 100 pares de zapatos y cosméticos por valor de 5.000 libras y confiesa ser compradora compulsiva, aunque quizá "confesar" no es la palabra más adecuada, porque niega tener ningún escrúpulo derivado de su adicción a la belleza: "Sé lo que quiero y cuando quiero algo lo consigo, así de simple".

Ahora quiere un lifting brasileño: "Te sacan grasa de todos los sitios que quieras y te la inyectan en el trasero. Así que es reciclar, que es bueno"

Mujeres de todo el mundo estarán interesadas en cómo se hace una con semejante bicoca, pero la respuesta es decepcionante por universalmente conocida. Para lograr sus siguientes objetivos, que incluyen un Range Rover de 70.000 libras (cerca de 90.000 €) tiene planeado seguir como hasta ahora: negarle el sexo de una a tres semanas si pone pegas: "El poder de las partes íntimas de una mujer es increíble para conseguir lo que quieras de los hombres". Lo sabemos, Janey. De todas formas, recomendamos a nuestras lectoras empezar por una agradable conversación, por aquello de disimular.

¿Y quién es él?

No sabemos en qué lugar se enamoró de ella, un dato que podría ser útil para tantas insolventes, al menos hasta que veamos el documental. Sí a qué se dedica, es soldado, y desde luego en la forma de ser de Ross se vislumbra capacidad de sacrificio, una virtud tan apreciable en un futuro marido como en un servidor de la patria. Si es capaz de arruinarse para tener un poco de diversión en la cama, sufrir alguna herida grave aquí y allá no le parecerá un peaje excesivo por el bien de su país.

Aunque era un gran ahorrador antes de conocerla, no parece preocupado por que Janey no tenga ingresos fijos y aprueba que este mes hayan caído unos 3.700 euros en ropa y belleza. Esta 'pequeña diva' quiere ser aún más pequeña y hacerse una abdominoplastia (más de 8000 euros) y un lifting brasileño (otros 17.000) para tener el cuerpo de Kim Kardashian. En su definición, esta última intervención parece una cuestión de ecología: "Te sacan grasa de todos los sitios que quieras y te la inyectan en el trasero. Así que es reciclar, que es bueno".

Las que están con hombres que quieren comprarse cosas para ellos con su sueldo podrían consolarse pensando que este chico es un insensible y que está invirtiendo en el físico de ella, animándola a arriesgarse al bisturí por puro egoísmo, pero nada más lejos. Él dice que no cree que necesite cambiar su cuerpo —su dinero le cuesta acariciarlo, podríamos añadir—, pero que está dispuesto a correr con todo si es lo que la hace feliz.

Tras consultar con un asesor financiero que ha fijado sus gastos anuales en 100.000 libras, los dos admiten que han ido demasiado lejos. Ella por usar el dinero "como si fuera desechable" y él porque la ha "malcriado". Parece una infancia larga, pero quién la pillara.