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Un científico plantea la cuestión: ¿por qué vamos a querer vivir más de 75 años?
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Un científico plantea la cuestión: ¿por qué vamos a querer vivir más de 75 años?

Deberíamos plantearnos si merece la pena vivir pasada una cierta edad y, sobre todo, invertir esfuerzos y recursos en alargar un final inevitable y poco agradable

Foto: ¿Vivimos demasiado? (iStock)
¿Vivimos demasiado? (iStock)

'¿Es obligatorio envejecer? Hasta hace poco la ciencia seria no se ocupaba de esa pregunta. Al fin y al cabo, tener achaques es lo normal con los años. Sin embargo, lo que hoy es normal puede no serlo mañna. En 'Morir joven, a los 140' la bióloga molecular Maria A. Blasco y la periodista Mónica G. Salomone, se preguntan qué es realmente el envejecimiento, por qué cada especie vive lo que vive y qué podemos hacer hoy para vivir más y mejor.

En uno de los capítulos, que reproducimos a continuación, las autoras se preguntan si, en la actualidad, merece la pena vivir pasada una cierta edad y, sobre todo, invertir esfuerzos y recursos en alargar un final inevitable y poco agradable'.

A Ginés Morata, uno de los pioneros de la investigación en biología del desarrollo en España, le preguntaron hace unas semanas en el programa de radio 'Entre probetas' (RNE) cuánto querría vivir. Morata fue preciso: “De entrada, me gustaría vivir quinientos años... y luego que me preguntaran si quería seguir viviendo. El futuro biológico que nos espera es tan fascinante que realmente me gustaría vivir todo ese tiempo para ver en qué se convierte la especie humana”.

Otras personas tienen la respuesta igualmente clara, pero en sentido, por así decir, contrario. En septiembre de 2014, el oncólogo y experto en bioética Ezekiel Emanuel, entonces de cincuenta y ocho años, publicó en la revista 'The Atlantic' un extenso artículo autobiográfico titulado 'Why I Hope to Die at 75' (“Por qué espero morir a los 75”). Emanuel es director del departamento de Bioética Clínica de los NIH y uno de los arquitectos de la norma que ha cambiado el sistema de salud estadounidense, la Affordable Care Act o Ley de Asistencia Asequible, apodada Obamacare. Con humor, pero en tono realista, Emanuel explicaba su decisión de no someterse a tratamientos médicos –excepto para paliar el dolor– una vez alcanzada la mencionada edad.

Era una decisión largamente meditada. “[A los setenta y cinco] habré completado el arco de mi vida”, decía Emanuel; ¿por qué correr el riesgo de acabar teniendo una demencia y ser una carga para la familia? En su opinión, la actual “desesperación exacerbada por prolongar la vida indefinidamente es errónea y potencialmente destructiva. (...)] Hay una verdad simple que muchos de nosotros parecemos resistirnos a aceptar: una vida demasiado larga también es una pérdida. Nos convierte a muchos de nosotros, si no en discapacitados, sí en personas en declive, un estado que no es peor que la muerte, pero que no deja de ser una pérdida. Nos roba nuestra creatividad y nuestra capacidad para contribuir al trabajo, a la sociedad, al mundo. Transforma la manera en que la gente se relaciona con nosotros y, más importante aún, la manera en que nos recuerda. Ya no seremos recordados como personas activas y comprometidas, sino como débiles, inútiles, patéticos incluso”.

Hay una verdad simple que muchos de nosotros parecemos resistirnos a aceptar: una vida demasiado larga también es una pérdida

El artículo tuvo un eco mediático inesperado para su autor, que fue criticado desde por quitar valor al papel social de los mayores hasta por ser “profundamente inhumano”, según un columnista de 'Los Angeles Times', que vio en el texto una sugerencia sobre cómo priorizar el uso de los recursos sanitarios.

¿Debemos restringir los tratamientos?

El debate trajo a colación la figura del experto estadounidense en bioética Daniel Callahan, quien en 1987 –cuando tenía cincuenta y siete años– escribió un polémico libro, 'Poner límites: los fines de la medicina en una sociedad que envejece', en que apostaba por restringir la atención sanitaria a los mayores. En su opinión, a partir de los alrededor de ochenta años, los pacientes debían recibir tratamientos que paliaran el sufrimiento, pero no someterse a costosos procedimientos médicos, por mucho que éstos pudieran salvar sus vidas.

Para Callahan –al menos para el Callahan de finales de los ochenta–, la sociedad debe más a los jóvenes que a los viejos, los cuales han tenido ya una larga vida y por tanto deben estar preparados para abandonar el mundo con dignidad. En declaraciones a 'The New York Times' de 2008 –el artículo se titulaba 'How Old Is Too Old for Lifesaving Surgery?' (“¿Cuándo se es demasiado viejo para una cirugía capaz de salvar la vida?”)–, Callahan decía: “El mayor cambio de los últimos cuarenta años es que no hay límites. No hay nada que no podamos hacer por un anciano y hay una gran presión para hacerlo todo. Esto se considera progreso, y se atribuye al escepticismo la discriminación por edad ['ageism']. Pero no podemos seguir así. No nos podemos permitir los costes que esto supone. Y es el dilema más duro de nuestra sociedad, porque no hay una buena forma de salir de él excepto diciendo no”.

Con ocasión de la publicación del texto de Emanuel en 'The Atlantic' más de un comentarista recordó que el propio Callahan se sometió a una cirugía cardíaca –cara por definición– cuando tenía setenta y nueve años.

En cualquier caso, Emanuel insistió una y otra vez, en distintos foros, en que su objetivo no era otro que hacer reflexionar sobre cómo se desea terminar la propia vida. Él no es que vaya a pedir la eutanasia a los setenta y cinco años. Simplemente, tras su carrera como oncólogo, se muestra escéptico respecto a que vaya a haber pronto una cura contra el envejecimiento, un hipotético fármaco capaz de alargar la vida con salud y reducir el período de dependencia. “No, no pienso tomar metformina”, dijo tajantemente Emanuel a Nir Barzilai en una mesa redonda. Tampoco –si mantiene posiciones– se someterá a quimioterapia, ni tomará antibióticos, ni fármacos para controlar el colesterol.

'¿Es obligatorio envejecer? Hasta hace poco la ciencia seria no se ocupaba de esa pregunta. Al fin y al cabo, tener achaques es lo normal con los años. Sin embargo, lo que hoy es normal puede no serlo mañna. En 'Morir joven, a los 140' la bióloga molecular Maria A. Blasco y la periodista Mónica G. Salomone, se preguntan qué es realmente el envejecimiento, por qué cada especie vive lo que vive y qué podemos hacer hoy para vivir más y mejor.

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