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Hay un montón de ricos buscando esposa, y esta mujer se las consigue
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Lara Asprey, una casamentera de lujo

Hay un montón de ricos buscando esposa, y esta mujer se las consigue

A sus 33 años, se ha convertido en una de las personas más influyentes en la toma de decisiones de la alta sociedad, al menos en lo que respecta a decir el 'sí, quiero'

Foto: Lady Lara, en la boda de alguno de sus clientes. (Twitter)
Lady Lara, en la boda de alguno de sus clientes. (Twitter)

Ella, vestida de blanco con traje de encaje y un ramo gigante de flores silvestres. Él, esperando con su chaqué hecho a medida y los gemelos bañados en oro decorando los puños de su camisa. Familiares por doquier ataviados con pamelas y pajaritas. Una orquesta tocando de fondo un vals -mejor dicho, EL vals- y cientos de móviles retransmitiendo en directo la estampa.

No, no estamos describiendo una escena de telefilme. Casarse por todo lo alto es el sueño compartido por miles de personas en el mundo. Claro que para llegar a este momento hace falta que dos personas se dirijan al altar, y no siempre es tan sencillo encontrar a alguien que quiera casarse con uno. Problema que sobrepasa cualquier rango social y afecta también a los superricos hombres de mediana edad.

Sus habilidades haciendo de alcahueta para individuos de la élite le han ayudado a ganarse un hueco entre las personas más ricas del país

Como era de esperar, alguien ha hecho negocio de esta situación en que las posesiones y estatus social no son en absoluto suficiente atractivo como para que una mujer quiera casarse con alguno de estos varones millonarios. Gracias a la misma, Lara Asprey, de 33 años, se ha convertido en una de las personas más influyentes en la toma de decisiones de la alta sociedad británica. Al menos en lo que respecta a decir el 'sí, quiero'.

Conocida entre los más exquisitos círculos como Lady Lara, sus impresionantes habilidades haciendo de alcahueta para individuos de la élite le han ayudado a ganarse un hueco entre las personas más ricas del país, por lo menos en las bodas y eventos matrimoniales surgidos de su brillante arte para encontrar a la carta a la persona adecuada para el aspirante a esposo.

Quién quiere casarse con mi hijo madurito

En un momento en el que abundan los portales 'online', las redes sociales y las 'apps' para encontrar pareja, casi parece absurdo que alguien gaste cientos de euros en una tradicional agencia matrimonial para encontrar a su media naranja, y mucho menos miles en que una persona concreta se dedique a jugar a ser Cupido.

Pero Lara lo ha conseguido. La autora del éxito 'The Very British Rules of Dating' (So Vain Books), acaba de revelar a los principales diarios británicos cuáles son sus estrategias, y 'The Daily Mail' no podía ser menos. “Gracias al boca-oreja, el nombre de Asprey está muy de moda en algunas de las oficinas más deslumbrantes de Londres, Nueva York y otras grandes ciudades. Las personas de la élite se ponen discretamente en contacto con ella y entonces comienza su misión”, relata Candida Crewe en el mencionado rotativo.

"Asprey, te necesito"

En cuanto recibe la llamada, se pone en marcha y acude a la urbe cosmopolita y al hotel de lujo donde la soliciten, como ocurrió la semana pasada con uno de sus últimos clientes: un millonario de unos 50 años que le pidió ayuda estando en Cannes: tuvo que ir en avión privado a pasar unos días con él, eso sí, a pensión completa. A partir de ese momento, como si de una Mary Poppins del matrimonio se tratase, Asprey se convierte en la sombra de los aspirantes a esposos que buscan mujer, desesperadamente.

“Le di un cambio de imagen completo. La mayor parte del tiempo mis clientes necesitan asesoramiento para conseguir estar listos para el día de la primera cita, y yo me encargo de todo”, explica la casamentera. Tras darse un paseo por las tiendas más exclusivas de la ciudad y ayudarle a actualizar su “bonito pero anticuado” fondo de armario, la experta procede a dar el siguiente paso: averiguar qué hace un chico cómo él en una situación como esta.

Hay un montón de tíos maravillosos por ahí. Las mujeres de 40 y 50 años solo tienen que saber dónde buscar

Tal y como asegura que le ocurre a menudo, se encontró con un hombre que ni era bajito, ni tenía sobrepeso ni evidenciaba ningún problema de calvicie. Al parecer, la mayoría de estos varones adinerados centran sus relaciones sociales en sus colegas de trabajo y amigos, y terminan por quedarse fuera de los circuitos de citas sin darse apenas cuenta.

No hay problema. Con un simple vistazo, Asprey es capaz de poner fecha al enlace de la boda. Está convencida de que pronto encontrará a su pareja perfecta, y, de hecho, así lo hace.

Cruzando perfiles exclusivos

Mientras las páginas convencionales de búsqueda de pareja pueden cotejar los datos personales, aficiones y gustos de miles de hombres y mujeres de todas las edades para ver con quiénes pueden encajar en milésimas de segundo, la agenda de Asprey es bastante más pequeña y solo incluye a varones millonarios y multimillonarios de entre 40 y 50 años.

En ella hay banqueros, gerentes y directores generales de grandes empresas, funcionarios públicos de alto rango, deportistas profesionales… Hombres con cuentas corrientes cargadas de cifras para gastar. Y, teniendo en cuenta que la tarifa por recibir los servicios de la experta durante seis meses ronda las 10.000 libras -unos 12.670 euros-, no les vienen nada mal.

Por lo general, suelen contactar con ella dos perfiles de hombres: los que aún no han tenido hijos por alguna razón y quieren conocer a alguien con quien formar una familia, y los que ya han sido padres con otra persona pero están interesados en volver a vivir un romance.

Asprey está convencida de que, contrariamente a la creencia generalizada entre las mujeres de que llegadas a cierta edad no van a encontrar pareja, “hay un montón de tíos maravillosos por ahí. Las mujeres solo tienen que saber dónde buscar”. Y dónde mejor que entre sus exclusivos y millonarios clientes.

Conciliación laboral para los millonarios, ya

“La vida es cada vez más difícil para los hombres exitosos de más de 50 años. Tienen un perfil profesional de gran valor, pero apenas vida privada. En un momento dado, quieren recuperarla y no saben cómo”, relata Asprey.

Vaya. Tantos viajes, reuniones, eventos, cenas y visitas al club de campo les dejan sin tiempo para conocer a la mujer de sus vidas y acaban olvidando cómo se hace eso de flirtear. Claro que hay alguien que les puede ayudar: ella. “No son necesariamente extrovertidos. Pueden estar acostumbrados a participar en conversaciones en las que hay ofertas de 1.000 millones de libras en juego, pero cuando se trata de amor, son tímidos”, nos presenta la experta.

Señoras, que no mujercitas

Superricos a los que no les basta con las jovencitas guapas y jóvenes. Asprey pone como ejemplo a un empresario megarrico de 55 años -“guapo, encantador e increíblemente intelectual”-. al que presentó hace unos meses a una chica rusa de 32 años que trabajaba en la industria hotelera. “Ella no tenía educación universitaria ni una perspectiva internacional”, dato que Asprey subraya, “así que antes de la segunda cita él me dijo lo que yo ya sabía desde el principio: que nunca podría ir a ninguna parte con una mujer así y que no podía imaginarse estableciéndose con ella como pareja”.

Sin plantearse por qué la casamentera le había hecho perder el tiempo con alguien inapropiado a sus objetivos vitales, el millonario acudió a la segunda velada preparada por la famosa celestina: “Concerté una nueva cita con una mujer fuera del rango de edad que él había marcado -de 46 años-, decoradora de interiores y con mucho 'glamour'. Tenían muchas cosas en común y se sintieron a gusto desde el primero momento. Ya llevan saliendo juntos desde hace varios meses”.

“Suelen pedir mujeres de 30 a 40 años respondiendo a un deseo visceral, pero pronto se dan cuenta de que no tienen nada en común con las chicas más jóvenes”, asegura Asprey, quien conoce historias similares a la anterior a raudales.

Mujer blanca busca ¿millonario?

“A muchos de estos hombres no les importa que las mujeres hayan pagado o no tanto como ellos, tienen dinero más que suficiente en su cuenta como para preocuparse por eso”, explica Asprey, quien reconoce que no todas las mujeres de su lista son igual de adineradas ni pagan esa poco económica cuota de más de 16.000 euros por semestre, pero no duda en invitarlas a sus eventos.

Le interesa más encontrar perfiles femeninos intelectuales, con una mente abierta, que entiendan las complejidades de la vida familiar. “Hoy en día hay muchas mujeres de 40 y 50 años que están físicamente fabulosas, así que a ellos no les importa saber la edad que realmente tienen. Les gusta que sean independientes y tengan su propia vida y amigos, pero quieren evitar a las 'busconas' a toda costa”, continúa.

A muchos hombres no les importa que las mujeres hayan pagado o no, tienen dinero más que suficiente en su cuenta como para preocuparse por eso

Asprey asegura ser muy selectiva con los miembros que entran en su red: les entrevista durante 90 minutos y les recuerda el clásico "si encuentras algo mejor y más barato, no dudes en comprarlo", animándoles a que prueben también con otras herramientas si quieren. Está convencida de que al final, el 'sí, quiero' saldrá de sus presentaciones.

“Una mujer de unos 50 años contactó conmigo completamente desilusionada. Me dijo que ya no podía más, estaba divorciada y su matrimonio había sido realmente infeliz, con vaivenes y problemas durante cinco largos años. Entonces vino a una de mis fiestas y conoció a un exitoso productor de televisión. Ahora viven felices y lo harán para siempre”, asegura Asprey. Lo que no queda claro es si también comen perdices, pero está claro que habrán podido formar un nidito lleno de comodidades y, muy probablemente, sin muebles de Ikea.

Ella, vestida de blanco con traje de encaje y un ramo gigante de flores silvestres. Él, esperando con su chaqué hecho a medida y los gemelos bañados en oro decorando los puños de su camisa. Familiares por doquier ataviados con pamelas y pajaritas. Una orquesta tocando de fondo un vals -mejor dicho, EL vals- y cientos de móviles retransmitiendo en directo la estampa.

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