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Robbins, el 'coach' de los multimillonarios explica cuál es su truco para llegar tan lejos
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Robbins, el 'coach' de los multimillonarios explica cuál es su truco para llegar tan lejos

"A quien buen árbol se arrima..." Hay buenas razones por las que deberíamos alternar con personas con más dinero que nosotros si nuestra pretensión es llenarnos los bolsillos

Foto: ¿Cómo lo ha hecho? (iStock)
¿Cómo lo ha hecho? (iStock)

Muchas veces, las opiniones más inocentes nos permiten leer entre líneas y asomarnos, un poco, al verdadero funcionamiento de las cosas. No hace falta que a alguien se le vaya la lengua: en muchas ocasiones es suficiente con decir lo que se piensa para comprobar cómo ciertos mecanismos se perpetúan hasta el infinito, a veces reempaquetados y vendidos en forma de libro de autoayuda.

Un buen ejemplo es el consejo que Tony Robbins, el considerado como 'coach' de los multimillonarios, ha dado en el podcast de Lewis Howes 'The School of Greatness', y que a su vez ha sido recogido en 'Business Insider'. Robbins, autor de grandes éxitos como 'Poder sin límites: la nueva ciencia del desarrollo personal' (Clave) o 'Controle su destino: despertando el gigante que lleva dentro' (Clave), ha trabajado codo con codo con personalidades como Bill Gates, de las que afirma que ha aprendido mucho. No cabe duda: según su historia personal, pasó de crecer en un entorno desfavorecido a poseer un patrimonio de unos 440 millones de dólares.

Los millonarios piensan de forma diferente a la clase media sobre el dinero, y hay mucho que se puede ganar estando en su presencia

La frase pronunciada por Robbins es “aquel con quien pasas tu tiempo es en quien te conviertes”. Apenas once palabras que dice mucho de la forma de vida y la ideología de los más adinerados. Por una parte, señala algo innegable: que los multimillonarios no alternan con personas de clase media o baja, salvo que los hayan conocido durante su infancia o adolescencia. Pero por otra, en forma de receta mágica, también sugiere cómo puede hacerse alguien rico: básicamente, alternando con otros ricos. Trepando, podría añadir alguien con muy mala fe.

Escalón a escalón

El experto aseguraba que una de las claves para seguir escalando, pero también para seguir estando “hambriento” incluso una vez se ha conseguido un éxito moderado, es asociarse con gente tan ambiciosa como tú. En palabras del propio Robbins, “cuando empecé a aconsejar a todos estos multimillonarios, había una parte de mí que decía 'soy tan listo en ciertas áreas como tú'. Así que tengo que subir mi apuesta aún más… Pasa tiempo donde mejor te venga y las cosas terminarán viniendo a ti”.

Obviamente, no es el único que piensa de dicha manera. Ocurre algo muy semejante con T. Harv Eker, el autor de 'Los secretos de la mente millonaria' (Sirio), cuyas palabras también son recogidas por 'Business Insider': “La gente exitosa mira a otra gente exitosa como una manera de motivarse. Los ven como modelos a los que imitar. Se dicen: 'si ellos pueden, yo también'”. Eker es uno de los grandes motivadores de EEUU –aunque nació en Canadá–, especialmente gracias a su concepto de “mente millonaria”, que explica la relación que los ricos mantienen con el dinero y que, en su opinión, es muy diferente a la del resto de los mortales.

Las claves para el éxito de Tony Robbins.

Más allá de la simple motivación (“¡quiero ser como tú!”), alternar con gente exitosa y de dinero puede producir cierta mímesis, como también añade Steve Siebold, el célebre hombre hecho a sí mismo y autor de 'How Rich People Think' (London House Press): “Exponerte a gente que es más exitosa que tú tiene el potencial de expandir tu pensamiento y catapultar tus ingresos… La realidad es que los millonarios piensan de forma diferente a la clase media sobre el dinero, y hay mucho que se puede ganar estando en su presencia”.

Desde luego, su acercamiento es un tanto más pragmático: alternar con la clase privilegiada no solo nos permite aprender de ellos, sino también dar un importante paso a la hora de convertirnos en uno de ellos. En parte, porque los terminamos emulando, pero sobre todo, porque nos permite hacer contactos.

El elitismo del pícaro

En cierta forma, es la estrategia del Pequeño Nicolás, que consiguió alternar con lo más granado del país a base de echarle cara. También, el arribismo del trepa, como Georges Duroy, el protagonista de 'Bel Ami' de Guy de Maupassant: alternar con los más ricos termina convirtiéndose por ellos no por ósmosis, sino simplemente, porque las personas tendemos a hacer negocios (o a confiar) con nuestro entorno más inmediato.

Tu patrimonio refleja el nivel de tus amigos… Nos convertimos en la gente con la que nos asociamos

El reportaje lo admite cuando recuerda que a menudo se ha considerado como “elitista” pensar que “las amistades pueden tener una gran influencia en tu éxito financiero, por lo que convertirte en amigo de los poderosos podría ayudarte a hacerte rico”. Aunque advierte que ello no debería llevarnos a “abandonar a tus amigos de ingresos medios por obtener dinero” (gracias, 'Business Insider'). La frase de Siebold que cierra el artículo resume bien esta realidad que pocos se atreven a aceptar: “En la mayor parte de los casos, tu patrimonio refleja el nivel de tus amigos más cercanos… Nos convertimos en la gente con la que nos asociamos, y esa es la razón por la que los ganadores atraen a ganadores”.

Pero esta receta para el éxito puede interpretarse también como una señal de que la meritocracia no funciona. Que nuestro patrimonio refleje el de nuestros amigos, ¿no quiere decir que la élite y las clases altas tan solo se relaciona con personas como ellos, dejando fuera a los que provienen de otros entornos? Como ya hemos contado en otras ocasiones, es lo que ocurre, por ejemplo, a la hora de que los hijos de la élite consigan sus primeros trabajos: los mecanismos no expresos del sistema que consisten, básicamente, en ir a la misma clase, club de golf o universidad que otros como ellos, provocan un círculo vicioso del que son excluidos aquellos que no tienen dinero, o el arrojo de hacer amigos con la billetera rellena.

Muchas veces, las opiniones más inocentes nos permiten leer entre líneas y asomarnos, un poco, al verdadero funcionamiento de las cosas. No hace falta que a alguien se le vaya la lengua: en muchas ocasiones es suficiente con decir lo que se piensa para comprobar cómo ciertos mecanismos se perpetúan hasta el infinito, a veces reempaquetados y vendidos en forma de libro de autoayuda.

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