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Los autónomos como neosiervos: la realidad sobre el trabajo que te están ocultando
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los entrenadores personales son el ejemplo

Los autónomos como neosiervos: la realidad sobre el trabajo que te están ocultando

Un estudio académico analiza la creación de neosiervos en el mercado laboral de Occidente, entre los que figuran muchos 'freelances'. Y aventuran que en el futuro serán muchos más

Foto:  Ser tu propio jefe a veces significa convertirte en un neosiervo. (Pixabay)
Ser tu propio jefe a veces significa convertirte en un neosiervo. (Pixabay)

Los modelos laborales están cambiando, y las reformas que se promueven desde las instituciones internacionales, UE incluida, advierten de la necesidad de girar hacia modelos más flexibles que permitan a las empresas reclutar a sus empleados en el tiempo y la cantidad que precisen. Algunas figuras jurídicas, como el contrato de cero horas británico, en las que el empleado no tiene garantizados ni el salario ni las horas de trabajo, y que consisten en la disponibilidad permanente para ser llamados para las compañías y acudir a su puesto sólo los días y horas que se les demande, están perfilándose como las que los nuevos negocios, caso de Uber, propugnan.

Pero esta hiperflexibilidad no es algo del futuro, sino que ya está aquí. Freelances y autónomos, así como las personas que están apuntadas a muchas firmas de trabajo temporal, funcionan ya con este tipo de régimen de empleo, que los investigadores Geraint Harvey (Universidad de Birmingham), Carl Rhodes (Universidad Tecnológica de Sidney), Sheena J Vachhani (U. Bristol) y Karen Williams (U. Swansea) califican como 'Neoservilismo' en el estudio 'Neo-villeiny and the service sector: the case of hyper flexible and precarious work in fitness centres', donde trazan un paralelismo entre los siervos de la Edad media y los neotrabajadores de la presente.

Paso 60 horas por semana en el trabajo y sólo la mitad de ellas las dedico a los clientes. El resto consiste en estar por allí y darte a conocer

En el estudio, los investigadores analizan los casos de los entrenadores personales en los gimnasios y empresas de fitness como elemento que ejemplifica el modo de funcionamiento de los trabajadores hiperflexibles. Son profesionales que consiguen su sueldo de dos formas: o bien percibiendo una cantidad pagada por la empresa y otra de las clases que proporcionan a los clientes (de las cuales detraen un 65% que va a parar a la firma) o bien recibiendo su salario directamente de las personas a las que entrenan, en cuyo caso también abonan una comisión al gimnasio o, si no, les proporcionan servicios gratis. Pero esta nueva relación no sólo tiene que ver con el sueldo, sino con las maneras de articular los servicios que prestan y con el tiempo adicional que implican.

"Compras a la persona"

Alfie, uno de los entrenadores personales que participaron en el estudio, señala que esta forma de empleo requiere de mucha más dedicación que la estrictamente empleada en dar clase: “Paso 60 horas por semana en el gimnasio, y sólo la mitad de ellas las dedico al trabajo con los clientes. El resto consiste en estar por allí, hablar con la gente, darte a conocer”. Sally asegura que esa tarea de relaciones públicas es indispensable, ya que “la gente no compra el producto, compra a la persona. Si eres un buen entrenador personal, eres alguien accesible, te acercas a las personas que van al gimnasio y llegas a conocerlas, tendrás más negocio”. Son las interacciones las que generan trabajo, y no la valía técnica.

Puedes tener las aptitudes necesarias, pero si estás gorda no van a comenzar a entrenarse contigo

Joe está tan convencido de que esa es la fórmula para conseguir clientes que buena parte de su tiempo transcurre ofreciendo orientación no solicitada a los asistentes al gimnasio. “Ves a alguien utilizando un aparato y le corriges la postura diciéndole 'más vale que lo hagas de esta otra manera, porque si no voy a tener que llamar a una ambulancia'. Es con cosas así como comienzan a verte como un entrenador potencial”.

Además, los trabajadores del sector deben emplear un tiempo añadido en conseguir que su físico revele las bondades del entrenamiento. Como asegura Deirdre, “puedes tener las aptitudes necesarias, pero si estás gorda no van a comenzar contigo”. La idea es que los clientes vean en el cuerpo de los entrenadores aquello que querrían ser, y eso supone muchas horas de esfuerzo más.

Los neosiervos

De modo que a las tareas propias del oficio, se le suma el tiempo adicional para buscar clientes, los procesos de formación continuos y la inversión en relaciones públicas y capital simbólico; el resultado es un sueldo ajustado que además deben repartir cuando lo consiguen. Todos estos factores encajan en las cuatro características con lo que los investigadores definen a los neosiervos:

1. Dependen de una empresa y de los recursos que les proporcionan, ya sea porque les encargan trabajos, les contratan por horas o porque les permiten valerse de los espacios físicos o del capital simbólico de las mismas. El trabajador, no obstante, no suele percibir esta situación como un problema, porque les deja más tiempo potencial para realizar otras actividades, aun cuando sólo una pequeña parte de ellos pueda aprovecharlo.

2. Deben pagar algún tipo de renta a la organización con el fin de asegurarse la oportunidad de trabajo. El servicio que prestan será cobrado a un precio mayor por la empresa, del cual corresponderá sólo una parte al trabajador, o bien pagará un alquiler o participará gratis en actividades provechosas para la firma.

Esta mano de obra se caracteriza por la alta rotación, la baja cualificación y el escaso nivel de compromiso y eso termina afectando mucho a la calidad

3. Sufren una elevada inseguridad debido a la falta de un resultado garantizado de su trabajo. Están inmersos en una relación contractual que se caracteriza por la inseguridad salarial en la medida en que no hay ningún ingreso fijo. La firma sólo asegura al trabajador una oportunidad para autogenerar sus recursos.

4. Deben participar en un extenso trabajo no remunerado y especulativo que no garantiza los ingresos, pero que son altamente beneficiosos para la organización.

Los neosiervos que vienen

Estas son las características del trabajo hiperflexible, cada vez más frecuente y más demandado por las empresas. Parte del sector minorista, especialmente en el área textil, el elevado número de autónomos que funcionan de este modo y una serie de profesionales falsamente empleados por cuenta propia están involuntariamente acogidos a este modelo. Además, se trata de un sector creciente, y muchas de las prescripciones que se ofrecen para mejorar los niveles de empleo desde muchas instituciones aluden a esta fragmentación del trabajo que permite mantener las prestaciones con costes menores. La sostenibilidad a largo plazo de estas estrategias empresariales está muy cuestionada, ya que esta mano de obra se caracteriza por la alta rotación, la baja cualificación y el escaso nivel de compromiso y eso termina afectando a la calidad en la prestación de servicios, pero no parece que vaya a afectar a su demanda, más al contrario. Y máxime cuando las firmas están proponiendo esta hiperflexibilidad como forma de promover el espíritu empresarial entre los propios trabajadores, aseguran los investigadores, quienes alertan de que este 'neoservilismo' posee muchas opciones de desarrollarse a mayor escala.

Los modelos laborales están cambiando, y las reformas que se promueven desde las instituciones internacionales, UE incluida, advierten de la necesidad de girar hacia modelos más flexibles que permitan a las empresas reclutar a sus empleados en el tiempo y la cantidad que precisen. Algunas figuras jurídicas, como el contrato de cero horas británico, en las que el empleado no tiene garantizados ni el salario ni las horas de trabajo, y que consisten en la disponibilidad permanente para ser llamados para las compañías y acudir a su puesto sólo los días y horas que se les demande, están perfilándose como las que los nuevos negocios, caso de Uber, propugnan.

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