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'Ociofobia', la razón psicológica por la que eres incapaz de disfrutar estas vacaciones
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Y no es la vuelta al pueblo

'Ociofobia', la razón psicológica por la que eres incapaz de disfrutar estas vacaciones

Llevas meses planeando tus días de descanso y sabes perfectamente dónde, cuándo y cómo irás a comer, pasear, hacer actividades... Entonces, ¿por qué no te lo pasas bien?

Foto: Madre mía, quién diría que están en Roma a pensión completa. (iStock)
Madre mía, quién diría que están en Roma a pensión completa. (iStock)

Cogerás el coche cuando salgas de trabajar. Antes de salir a la carretera pararás a repostar y a limpiarlo (como si no se te fuese a ensuciar en el viaje). Calculas hacer una parada a las dos horas de recorrido en aquel bar que te recomendó tu primo para retomar la marcha y llegar a destino antes de que anochezca. Cena en el restaurante típico de la zona (donde reservaste hace varias semanas) y a la cama pronto que mañana a las 09:10 sale el bus para la excursión a los pueblos de la cercanía que incluye, por un precio estupendo porque lo contrataste con una antelación años luz: comida rural, paseo a caballo, paracaidismo, escalada, clase exprés de macramé y bailes regionales. ¡Y mañana más!

Qué te transmite todo un plan organizado: ¿vacaciones bien aprovechadas o el infierno en vida?

Está claro que vas a pasar unos días de descanso fantásticos. Pero, entonces ¿por qué tienes esa cara de tristeza, agobio y malestar? Científicos de la Universidad de Washington en San Luis han analizado 13 amplios estudios sobre los comportamientos humanos ante el tiempo de ocio y han detectado el verdadero problema por el que muchas personas no son capaces de disfrutarlo. Y la culpa es precisamente de ellas mimas, aunque no lo sepan.

¿La hora feliz?

Retomemos el primer párrafo del artículo. Qué te transmite todo ese plan: ¿vacaciones bien aprovechadas o el infierno en vida? Son muchos quienes temen los días festivos de Navidad o Semana Santa porque están directamente relacionados con tediosas visitas familiares y quehaceres poco, digamos, relajantes. Pero, ¿qué les pasa a esas personas que se amargan en su tiempo de ocio, sea cual sea la fecha? ¿Están locos?

El problema, tal y como explican las expertas en 'Time', es que organizan tanto su ocio que acaban estresados. Está bien tratar de amortizar al máximo los días libres, pero como aseguran las investigadoras, “tenemos que asumir que el tiempo libre no tiene por qué estar programado”.

Los que habían previsto ir a ver esa película con antelación disfrutaron mucho menos del visionado

Establecer una hora concreta o un día a la semana para nuestro descanso es una mala idea. Al menos así lo creen después de haber analizado estudios como aquel en el que pidieron a un personas que tratase de recordar la última película que habían visto para después valorarla. Los que habían previsto ir a ver esa película con antelación disfrutaron mucho menos del visionado.

“Fijar una fecha y hora específica para actividades recreativas hace que el tiempo de ocio sea mucho menos agradable”, asegura Selin Malkoc, profesora asociada de marketing de la Universidad de Washington y coautor de la investigación: “Los ratos libres, una vez programados, se convierten en un trabajo más. Como resultado, las personas se sienten menos excitadas e incluso resentidas cuando ven que se aproxima la tarea planificada. Quizás lo más importante sea gozar del ocio en sí más que de la actividad seleccionada”.

No sabes disfrutar

Malkoc y la doctora Gabriela Tonietto, coautora del estudio, encontraron que esa falta de entusiasmo con los planes organizados se daba también en otras actividades tan simples como disfrutar cada día de la misma hora para tomar café, excursiones planificadas al dedillo o, incluso, una prueba de conducción con coche de alta gama, que de tenerse en mente desde días atrás, pierde su gracia.

Obligarte a pasártelo bien porque, según tu estricta agenda, así es como toca en ese preciso instante, no va a hacer que te partas de la risa. Sea el que sea el plan que tuvieses en mente.

Quita esa cara de amargura porque no está todo perdido: podemos hacer que el tiempo de ocio sea realmente agradable si estructuramos menos los planes. Malkoc sugiere que en lugar de tomarnos de 14:30 a 15:00 lo cambiemos de hora o de lugar y nos adaptamos a lo que surja. “Cuando improvisamos planes o los abordamos de una manera menos específica lo pasamos mejor. La clave está en dejar de ver el ocio como una obligación más”, asegura la experta.

Cogerás el coche cuando salgas de trabajar. Antes de salir a la carretera pararás a repostar y a limpiarlo (como si no se te fuese a ensuciar en el viaje). Calculas hacer una parada a las dos horas de recorrido en aquel bar que te recomendó tu primo para retomar la marcha y llegar a destino antes de que anochezca. Cena en el restaurante típico de la zona (donde reservaste hace varias semanas) y a la cama pronto que mañana a las 09:10 sale el bus para la excursión a los pueblos de la cercanía que incluye, por un precio estupendo porque lo contrataste con una antelación años luz: comida rural, paseo a caballo, paracaidismo, escalada, clase exprés de macramé y bailes regionales. ¡Y mañana más!

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