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Cuatro rasgos físicos que ayudan a un hombre a ligar mucho más
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Cuatro rasgos físicos que ayudan a un hombre a ligar mucho más

No todos podemos presumir de un físico perfecto, pero hay muchas cosas que se pueden hacer para mejorar nuestro atractivo. Y no hablamos de pasar por el quirófano

Foto: Que sí, que sí, que estás guapísimo. (iStock)
Que sí, que sí, que estás guapísimo. (iStock)

Se suele decir que la belleza es subjetiva, y una persona que resulta apetecible para unos puede resultar indiferente para otros. Nuestra capacidad para ligar no sólo está determinada por nuestro atractivo físico, también influyen nuestro gestos, nuestra imagen personal y, claro está, las circunstancias. Pero es difícil luchar contra la biología.

Cuando vemos a otra persona el cerebro determina de inmediato su atractivo siguiendo unos criterios que no varían tanto como creemos y que, en gran medida, vienen determinados por preferencias meramente reproductivas. Nos gustan las personas fértiles, con buenos genes y un sistema inmune bien preparado. Y es el aspecto de las personas que cumplen esos requisitos el que nos gusta, aunque no nos paremos a pensarlo.

No hablamos de usar colorete o rimel, sino de seguir una serie de cuidados personales básicos, que muchos hombres descuidan

A los hombres les gustan las mujeres con grandes pechos, cintura estrecha, buenas nalgas, labios grandes, mandíbula pequeña y barbilla estrecha. A las mujeres les gustan los hombres con mandíbulas pronunciadas, pómulos bien marcados y un peso correcto. Esto es lo que se conoce como el atractivo estático: esto es, la parte 'a prori' inalterable de nuestra belleza.

Pero el ser humano se caracteriza por haber aprendido a alterar la naturaleza, y hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar nuestro atractivo, y no hablamos sólo de pasar por el quirófano. Ya lo decía Charles Baudelaire en su 'Elogio del maquillaje': “Pasen revista, analicen todo lo que es natural, todas las acciones y deseos del hombre natural puro, no encontrarán más que horror. Todo lo que es noble y bello es el resultado de la razón y del cálculo (…). Importa poco que los ardides y el artificio sean conocidos por todos si el éxito es seguro y el efecto siempre irresistible”.

Elogio del cuidado personal

Aunque Baudelaire dedicaba su famoso ensayo a las mujeres, no cabe duda de que los hombres pueden también tomar medidas para resultar más atractivos. Y no hablamos de usar colorete o rimel, sino de seguir una serie de cuidados personales básicos, que muchos descuidan como si el aseo masculino sólo existiera para cumplir con las necesidades fisiológicas básicas.

Moira Lawler ha señalado en 'Men´s Health' qué cinco rasgos físicos son especialmente importantes para las mujeres al valorar el atractivo de un hombre. Un error en alguno de estos campos puede ser fatal.

1. Estar bien afeitado

El vello puede ser atractivo en aquellas partes donde estamos acostumbrado a verlo, pero resulta muy desagradable si aparece en zonas en las que no debería estar, como la nariz, la oreja, la espalda o el entrecejo. Según una encuesta elaborada por 'Women´s Health', las mujeres prefieren charlar con un tipo al que le huele el aliento que hacerlo con alguien a quien le sobresale pelo de las fosas nasales.

Pero lo peor de todo es el vello del cuello, del que todas las mujeres se percatan, pues es indicativo de que no pisas la peluquería. Ten cuidado con este detalle, sobre todo si tienes el pelo largo, pues puede quedar oculto bajo tu lacia coleta.

También debemos tener cuidado con la barba. Si está bien cuidada puede resultar atractiva, pero según una una investigación realizada por Barnaby J. Dickson y Paul L. Vasey, el vello facial puede ser un signo de distinción social pero, a su vez, envejece, un rasgo que echa para atrás a muchas mujeres (sobre todo si ya tienes una edad).

2. Cuida tus dientes

Aunque el oscurecimiento de los dientes es un proceso natural del que no se libra nadie, a todos nos gusta tener los dientes blancos. Según un estudio reciente publicado en la revista 'PlosOne', tanto los hombres como las mujeres se sienten más atraídos por las personas con una dentadura más blanca. Esta preferencia llega a afectar incluso a nuestro trabajo: los candidatos a un puesto con los dientes blancos tienen más posibilidades de ser contratados que aquellos con los dientes amarillentos.

Ni que decir tiene que para mantener una dentadura atractiva debemos cepillarnos los dientes a diario, pero llegados a una edad el tono de nuestros dientes se va volviendo amarillo y, si queremos tener una sonrisa verdaderamente cautivadora no nos quedará a otra que recurrir un tratamiento estético de blanqueamiento.

3. No descuides las uñas

No hace falta que te hagas la manicura todas las semanas, pero ten en cuenta que todas las relaciones personales y profesionales empiezan con un apretón de manos, y no conviene que tus uñas llamen la atención.

Procura que no estén demasiado largas y, si eres de esos que no paras de mordértelas, trata de acabar con el hábito cuanto antes. No sólo es desagradable ver a alguien hacerlo (y seguro que lo haces todo el rato sin darte cuenta), además es imposible que tus uñas queden perfectamente recortadas a base de mordiscos.

4. Usa perfume (pero con moderación)

Muchos hombres siguen sin acercarse a los perfumes y, quizás debido a su inexperiencia, muchos de los que deciden hacerlo utilizan mal las fragancias. Una nota de perfume puede resultar muy atractiva en las mujeres, pero si nos pasamos estaremos llamando demasiado la atención.

El perfume sólo deben olerlo las personas que se acercan mucho a ti, esto es, aquellas que entren en el círculo que formas al extender tus brazos. Y esta regla se excede siempre que nos echemos más de tres aplicaciones del espray.

Más difícil es escoger la fragancia adecuada. Si no tienes claro qué va contigo pide consejo femenino y, antes de embadurnarte en un olor que no te convence, déjate asesorar.

Se suele decir que la belleza es subjetiva, y una persona que resulta apetecible para unos puede resultar indiferente para otros. Nuestra capacidad para ligar no sólo está determinada por nuestro atractivo físico, también influyen nuestro gestos, nuestra imagen personal y, claro está, las circunstancias. Pero es difícil luchar contra la biología.

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