Un insider de Goldman cuenta cómo vestirte para que no piensen que no tienes clase
“Las camisas de cuello Oxford y con bolsillos son para simpatizantes de Bernie Sanders”, indica el trabajador. Estos son sus consejos para aparentar tener estilo
“Un hombre en traje siempre está guapo”. Esta frase ha hecho mucho daño a la forma de vestir masculina. Ni todos los trajes son bonitos ni quedan bien a todo el mundo. Eso por no hablar de las combinaciones. Coger esa camisa brillante de nochevieja, la corbata heredada, la americana que no se puede abotonar porque es pequeña y el pantalón con dos remiendos no solo no es elegante, sino que es una auténtica horterada.
Creer que por vestir de etiqueta vamos a ser tan elegantes como Roger Moore en 007, nos puede convertir en una especie de macedonia textil, si no tenemos un mínimo cuidado. Está claro que para el tío Paco, que solo viste de traje obligado por las cenas familiares, posiblemente, no sea relevante, pero para todo aquel que por sus obligaciones o necesidades laborales tenga que tener cuidado con su vestimenta, este es un aspecto de vital importancia.
En entornos laborales como el de las finanzas o la consultoría, la imagen es algo básico. Cada profesional debe cuidar al máximo su físico, puesto que, aunque parezca una frivolidad, el éxito de su carrera va a depender en gran medida de lo que sea capaz de proyectar. Un artículo de ‘Business Insider’ recopila una serie de consejos habituales entre los trabajadores de Goldman Sachs para evitar parecer un comercial de los años 90 y potenciar al máximo nuestro aspecto físico.
Un traje clásico
Lo estrambótico, para las fiestas de disfraces y la Movida Madrileña, pero a la hora de ponerse un traje es preferible apostar por lo clásico: americanas de dos botones, con solapa de muesca y tonalidades oscuras, grises y marinos. Como mucho puede probarse un diseño con discretas rayas, pero no más. Un traje llamativo se recuerda con demasiada facilidad y cada vez que lo vistamos parecerá que nos lo ponemos siempre.
Sea cual sea nuestro presupuesto, lo que nunca podemos hacer es un cutre dobladillo a las mangas o el bajo del pantalón
Las tonalidades marrones están totalmente prohibidas, así como los trajes cruzados para el día a día. Por otro lado, si nuestra economía nos lo permite, siempre es interesante poder adquirir algún traje a medida. Es caro, pero también es abismal la diferencia entre el diseño genérico de una gran cadena y una prenda única confeccionada por un sastre. Eso sí, sea cual sea nuestro presupuesto, lo que nunca podemos hacer es un cutre dobladillo a las mangas o el bajo del pantalón. Si el traje nos queda grande por algún lado, la solución pasa por un pequeño arreglo en un buen cosetodo y no por chapuzas caseras.
Camisa y corbata
Una camisa para lucir tiene que estar cuidada, por lo que además de lavarlas, secarlas y plancharlas correctamente, también conviene vigilar su estado para retirar aquellas que ya están desgastadas y renovar el fondo de armario. Otro útil consejo, especialmente para los hombres que sudan, es utilizar una –buena– camiseta interior, ya que, además, de ser cómoda y de proteger a la camisa del sudor y olor corporal, también aumentará la vida útil de esta, al ralentizar su desgaste.
Siempre son útiles las camisas que pueden llevarse para vestir y de sport, pero nunca debe ponerse corbata en las de cuello abotonado: “Las camisas de cuello Oxford y con bolsillos son para simpatizantes de Bernie Sanders”, indica el artículo. Parece que el rompedor candidato demócrata no es muy querido en el mundo de las finanzas. Para dar un toque de originalidad a nuestras camisas podemos optar por un pequeño motivo personalizado. Bordar las camisas con nuestras iniciales es un detalle que marca la diferencia.
Respecto al nudo de la corbata existen infinitos trucos, pero el medio Windsor es apostar a lo seguro. Y cuidado con las mezclas. Si la camisa es lisa, puede buscarse una corbata con motivos, pero si es de rayas, mejor una corbata sencilla y lisa. Extravagancias las justas.
Calzado
Si en el resto de apartados no es tan importante el dinero, en los zapatos cambia por completo. Siempre hay que vestir un buen calzado y, por norma general, esto suele significar rascarse el bolsillo. Para ver el estilo de una persona, solo hace falta fijarse en sus zapatos. Alguien que se preocupa por su vestimenta cuidará al máximo esta faceta y, bajo ningún concepto, compraría unos toscos zapatos de mala calidad. Unos buenos zapatos lucen lo mismo, o más, que una camisa y, además, su vida útil es mucho más prolongada.
Por último, respecto a los calcetines, y a pesar de que estén tan de moda los colores histriónicos, lo más recomendable es comprar numerosos calcetines negros y cambiarlos todos a los pocos meses, cuanto comiencen a estar algo desgastados.
Complementos
Además de vestir correctamente, el resto también debe acompañar. La mochila puede resultar muy sugerente en el caso de un profesor universitario que viste vaqueros, americanas con coderas y que va cada mañana a dar a clase en bicicleta. Sin embargo, para un hombre trajeado el mejor complemento es una buena bolsa de cuero, que además de ser elegante nos puede durar para toda la vida. Nada de llevar bultos en la espalda que nos hagan sudar.
Los vaqueros son los pantalones casual por antonomasia y deben acompañarse con camisetas sencillas o camisas
Respecto al reloj, también es preferible evitar estridencias, un diseño sencillo, con una esfera grande y, si podemos, de marca. Ocurre lo mismo que con el maletín, el gasto inicial es enorme, pero si lo cuidamos bien el reloj lo podrán heredar nuestros hijos. Aunque claro, no siempre sobran unos miles de euros en el bolsillo para comprarse un Rolex o un Tag Heuer.
Por último, respecto a asuntos menos tangibles, conviene destacar el aseo personal. Aparte de cuidar la línea y hacer ejercicio, hay una serie de detalles que son esenciales, como el olor y el cuidado facial. Está claro que las colonias están para usarlas, pero con moderación. El objetivo de una fragancia es potenciar el buen olor, no que se nos huela en cincuenta metros a la redonda. Con un par de gotas es más que suficiente. Y, para los que tengan complejo de machotes, que se dejen de tonterías y comiencen a utilizar crema hidratante facial, que piel solo tenemos una y hay que cuidarla.
Fuera del trabajo
La imagen también hay que cuidarla fuera del horario laboral, donde tenemos que demostrar que también sabemos vestir de sport. Los vaqueros son los pantalones casual por antonomasia y deben acompañarse con camisetas sencillas o camisas, nunca de manga corta y cuidado con el contexto en el que se lleven por fuera del pantalón. Respecto a la ropa deportiva, abre el armario y tira de inmediato las mallas y los pantalones piratas. La rodilla es una barrera que no debe traspasarse en la ropa deportiva.
“Un hombre en traje siempre está guapo”. Esta frase ha hecho mucho daño a la forma de vestir masculina. Ni todos los trajes son bonitos ni quedan bien a todo el mundo. Eso por no hablar de las combinaciones. Coger esa camisa brillante de nochevieja, la corbata heredada, la americana que no se puede abotonar porque es pequeña y el pantalón con dos remiendos no solo no es elegante, sino que es una auténtica horterada.