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"Estaba en una empresa y lo dejé para ser una actriz porno. Y es genial"
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GANÓ 300 EUROS EN 3 HORAS DE WEBCAM

"Estaba en una empresa y lo dejé para ser una actriz porno. Y es genial"

Siempre fue la niña perfecta y estudiosa, pero algunas veces las ovejas se escapan del rebaño. A ella le gustaba demasiado "gustar" y ganar montones de dinero con ello

Foto: El paso más importante de su vida lo dio con tacones de aguja. (Instagram)
El paso más importante de su vida lo dio con tacones de aguja. (Instagram)

Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes, pero Alix Lynx donde quería ir era a California. Porque allí ser rubia y tener una buena delantera no te convierte en una tonta; las mujeres californianas, las actrices porno sobre todo, tienen, como decía Melanie Griffith, un cuerpo para el pecado y una mente para los negocios.Y ella tenía ambas cosas.

No estaba en sus planes dedicarse al porno, o mejor dicho en los de su madre, que esperaba que la estudiante modélica, la gimnasta, la favorita de papi y de los profesores tuviese un futuro brillante, es decir, convencional. “Tuve una buena infancia. Lo cuento porque la gente piensa que las actrices porno tenemos un montón de lastre a nuestras espaldas, pero no fue mi caso”, escribe en 'Cosmopolitan'. Su infancia fue dulce y llena de premios: papá trabajaba en la Construcción, mamá, para el Gobierno, y ambos alentaban a sus hijos para que fueran buenos estudiantes y sobre todo explorasen su creatividad, y qué duda cabe que Alix lo hizo, aunque primero le tocó sacrificarse un poco, lo justo para darse cuenta de que los tópicos están bien si uno se dedica a vender suvenirs, pero no si se aspiraba a otra cosa. Lo supo cuando cumplió 16 años y descubrió 'Playboy', y pensó que no había visto mujeres más sexys y poderosas en su vida. “No era la típica adolescente promiscua. Perdí la virginidad a los 16 con mi novio del instituto; el sexo no era algo que me preocupase demasiado… Pero recuerdo que un día vi un documental sobre Playboy y supe enseguida que quería hacer del porno mi vida”.

Siempre quiso dedicarse al porno, pero cuando se lo explicó a su novio la amenazó con romper con ella si se le ocurría intentarlo

Obviamente, su vocación acabó convirtiéndose en un secreto que solo confesó a su novio de entonces y porque él, al menos en apariencia, parecía adorar el porno y a sus chicas. “Un día estábamos en su habitación y él tenía un póster de una 'pornostar' pegado en la pared. Me preguntó si me gustaba y le dije que sí, y añadió que la chica del póster era súper sexy y que seguro que ganaba un montón de dinero. Así que me lancé y le revelé mi secreto”, confiesa. Su novio del instituto reaccionó mal, la miró esbozando una mueca rara y le advirtió que la dejaría si ella se dedicase al porno. Alix trató de excusarse, todavía era muy joven para entender el tabú y la hipocresía de los hombres, de la sociedad, de todo contra lo que debería enfrentarse en un tiempo. “Fue la primera vez que tuve que callarme, así que decidí enterrar la idea en mi mente”, añade.

La verdad desnuda

“Debes ir a la universidad o acabarás sirviendo hamburguesas toda tu vida”, los consejos de su madre siempre estuvieron presentes en sus decisiones. Se graduó a los 18 y con buenas notas; se licenció en Comunicación y Cine un año antes que sus compañeros gracias a los cursos de verano que había realizado y a los 21 tenía una carrera, pero ni pajolera idea de lo que quería hacer con su vida. “Mientras estudiaba había trabajado como azafata y modelo promocional porque era guapa. Iba a los bares y a los centros de convenciones y promocionaba maquillaje o alcohol. Así que pensé que podría trabajar de lo mismo mientras trataba de encontrar un empleo real”, explica.

Convencida de que gracias a su cuerpo y a su férrea voluntad de hacer dinero no tendría muchos problemas en la vida, pero también sabiendo que debía ejercer una profesión que tuviera que ver con sus estudios y ese futuro brillante que su madre le había augurado, empezó a trabajar en una pequeña firma de Relaciones Públicas en la que poco a poco fue ascendiendo hasta que un buen día quebró y acabó en la calle.

“Tenía un máster en Social Media Marketing, así que logré un nuevo empleo en una empresa de moda como consultora, pero al cabo del tiempo ellos dejaron de pagarnos porque perdían clientes”, cuenta. Y entonces llegó la revelación, un amigo le comentó que estaba totalmente obsesionado con las webscams de sexo en Internet, donde las chicas ganaban muchísimo dinero solo por sentarse en sus habitaciones. De nuevo, el gusanillo pornográfico de Alix despertó y esa misma noche decidió comenzar a investigar. “No eran webs centradas en el sexo y el desnudo, necesariamente. Estaban más relacionadas con dar compañía, ayudar al hombre a escapar de la realidad”, dice y añade que tras pasar un rato intentando emular a aquellas mujeres –"Hola, Brat. ¿Cómo ha ido el día en el trabajo? ¿Jugamos a cartas? Vamos…, será divertido”–, se convenció de que podía intentarlo.

Sus conocidos descubrieron a qué se dedicaba por un vídeo viral donde aparecía enseñando a practicar sexo oral mientras se comía un helado

Un par de fotografías, un perfil y sus datos bancarios… En cuestión de minutos ya estaba flirteando con hombres y enseñándoles las tetas (sin mostrar la cara). “¡En tres horas gané más de 300 euros y al cabo de una semana, 800! Cuando acabé, pensé: ¿en serio voy a seguir haciendo esto? No fui a la universidad para convertirme en la chica de la webcam… Me resistí hasta que un día me levanté y decidí que había a dedicarme a lo que siempre me había apasionado, el porno”, proclama.

Un año después de convertir su habitación en un miniestudio y calentar virtualmente a hombres a cambio de buenas sumas de dinero, vivió un momento existencial. Supo que tenía 25 años, que la vida era corta y que tenía que dar un paso más en su carrera, así que envió fotografías a algunas agencias y de repente la telefonearon desde California para hacerle una entrevista. “Era la primera vez que viajaba sola y estaba asustada. Alquilé un coche y fui a conocer a mis futuras compañeras y a mi agente; me hicieron fotos, me llevaron a conocer gente y adoré cada minutó que pasé con ellos”, afirma.

La heredera de Hefner

No lo sabía demasiada gente, sin embargo, vivir del porno en el siglo XXI tiene sus inconvenientes. “Mi madre sabía lo de la webcam, aunque nunca se lo había dicho, pero el resto lo descubrió porque me vieron en un vídeo de YouTube”. En la imagen, Alix, de la que las madres de sus amigas siempre dijeron que era un 'cielo de niña', enseñaba a practicar sexo oral comiéndose un polo de hielo. El vídeo se hizo viral inmediatamente, llegando a los seis millones de espectadores en menos de una semana. “No puedo creer que hagas porno”, le escribían sus conocidos en Facebook, compartiendo el vídeo y etiquetándola.

Su familia tuvo que aceptarlo, al fin y al cabo era su hija. “No es que lo aprueben, pero me ven feliz. También me escriben otros vecinos y conocidos con mensajes de apoyo y preguntas sobre la industria”, asegura.

Tiemble California, y el mundo entero, porque Alix Lynx tiene un mensaje no apto para mojigatos: “Lo que haga es problema mío, pero pienso demostrar que uno puede conseguir lo que quiera. Mi vida no es solo el porno, yo voy a crear un imperio”.

Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes, pero Alix Lynx donde quería ir era a California. Porque allí ser rubia y tener una buena delantera no te convierte en una tonta; las mujeres californianas, las actrices porno sobre todo, tienen, como decía Melanie Griffith, un cuerpo para el pecado y una mente para los negocios.Y ella tenía ambas cosas.

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