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Los tres grandes secretos para llegar a la madurez joven y delgado
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Los tres grandes secretos para llegar a la madurez joven y delgado

Todavía no podemos controlar el tiempo, pero sí cómo nos afecta. Envejecer de forma prematura o disfrutar del proceso depende de que sigas estos consejos

Foto: El deporte es combustible para cuerpo y mente. (iStock)
El deporte es combustible para cuerpo y mente. (iStock)

Cuando somos jóvenes nos creemos eternos. La vejez, decimos, es algo que les ocurre a otros, a nuestros padres, por ejemplo. Y vivimos vorazmente, con el deseo de experimentarlo todo, de llevar a nuestro cuerpo hasta el límite. No obstante, todos llegaremos a viejos, eso si tenemos suerte, y podemos hacer que el viaje sea más o menos corto; que a los cincuenta aparentemos setenta o diez años menos depende de lo bien o mal que tratemos nuestro cuerpo. Como para casi cualquier cosa en la vida también aquí existe la ley de la reciprocidad: “Tanto das, tanto te es devuelto”.

El doctor Frank Lipman cree que es posible retrasar la vejez todo lo posible, sin necesidad de brujerías, cruces de caminos ni rituales, y sin invertir un dineral en que nos corten y nos cosan la piel, o nos la escondan detrás de las orejas. Su método es muy sencillo, se puede practicar en casa, y ha publicado sus descubrimientos en libros como '10 Reasons You Feel Old and Get Fat And How you can Stay Young, Slim and Happy!' (2016).

No hay nada menos natural que un deterioro de nuestro cuerpo acelerado y no hay por qué aceptar que envejecer es enfermar y engordar

Pero antes de que desvelemos estos secretos a voces, ten algo muy presente: como explica Lipman en un artículo publicado en 'The Daily Mail', sólo el 2% de tu proceso de envejecimiento es hereditario, así que deja de excusarte en que tu abuelo o tu madre tenía achaques de bien joven y hazte responsable de ese 98% restante de tu propio destino. No hay nada menos natural que un deterioro acelerado de nuestro cuerpo y no hay por qué aceptar que envejecer es enfermar y engordar, o al menos a la velocidad de la luz. Así que toma buena nota…

Alimentarse para mañana

“La mayoría de nosotros creemos que el azúcar es el mal mayor de nuestra dieta y después viene la harina y la comida procesada. Pero el debate sobre qué tipo de hidratos de carbono son buenos para nosotros todavía sigue abierto y, de hecho, estoy convencido de que las harinas integrales no siempre son tan digestivas”, cuenta. El médico parte de la base de que cada cuerpo necesita una cantidad de hidratos para estar saludable y es imposible generalizar. “Los excesos son malos, tanto si te pasas comiendo donuts o quinoa”, añade y nos anima a aprender qué cantidad es la apropiada para nosotros, teniendo en cuenta que puede variar de un día a otro, e incluso de hora en hora. “Los días que hagas más ejercicio puedes tolerar más hidratos, pero la falta de sueño, el estrés y la edad bajan tu nivel de tolerancia”.

Para que reflexiones sobre la cantidad que deberías consumir para estar saludable, el médico propone que te hagas las siguientes preguntas:

1. ¿Sigues aumentando de peso aunque comas cereales integrales y fruta fresca?

2. ¿Te sientes cansado y pesado después de consumir hidratos de carbono?

3. ¿Te resulta complicado controlar la cantidad de azúcar e hidratos que ingieres?

4. ¿Tu peso fluctúa fácilmente? ¿Y tu nivel de energía durante el día?

5. ¿Te sientes débil o irritado cuando tienes hambre?

6. ¿El aumento de peso se te nota mucho más en la cara y el abdomen que en las caderas o piernas?

7. ¿Tiendes a comer más dulces o hidratos cuando estás ansioso, cansado o deprimido?

Según Lipman, si tres o más de tus respuestas han sido afirmativas puede que estés consumiendo más hidratos de carbono de los que tu sistema digestivo puede asumir y, en consecuencia, dando a tu cuerpo motivos para envejecer antes de tiempo. Pero, ¿por qué?

De acuerdo al experto, el problema reside en la insulina que tu organismo genera en respuesta al consumo de hidratos, que a su vez produce una reacción inflamatoria y te hace almacenar grasas; pero más allá de engordar, tiene otros efectos, incluyendo el acné, desequilibrios hormonales, problemas de memoria y dificultades para dormir. “Lo que primero deberías hacer es eliminar los dulces y las harinas blancas, si todavía forman parte de tu dieta. Si ya lo has hecho, intenta evitar todos los cereales, incluso los enteros, las legumbres secas y disminuye el consumo de fruta. Entonces, presta atención a cómo reacciona tu cuerpo...”, sugiere. Lo que propone Frank Lipman no es eliminarlos totalmente de nuestra dieta, sino que experimentemos con nuestro propio cuerpo para tratar de encontrar qué es lo que éste realmente necesita. Pero tengamos en cuenta que la alimentación no lo es todo y que un cuerpo cansado o que no practica ejercicio está más expuesto al rápido correr de la edad.

Moverte o envejecer

Mantenerse en forma y activo no tiene nada que ver con machacarte en el gimnasio, sino con “dar a tu cuerpo el movimiento que necesita para que tu cerebro esté en perfecta forma, prevenir la demencia y oxigenarte”, explica Lipman, además de que, por supuesto, practicar deporte nos desinflama y mejora nuestra salud a muchos niveles, reduciendo el riesgo de padecer un problema cardíaco o combatiendo los síntomas de la menopausia y la ansiedad. Como indica el experto, 30 minutos de actividad física diaria son suficientes para ejercitar cuerpo y mente.

Tener una actividad sexual saludable alarga la vida hasta seis años y reduce el riesgo de padecer numerosas enfermedades

E igualmente, otro tipo de gimnasia mucho más entretenida, el sexo, te mantiene joven, ayuda a quemar calorías y hace que se liberen hormonas como la testosterona o el estrógeno, que son parte del secreto de la juventud eterna de algunas personas y la felicidad que emana de ellas. Según un reciente estudio realizado por National Bureau of Economic Research, tener relaciones sexuales aporta el mismo nivel de felicidad que si ganases una paga extra de más de 83.000 euros. Casi nada… (y además no tienes que pagar impuestos).

Disfrutar de un orgasmo, dicen los expertos, combate el estrés y hace que tu umbral de dolor sea más alto, porque se generan endorfinas. Asimismo, esta 'pequeña muerte', como la llaman los franceses, es un agente antienvejecimiento natural: tener al menos 200 orgasmos al año te hace parecer seis años más joven, porque, más allá de la química, nos sentimos más atractivos y amados. Lipman también apunta un último beneficio: “los orgasmos fortalecen nuestro sistema inmunitario y reducen a la mitad el riesgo de padecer un derrame cerebral".

Mayor flexibilidad y juventud

Hemos hablado de alimentación y deporte, pero hay un factor importante que incluso los más concienzudos gimnastas a veces olvidan: los estiramientos. “Nuestros tendones, ligamentos y, sobre todo, la fascia, el tejido que envuelve todas las estructuras corporales, deben cuidarse para estar en buena forma y evitar los dolores y achaques de la edad.

Nos duelen las rodillas, sufrimos de las lumbares y las cervicales y, sin embargo, preferimos permanecer sentados gran parte del día en lugar de realizar ejercicios que liberen la tensión y estiren y tonifiquen nuestros músculos; un error que con los años nos pasará factura. Para combatirlo, Lipman recomienda dos grandes placeres que hacen bien a cuerpo y mente: la práctica del yoga y los masajes.

Así que si eres de los que piensan que pueden ignorar que tiene un cuerpo y llegar a la vejez sin parecer una momia, será mejor que cambies de actitud o que vayas encargando el sarcófago.

Cuando somos jóvenes nos creemos eternos. La vejez, decimos, es algo que les ocurre a otros, a nuestros padres, por ejemplo. Y vivimos vorazmente, con el deseo de experimentarlo todo, de llevar a nuestro cuerpo hasta el límite. No obstante, todos llegaremos a viejos, eso si tenemos suerte, y podemos hacer que el viaje sea más o menos corto; que a los cincuenta aparentemos setenta o diez años menos depende de lo bien o mal que tratemos nuestro cuerpo. Como para casi cualquier cosa en la vida también aquí existe la ley de la reciprocidad: “Tanto das, tanto te es devuelto”.

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