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Este comercial se acostó con más mujeres de las que soñaste y se hizo rico
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EL GRAN GATSBY DEL SEXO LIBRE

Este comercial se acostó con más mujeres de las que soñaste y se hizo rico

Que un ex vendedor calvo, panzudo y no muy alto tenga novias a mansalva y una esposa que le adora es solo una de las genialidades de este 'swinger' de negocios

Foto: Dicen que se parece a Dani DeVito, pero su vida sexual es mejor que la de Julio Iglesias. (Facebook)
Dicen que se parece a Dani DeVito, pero su vida sexual es mejor que la de Julio Iglesias. (Facebook)

“¡Ahora jugamos al 'Lavado de Coches'!", gritó a través de un megáfono un hombre de unos cincuenta años totalmente desnudo y sonriente. Estaba instalado en la piscina, donde habían unas decenas de parejas también desnudas, y las mujeres se afanaban por cubrir sus cuerpos húmedos con jabón y situarse en dos filas, a través de las que pasarían ellos para recibir un buen baño de burbujas. Cuerpo contra cuerpo. “Cambio de papeles. Es el turno de enjabonarlas a ellas. "¡Vamos, chicos, que queden brillantes!”, exhortó de nuevo a las parejas alojadas en Hedonism II, un lujoso 'resort' para 'swingers' situado en Jamaica.

Aquel hombre de la piscina, al que una vez una mujer comparó con Dani DeVito por su estatura, calvicie y panza prominente, era Jon Gross, una especie de Gran Gatsby del sexo poliamoroso y, a la sazón, director de Operaciones del Hedonism. Aunque, como él mismo reconoció a 'Boston Magazine' en un extraño encuentro aéreo, este paraíso del sexo libre es mucho más que un negocio rentable, una aspiración de situar un estilo de vida alternativo en el lugar que se merece. Porque movimientos como el 'swinger' o el poliamoroso cuentan cada vez con más adeptos y las parejas que suelen visitar el 'resort' en sus cinco o seis encuentros anuales están unidas no solo por un vínculo de carne y fluido, sino por lazos de amistad.

Conoció a su esposa en el instituto y tras décadas de matrimonio todavía se aman, aunque una larguísima lista de amigos haya pasado por su cama

“Tras el Huracán Sandy, una pareja de Texas fletó un camión con material de construcción y un generador y condujo hasta Nueva York para ayudar a otros miembros que había padecido la tormenta”, explicaba con el mismo orgullo y apertura de mente con la que enseñaba, sin ningún pudor, las fotografías de sus novias. Sí, muchas. Rubias, morenas, esbeltas y con profesiones liberales, además de una esposa Susan, a la que conoció en el instituto y que tras treinta o cuarenta años de matrimonio todavía ama.

El filántropo del sexo libre

“¿Qué puede haber mejor que dedicarte a montar fiestas, ayudar a mejorar la vida de la gente y que te amen por ello?”, dice Gross. En el fondo es un hippie, aunque vista trajes y tenga un despacho desde el que dirige un imperio llamado Fluffernutters, una comunidad liberal que empezó su andadura en 2003 y que participa de Hedonism Resorts. Pero vayamos por partes, porque este hombre con el mismo olfato para los negocios que para el deseo no nació ni magnate, ni 'swinger', ni condenadamente encantador, aunque su amigo de la infancia, Ed Lennon, ya le había sugerido que podía convertir su hobbie en su 'modus vivendi'. Pero eso fue en 1990, cuando internet todavía estaba en pañales y Jon Gross había creado Grolen, el primer proveedor de Internet de Manchester (Estados Unidos) y una de las compañías más punteras de New Hampshire. Entonces, aquel prometedor ejecutivo llevaba algunos años haciendo del desnudo su bandera...

Fue en 1985. Una joven pareja de norteamericanos –él, vendedor; ella, profesora; monógamos y nudistas solo en la intimidad– descubren mientras veranean en Jaimaca un 'resort' de nombre Hedonism en cuya playa se practicaba el nudismo y decidieron hacerse pasar por huéspedes para echar una ojeada. Fue tan fácil desnudarse y correr despreocupados al agua, recuerda Gross; e inmediatamente algunas parejas de bañistas se acercaron a saludar. Su primer intercambio sexual, en cambio, se haría esperar…

Tuvieron su primera experiencia 'swinger' en los años 90 y al tiempo empezaron a organizar fiestas, hasta convertirse en mentores de los recién llegados

Durante un viaje de placer, el matrimonio conoció a otra pareja en un hotel y empezaron a charlar. “Me volví a Susan y le dije que creía que estaban coqueteando”, pero mi esposa pensó que estaba dando las cosas por hecho. Luego les invitaron a su habitación para fumar marihuana y cuando entraron en el cuarto, la mujer vestía una bata corta y todo vino dado. Fue su primera experiencia 'swinger'. “Lo hablamos después y ambos pensamos que iba a ser doloroso ver al otro disfrutando, pero no sucedió. Nos amamos desde el instituto y nada cambiará esto”, recalca.

Los encuentros sexuales en hoteles y fiestas continuaron hasta que, a principios del año 2000, decidieron ser ellos los anfitriones; alquilaban un sábado al mes un local en su ciudad donde se reunían parejas liberales y, poco a poco, Gross y su esposa se convirtieron en mentores de parejas primerizas, evangelizadores de un estilo de vida que jamás quebró su matrimonio y les hizo granjearse multitud de amigos… muy cercanos.

El orgullo desnudo

“La desnudez nos iguala a todos”, dice Jon. Altos y bajos, fornidos o muy delgados… Saberse en cueros entre otras personas, aunque pueda resultar paradójico, aumenta nuestra confianza. Habla igual que el pastor de un iglesia dedicada al culto de un dios en bolas; en su iglesia no hay cánticos, sino gemidos, y se celebran fiestas ochenteras donde el 'afro' lo llevan de cuna los asistentes. Su entusiasmo te empuja a pedirle una chapa, a ir a una merienda dominical vestido solo con unos calcetines. Por eso no es de extraña que acabase convenciendo al acaudalado inversor Harry Lange de que comprase el Hedonism. A fin de cuentas, aquel lugar había representado su 'despelote' vital en más de un sentido; habían retozado en sus playas, bebido margarita tras margarita en la piscina…

Así fue como el Hedonism se convirtió en el 'resort' sexual de moda, un paraíso liberal que sus promotores esperan que se extienda por el mundo como las imágenes del Kama sutra salpicando templos del monte Khajuraho.

“¡Ahora jugamos al 'Lavado de Coches'!", gritó a través de un megáfono un hombre de unos cincuenta años totalmente desnudo y sonriente. Estaba instalado en la piscina, donde habían unas decenas de parejas también desnudas, y las mujeres se afanaban por cubrir sus cuerpos húmedos con jabón y situarse en dos filas, a través de las que pasarían ellos para recibir un buen baño de burbujas. Cuerpo contra cuerpo. “Cambio de papeles. Es el turno de enjabonarlas a ellas. "¡Vamos, chicos, que queden brillantes!”, exhortó de nuevo a las parejas alojadas en Hedonism II, un lujoso 'resort' para 'swingers' situado en Jamaica.

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