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Cómo tener una discusión de pareja perfecta y que no llegue la sangre al río
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Cómo tener una discusión de pareja perfecta y que no llegue la sangre al río

Desconfía de los matrimonios que presumen de no discutir nunca y huye de los que lo hacen siempre y en público. Pelearse es sano para la relación, pero hay una forma concreta de hacerlo

Foto: Los gritos de esta pareja no son precisamente de éxtasis. (iStock)
Los gritos de esta pareja no son precisamente de éxtasis. (iStock)

Hay parejas que discuten constantemente y otras que no lo hacen nunca. Tanto las primeras como las segundas son sospechosas, pues una buena bronca, sobre todo cuando es productiva y ayuda a solucionar conflictos, estrecha los lazos, distiende los encendidos ánimos e incluso aviva el fuego de la pasión (quién no ha empezado a gritos en la cocina y ha acabado, gritando también, pero en la cama…).

Una investigación realizada por un grupo de psicólogos, incluyendo al profesor de la Universidad de Washington John Gottman, a la sazón fundador del Gottman Institute, dedicado al estudio de las relaciones amorosas, ha encontrado algunas claves de por qué las discusiones productivas marcan la diferencia entre una ruptura y comer perdices para siempre. De hecho, tanto Gottman como Robert Levenson, investigador de la Universidad de California, en Berkeley, pasaron 14 años estudiando las alegrías y desventuras de 79 matrimonios norteamericanos –algo completamente agotador si nos ceñimos solo a las riñas domésticas– y si bien 21 de ellos terminaron por cortar por lo sano, los que sobrevivieron (y felizmente) le deben mucho al 'fairplay' de sus peleas.

Si la relación fuera un bote y el mar nuestras emociones, la única forma de no volcar es solucionar el problema en el momento que ocurra

Según explicó Gottman a 'Business Insider', el principal éxito de estas parejas es que discuten los problemas cuando ocurren y no se los reservan para ellos mismos sumándolos a una lista de reproches que tarde o temprano les estallarán en la cara. Sugiere, asimismo, que nos visualicemos junto a la parejas en una barca donde nuestras emociones representen el estado del mar; una pequeña riña puede desestabilizar el bote, pero con un rápido esfuerzo por parte de ambos conseguiremos que no vuelque. Sin embargo, si no hacemos nada por evitarlo y esperamos que se equilibre solo, más nos vale saber nadar.

Antes de que se desate la tempestad

Si bien el psicólogo recomienda que los conflictos posibles se discutan inmediatamente, también advierte que para llegar a buen puerto, siguiendo su símil marítimo, cada miembro de la pareja debe asumir que es parcialmente responsable del problema y, por supuesto, estar dispuestos a escuchar las quejas del otro, receptivos y razonables. “Si le dices a alguien que no está siendo lógico o que sus quejas están infundadas es normal que se enfade y la discusión no sirva más que para empeor las cosas”, explica. En su lugar, la mejor opción es la asertividad. Comentarios del tipo 'sé que esto es importante para ti' son mucho más efectivos que las críticas sanguinarias y predisponen a la comunicación y no al hachazo.

Las parejas que recibieron formación en resolución de conflictos se divorciaron mucho menos que aquellas que no se preocuparon en hacer las paces

Otros estudios corroboran estas conclusiones. Una investigación realizada con una muestra de 145 matrimonios y publicada el pasado año en el 'Journal of Counseling Psychology' reveló que aquellos que habían aprendido cómo afrontar los conflictos y mejorado sus habilidades comunicativas estaban más satisfechos con susparejas que no habían recibido ningún entrenamiento, que percibían su relación más deteriorada que un año antes. Igualmente, 'Journal of Marriage and Family' publicó en 2010 un estudio en el que participaron nada menos que 373 matrimonios y que evidenció que cuando ambos cónyuges encaraban una discusión de forma calmada y receptiva, el riesgo de divorcio era menor que en aquellos donde sólo uno de los miembros, cuando no ninguno, tenía voluntad de diálogo.

'La Guerra de los Rose' (Danny DeVito, 1989)

Así que ya saben, si no quieren que su matrimonio termine como 'La Guerra de los Rose' o, todavía peor, que acaben por herirse tan profundamente que ninguno de los dos sea capaz de mantener una relación madura de nuevo, discutan con calma y sean constructivos. Una pelea conyugal no es un combate de 'Vale tudo'.

Hay parejas que discuten constantemente y otras que no lo hacen nunca. Tanto las primeras como las segundas son sospechosas, pues una buena bronca, sobre todo cuando es productiva y ayuda a solucionar conflictos, estrecha los lazos, distiende los encendidos ánimos e incluso aviva el fuego de la pasión (quién no ha empezado a gritos en la cocina y ha acabado, gritando también, pero en la cama…).

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