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Si sólo vas a leer una novela, debería ser esta
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'el cártel', de don winslow

Si sólo vas a leer una novela, debería ser esta

La obra del escritor estadounidense aúna un argumento trepidante con una clara disección de las lógicas del poder, de su falta de moralidad y de las consecuencias en que nos sumerge

Foto: El escritor Don Winslow ganó el Premio RBA de Novela negra con 'El cártel'. (Efe / Quique García)
El escritor Don Winslow ganó el Premio RBA de Novela negra con 'El cártel'. (Efe / Quique García)

Más allá de sus valores como narración, de su capacidad para mantener la atención del lector en la suerte de sus personajes, de una historia poderosa y de sus diferentes y sorprendentes giros argumentales, 'El cártel', de Don Winslow, es una obra absolutamente pertinente. En cierta manera, realiza una tarea similar a la que el periodismo debería desempeñar en un mundo de hiperabundancia de noticias: conecta hechos trágicos y aparentemente dispersos, les da sentido, ofrece una lectura que nos permite comprender el mundo en el que se desarrollan y nos ayuda a formular las preguntas pertinentes.

La novela tiene tres niveles. El primero es el meramente narrativo, el que atañe a sus personajes, a un montón de protagonistas y de secundarios que son descritos a través de sus contradicciones. En un mundo pervertido, desprovisto de toda red institucional que pueda ofrecer algo de seguridad, tratan de sobrevivir de la manera que les resulta posible. La mayoría de ellos carecen de opciones, pero casi siempre se las apañan para intentar alcanzar aquello que buscan, ya sea la riqueza, el poder, la justicia o el amor.

¿Cómo combatir a un enemigo que forma parte del sistema, por el caudal económico que aporta a un país y por lo que contribuye al flujo financiero?

El segundo es el histórico, porque recorre varios años de la lucha contra la droga llevada a cabo por las autoridades americanas y mexicanas, y su progresivo endurecimiento hasta terrenos terroríficos. Es un buen manual para entender parte de la historia reciente, porque si bien no descubre nueva información, la sistematiza y la pone al alcance de un público mucho más amplio que al que pueden llegar los especialistas. Y permite, desde esta perspectiva, fijar algunas preguntas necesarias sobre cómo combatir el mundo de las drogas y de sus intereses complejos. La descripción de un país, México, sin un poder civil efectivo en grandes partes del territorio, donde las instituciones existen como mera ficción, tomadas por los intereses de los narcos, y en el que el poder central se ve sin fuerza y sin poder para combatir a estos nuevos señores feudales, lleva a cuestionarse la validez de los métodos y de los objetivos que se persiguen en la lucha contra el narco. ¿Cómo combatir a un enemigo que forma parte del sistema, por el caudal económico que aporta a un país y por su contribución al flujo financiero? ¿Cómo evitar que, en un negocio tan provechoso, las piezas que caen sean inmediatamente sustituidas por otras nuevas? ¿Cómo conseguir que ese plus de beneficio que ofrece la ilegalidad deje de ser rentable? ¿Qué hacer para detener las luchas sangrientas entre facciones territoriales que funcionan como poderes feudales?

El poder y sus estrategias

Pero, y este es el tercer nivel, 'El cártel' es un libro sobre el poder y su estrategias, sobre las decisiones a tomar en entornos de riesgo, sobre las alianzas que se trazan y los motivos que llevan a tomarlas. Baste un ejemplo: una de las tesis del libro también la mantiene Winslow en la vida real, según la cual el Chapo Guzmán salió de la cárcel porque las autoridades mexicanas se lo permitieron. Facilitaron su fuga porque pensaron que, en un contexto de lucha tremendamente sangrienta entre bandas rivales, debían favorecer el triunfo del cártel de Sinaloa. Era el menor de los males: el Chapo era una figura que, a pesar de ser un asesino, sabía que existen límites que no deben sobrepasarse, por lo que contribuiría a rebajar el espectacular nivel de violencia que se estaba viviendo; pero sobre todo el Chapo podría concentrar de nuevo el poder, lo que forzaría al resto de cárteles a firmar una 'pax narcotica' en la que cada cual fijaría un territorio propio y nadie se atrevería a cruzar sus fronteras, lo que haría que el número de delitos disminuyese sustancialmente.

Lo sorprendente es que las elecciones de los protagonistas suelen ser racionales, y habitualmente las más prácticas entre las disponibles

Lo esencial en la novela, no obstante, es observar cómo se va jugando una partida de alianzas y traiciones, de saltos de un bando a otro, de movimientos tácticos y planificación estratégica siempre dirigida a los objetivos de conservar el poder que se tiene y / o adquirir más. Lo sorprendente es que las elecciones de los protagonistas suelen ser racionales, y habitualmente las más prácticas entre las disponibles. Actúan como si fueran gerentes de una gran empresa más que como capos mafiosos, y sus movimientos se deben a esas expectativas de ingresos y pérdidas: es la gestión racional mucho más que los sentimientos o las ambiciones lo que motiva sus actos. Lo llamativo es cómo desvinculan todo tipo de consecuencias morales de esas decisiones, sabiendo que las cosas tienen su precio, y que el inevitable reguero de sangre será imprescindible, especialmente porque serán otros los que sufran en sus carnes las consecuencias.

El anclaje con lo humano queda representado en el periodista Pablo Mora, el único que es capaz de entrever de qué va verdaderamente esto

'El cártel', en este sentido, refleja una de las constantes del poder, de ese escalón en la pirámide en que lo material cuenta mucho menos que lo simbólico: quienes están al mando poseen el suficiente dinero como para vivir varias vidas a lo grande, por lo que no ambicionan más recursos económicos, pero como se desenvuelven en un contexto de competencia feroz, tienden a ver la pérdida de un territorio (de una parte del negocio) como una señal de debilidad que les puede llevar a la ruina. La carrera por ganar la competición y el miedo a perderla, que en su caso es también el miedo a perder la vida, es lo que determina las acciones de quienes manejan el poder.

La lucidez

Frente a ellos, el único anclaje con lo humano queda representado en unos pocos personajes, y principalmente en el periodista Pablo Mora, el héroe encubierto de la historia, el único que es capaz de entrever de qué va verdaderamente esto. Su carta final es un prodigio de lucidez que nos descubre la realidad que encubren tantas muertes, tanta pelea por el poder y tantos intereses cruzados.

'El cártel' es, más que una novela, un documento que testifica sobre los problemas que el siglo XXI está afrontando.

Más allá de sus valores como narración, de su capacidad para mantener la atención del lector en la suerte de sus personajes, de una historia poderosa y de sus diferentes y sorprendentes giros argumentales, 'El cártel', de Don Winslow, es una obra absolutamente pertinente. En cierta manera, realiza una tarea similar a la que el periodismo debería desempeñar en un mundo de hiperabundancia de noticias: conecta hechos trágicos y aparentemente dispersos, les da sentido, ofrece una lectura que nos permite comprender el mundo en el que se desarrollan y nos ayuda a formular las preguntas pertinentes.

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