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'La gran apuesta': la película que los bancos no quieren que veas, según Krugman
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una lectura diferente de la crisis

'La gran apuesta': la película que los bancos no quieren que veas, según Krugman

La adaptación cinematográfica de 'The big short', de Michael Lewis, promete convertirse en la obra de referencia sobre el sector bancario, en parte gracias al apoyo del premio Nobel de Economía

Foto: Fotograma de 'La gran apuesta'.
Fotograma de 'La gran apuesta'.

Michael Lewis es uno de los autores de no ficción más exitosos, y uno de los referentes si hablamos del mundo de las finanzas. Libros como 'Flash Boys', 'El póker del mentiroso' o 'Moneyball' le catapultaron al éxito, y algunos de ellos se convirtieron en exitosas adaptaciones cinematográficas. Con 'The big short', titulado en España 'La gran apuesta' (Ed. Debate), ha ocurrido lo mismo, y su versión para la gran pantalla está levantando alguna polémica, especialmente después de que Paul Krugman la recomendase fervientemente en una opinión publicada en el 'New York Times'.

El argumento principal de la defensa de 'The big short' por parte del premio Nobel es que, si bien somos conscientes de que hay que aprender de las lecciones del pasado, “algunas personas quieren que el pasado se repita, y por eso pretenden asegurarse de que lo estamos recordando incorrectamente”. Krugman se refiere en concreto a que la burbuja inmobiliaria y sus peligros para la economía real habían dado los suficientes avisos como para que se la hiciera caso, “pero la mayor parte de los jugadores influyentes, Alan Greenspan incluido, salieron al paso argumentando que no sólo no había burbuja, sino que no era posible que existiera”. Sus modelos matemáticos de medición del riesgo les protegían de una debacle.

Sus protagonistas son personas que, habiéndose dado cuenta de la podredumbre del sistema, trataron de hacer dinero con ella

Y no solamente cerraron los ojos, sino que aceleraron los procesos y “multiplicaron los riesgos a través de esquemas financieros opacos”. La única posibilidad, por tanto, era que la hecatombe llegase. Lo que sugiere Krugman es que, una vez que la catástrofe tuvo lugar, en vez de tomar las medidas precisas para volver a evitarla, se prefirió cambiar la lectura de la realidad: “Personas muy ricas y poderosas difundieron una visión alternativa... que coloca toda la culpa de la crisis financiera en que había demasiado gobierno y demasiada regulación, y especialmente en que había muchas agencias dependientes del gobierno que presionaron para que se dieran excesivos préstamos a los pobres”. La historia se reescribe por los poderosos, concluye Krugman, y este es un buen ejemplo.

La gran virtud de la película

Por eso recomienda 'The Big short', que tiene su estreno previsto en España para el 22 de enero de 2016, y por eso entiende lógico que haya sido desacreditada por 'The Wall Street Journal', ya que coloca a una potencial gran audiencia cara a cara con la verdad. La virtud de la película es que se centra en los personajes, no en las abstracciones, escribe Krugman, hablándonos de "personas que habiéndose dado cuenta de la podredumbre del sistema trataron de hacer dinero con ella”.

Los bancos terminaron sufriendo, pero los individuos que formaban parte de ellos se hicieron ricos

En una entrevista realizada para 'Slate', Michael Lewis, el autor de la obra ahora adaptada al cine, ha dado su versión sobre el asunto. Lewis se separa de las visiones del mundo financiero a lo 'Lobo de Wall Street', que entiende que era una película divertida y genial, pero que reflejaba más el mundo de Scorsese que el de las finanzas, y prefiere centrarse en los hechos cotidianos de un entorno en el que los bancos terminaron sufriendo, pero los individuos que formaban parte de él se hicieron ricos. “Creo que el problema son los incentivos. Si yo hubiera sido Tim Geithner (secretario del Tesoro de EE.UU desde 2009 a 2013) habría empleado todas mis energías en cambiar los incentivos, en especial los relacionados con los bonus por el rendimiento a corto plazo, y en modificar el funcionamiento de esas agencias de calificación que son retribuidas por las empresas que están sujetas a su rating”.

Nadie es explícitamente corrupto, pero todos los que están en la mesa saben que hay un gran cheque para ellos esperando para ser entregado

Lewis señala que si bien creyó en la época de la crisis el argumento de que había que rescatar a los bancos porque eran demasiado grandes para caer, en este momento está convencido de que todo hubiera ido mejor si se hubiera hecho lo necesario para que los bancos redujesen su tamaño y su influencia política. “Estos monolitos son muy molestos. Hubiera sido difícil nacionalizarlos, pero la idea de aumentar sus requerimientos de capital es bastante buena”.

Arrojar luz

Desde la perspectiva de Lewis, no se trataba tanto de que Tim Geithner o Ben Bernanke hubieran sido reclutados por Wall Street, como de que “cuando tienes los incentivos necesarios para creer algo, terminas creyéndolo. Ellos no podían imaginar un sector financiero radicalmente transformado porque pensaban que así estaba bien”. El problema en este asunto es que “si bien nadie es explícitamente un corrupto, todos los que están en la mesa saben que en alguna medida que hay un gran cheque para ellos esperando para ser entregado”.

La valía de 'The big short' no es por tanto cinematográfica o literaria; depende de la cantidad de luz que pueda arrojar sobre un asunto que aún está por solventarse. Porque quizá sepamos con alguna precisión cómo fueron las cosas, pero, señala Krugman, nada hemos hecho para intentar que no se vuelvan a repetir. Todo lo contrario.



Michael Lewis es uno de los autores de no ficción más exitosos, y uno de los referentes si hablamos del mundo de las finanzas. Libros como 'Flash Boys', 'El póker del mentiroso' o 'Moneyball' le catapultaron al éxito, y algunos de ellos se convirtieron en exitosas adaptaciones cinematográficas. Con 'The big short', titulado en España 'La gran apuesta' (Ed. Debate), ha ocurrido lo mismo, y su versión para la gran pantalla está levantando alguna polémica, especialmente después de que Paul Krugman la recomendase fervientemente en una opinión publicada en el 'New York Times'.

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