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La televisión británica desvela cómo son las navidades de los ricos
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PAPEL DE REGALO CON CRISTALES DE SWAROVSKI

La televisión británica desvela cómo son las navidades de los ricos

Dicen que hasta el carbón es de caviar de beluga y no sin razón: las personas más ricas del mundo llegan a gastarse cientos de miles de euros en adornos navideños y a veces ni siquiera los disfrutan

Foto: La millonaria rusa Luiza Egorova adornó el árbol más caro del mundo. (Channel Four)
La millonaria rusa Luiza Egorova adornó el árbol más caro del mundo. (Channel Four)

Para la mayoría de nosotros la Navidad, con sus comidas, regalos y decoraciones navideñas no suelen ser solo blancas, sino que, además, nos dejan 'sin blanca' porque es, probablemente, la fecha más consumista del año. Sin embargo, los súper ricos, aquellos a los que jamás se les ha pasado por la cabeza sustituir de la cena de Nochebuena las gambas por el rape para ajustar el presupuesto, se lo montan a lo grande. De hecho, si Papá Noel desciende estas fiestas por sus chimeneas, en vez de dejarles regalos, acabará por llenar el saco: un candelabro de plata por aquí, un salvamanteles de hilo por allá... “¡Vamos Rudolf, a robar carteras, que hasta el carbón es de caviar de beluga!”.

La televisión británica Channel 4 ha lanzado un especial de varios capítulos sobre las navidades de los multimillonarios y, para adelantarles algunas cifras, hay quien ha llegado a gastar cientos de miles de euros tan solo en adornos navideños. ¿Cómo serán esos belenes cinco estrellas?

Episodio 3 de 'World's Most Expensive Christmas', en Channel 4.

Bolas de Navidad de 24 quilates

Una pareja de millonarios de Oriente Medio gastó más de 343.000 euros en decorar una de sus casas en el prestigioso barrio de Covent Garden para estas fiestas. Su personal 'shopper' navideño, James Taylor, dio algunos detalles sobre la compra y no esperen encontrar espumillón ni figuras de plástico: “Contraron a Neill Strain, de Floral Couture, en Belgravia, para que se ocupase de la decoración floral, cubriendo de pétalos y flores todos los pasillos, e incluso la bañera”, explicó. Y lo más curioso es que este matrimonio solo pensaba pasar el Día de Navidad en Londres, es decir, únicamente 36 horas. Según explicó Taylor a 'The Daily Mail', el año pasado el matrimonio cambió todo el mobiliario de la casa para ajustarse al tono de los adornos.

Amén de otros dilemas que surgieron durante la preparación, porque, ¿cómo colocas dos Bentley's envueltos bajo el árbol de Navidad? Problemas de ricos

La estrella de Navidad más cara del mundo cuesta 900.000 euros y está hecha en plata por Knobil y Thapen, los Victorio y Lucchino de la decoración

Hay quien, imbuido de espíritu navideño, en vez de buey y mula en el Nacimiento, coloca dos caballos andaluces. O compra una estrella de Belén para encumbrar su arbolito al precio de 858.000 euros, un carísima decoración de plata obra de Marcel Knobil y Amar Thapen. Acostumbrados a engalanar las mansiones más lujosas, los artistas destacan tan campantes, que lo más llamativo de la pieza no es su precio, sino su originalidad y frescura. Y añaden: “Las personas adoran ser los primeros y tener algo exclusivo, y nosotros se lo proporcionamos. Nuestra misión es ayudar a los súper ricos a gastar su dinero y cuando tienes demasiado, algunas veces necesitas inspiración”. No es un mal plan, ayudar a los millonarios a dilapidar su fortuna, pero al menos Knobil y Thapen se ganan su parcelita de cielo donando a la beneficencia unos 1.300 euros de todo lo que recauden estas fiestas.

El Gucci de los adornos navideños

Siempre que un millonario necesita muérdago para colgar sobre la puerta, luces o campanitas, grita: “¡Bombki, te necesito!”. La compañía que Michael Peterson y su esposa dirigen desde el garaje de su casa en Hornchurch vende decoraciones para ricos desde los 1.300 a a los casi 27.500 euros; todas de vidrio soplado, realizadas a mano en Polonia. El secreto de su éxito, según Peterson, reside en la exclusividad: “Nuestros clientes pagan cientos de euros y les recomendamos que reserven de antemano para conseguir piezas únicas, que pasen de generación en generación”.

El director de una compañía de inversión londinense ha encargado un detallito para sus amigos: 50 cajas de bombones valoradas en 1.000 euros cada una

Uno de los clientes de Bombki es la millonaria rusa Luiza Egorova, que dirige Gigi's, un restaurante en el lujoso barrio de Mayfair, en Londres, donde se sirve el cocktail más caro del mundo –más de 12.000 euros la copa–. “Quería un árbol de Navidad que reflejase la opulencia de su clientela y estaba encantada de gastarse más de 13.000 euros en decoraciones, como piñas de oro para colgar en el árbol o una réplica de su famoso cocktail con una hoja de oro macizo”, cuenta Peterson.

Y, obviamente, con decoraciones tan escandalosas, hasta los calcetines colgados en la chimenea deben ser de seda o de pelo de visón. Y si no que se lo pregunten a Frances Hallworth-Noble, que organiza el mercadillo navideño más 'top' de Londres, cuyos regalos una persona corriente jamás recibirá por Navidad a menos que los chicos del servicio de paquetería se hayan equivocado de puerta, y de barrio, y tal vez de universo. Por ejemplo, un colgante en forma de champiñón con incrustaciones de diamantes que se convierte en USB por un valor de 31.500 euros, o cajas bombones como las 50 que regaló el director de una compañía de inversión a sus amigos por el módico precio de 1.000 euros cada una.

Incluso aquello que nos parece de lo más trivial es objeto de deseo y ostentación para ellos. La empresa House of Rokoko ha puesto a la venta cajas de regalo cubiertas de cristales de Swarovski y otras con gemas rojas cuyo precio asciende a los 1.300 euros. “El sentido de todo esto es fortalecer la relación entre quien recibe y quien hace el regalo”, afirma con la mejor de sus sonrisas.

Lo que está claro es que ninguna de estas personas necesita que le feliciten la Navidad añadiendo aquello de “¡y próspero Año Nuevo!”.

Para la mayoría de nosotros la Navidad, con sus comidas, regalos y decoraciones navideñas no suelen ser solo blancas, sino que, además, nos dejan 'sin blanca' porque es, probablemente, la fecha más consumista del año. Sin embargo, los súper ricos, aquellos a los que jamás se les ha pasado por la cabeza sustituir de la cena de Nochebuena las gambas por el rape para ajustar el presupuesto, se lo montan a lo grande. De hecho, si Papá Noel desciende estas fiestas por sus chimeneas, en vez de dejarles regalos, acabará por llenar el saco: un candelabro de plata por aquí, un salvamanteles de hilo por allá... “¡Vamos Rudolf, a robar carteras, que hasta el carbón es de caviar de beluga!”.

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