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Cómo ganar una partida de ajedrez en sólo dos jugadas
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EL LETAL MATE DEL LOCO

Cómo ganar una partida de ajedrez en sólo dos jugadas

Se trata de un juego al que cientos de profesionales han dedicado toda su vida y sus combinaciones son casi infinitas, pero, pese a esto, se puede ganar con tan sólo dos movimientos

Foto: Para ejecutar este mate sólo tienes que saber cómo se mueven dos fichas. (iStock)
Para ejecutar este mate sólo tienes que saber cómo se mueven dos fichas. (iStock)

El ajedrez es quizás el juego de mesa más complejo que existe y, de largo, el más estudiado en la historia. La combinación de movimientos posibles es tan extensa que, según calculó Claude Shannon, el padre de la teoría de la información, el número de diferentes partidas que pueden jugarse (en torno a 10 elevado a 123) excede el número de átomos en el universo.

Ahora bien, si nuestro oponente es inexperto (y tiene un poco de mala suerte) podemos ganarle en tan sólo dos movimientos, gracia al jaque mate más rápido posible en el juego, más conocido como el mate del loco.

Para ganar una partida en un santiamén nuestro oponente tiene que jugar con blancas –algo habitual si es el principiante– y mover primero los peones p y g, permitiendo a la dama negra dar un mate a lo largo de la diagonal destapada. Hay ocho ligeras variaciones en el patrón, a saber, las blancas pueden jugar f4 en vez de f3 o mover el peón g antes del peón f, y las negras pueden jugar e6 en vez de e5. Pero el resultado es siempre el mismo: mate en dos jugadas.

El mate del pastor

Para ganar una partida con el mate del loco nuestro oponente tiene que jugar extraordinariamente mal y, aun así, es muy difícil de llevar a cabo en la práctica. Cosa distinta es el conocido como mate del pastor, un ataque en cuatro jugadas que conocen todos los que hayan recibido alguna vez una clase de ajedrez, pues se utiliza mucho para enseñar a los recién llegados a estar siempre alerta.

Como ocurre con el mate del loco, el mate del pastor se puede lograr con varias combinaciones, pero la idea básica es que la dama y el alfil cooperen para atacar el punto f7, que es el más débil alrededor del rey, al estar defendido sólo por éste. Los novatos caen muy fácilmente en este mate pues se realiza tras la típica apertura abierta, con la que comienzan todas las personas que están empezando a jugar al ajedrez.

Se desconoce el origen concreto de este mate, aunque por su sencillez es posible que se utilizara desde el inicio mismo del juego. Su nombre, eso sí, proviene de una historia que ha transmitido la tradición oral y cuyo origen también es incierto.

Según ésta, un rey salió a cazar una mañana y, en la travesía de vuelta, después de haber cazado un jabalí que pretendía asar a la brasa, divisó sentado en una roca al borde del camino a un pastor cuidando de tres ovejas. El pastor se entretenía jugando solo al ajedrez, moviendo durante el turno de las blancas y las negras. El rey, confiado, retó al pastor: “Nadie en la Corte me ha derrotado jamás”. A lo que el pastor contestó: “Entonces no seré rival para su excelencia”.

Pero ante la perplejidad de los nobles que acompañaban al rey, el hombre derrotó al monarca en cuatro jugadas. A partir de ese momento el rey desterró a los caballeros y cortesanos por dejarle ganar siempre, y nombró Duque del ajedrez al hombrecillo que jugaba solo tutelando a su ovejas, añadiéndole el título de inventor del jaque pastor.

El ajedrez es quizás el juego de mesa más complejo que existe y, de largo, el más estudiado en la historia. La combinación de movimientos posibles es tan extensa que, según calculó Claude Shannon, el padre de la teoría de la información, el número de diferentes partidas que pueden jugarse (en torno a 10 elevado a 123) excede el número de átomos en el universo.

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