Esto es lo que pasa cuando estás más de 24 horas sin dormir. Y no es nada bueno
Aguantar despierto más de uno o dos días tiene serias consecuencias sobre nuestra salud que debemos conocer si no queremos sufrir serios accidentes
Aunque la idea de trasnochar deja de ser atractiva pasada una edad, no es raro que de vez en cuando empalmemos la noche con el día, ya sea porque tenemos que atender una emergencia, nuestro hijo no para de llorar o, siempre hay excepciones, estamos de fiesta.
No es especialmente difícil aguantar 24 horas despierto (se puede hacer incluso sin ayuda de sustancias estimulantes), pero es algo que tiene serias consecuencias sobre nuestra salud, sobre todo si lo excepcional se convierte en costumbre, como ocurre con todos los jóvenes que salen de casa un viernes por la tarde y no vuelven hasta bien entrada la mañana del sábado –esto siendo generosos, claro–.
Como comprobaron los investigadores de la Harvard Medical School en un estudio publicado en la revista de la Asociación Americana de Medicina, casi un cuarto de las personas que duermen menos de seis horas sufren problemas cardiovasculares. Dormir habitualmente menos de cinco horas nos expone a un riesgo de muerte prematura y bajar de ese número de horas (lo que incluye a todas las personas que, ocasionalmente, no duermen nada en 24 horas) tiene peligrosos e inmediatos efectos sobre nuestra salud.
¿Para qué sirve dormir?
Hay un dicho popular en Valencia, la tierra por excelencia del empalme, que dice que “el sueño es el primo de la muerte”, pero no podía estar más desencaminado. Las funciones del sueño no están del todo claras, pero lo que es seguro es que nuestro cerebro sigue trabajando mientras descansamos, y en este tiempo realiza tareas fundamentales para nuestra supervivencia.
Durante el sueño el ADN se repara y nuestro cuerpo se preparara para afrontar con energía el día que está por llegar, pero además el cerebro realiza una importante tarea de mantenimiento, que sirve para eliminar algunos residuos que se acumulan en nuestro organismo durante el día, como es la adenosina, un compuesto que surge de la degradación de los aminoácidos y cuya acumulación provoca sueño (la cafeína funciona, de hecho, porque bloquea el receptor de ésta).
En 2014, un joven chino murió repentinamente por pasar dos noches sin dormir para ver los partidos del Mundial de Brasil
El encargado de realizar esta tarea de limpieza es una parte del Sistema Nervioso Central conocida como sistema glinfático, que es mucho más activa cuando dormimos. Si no se eliminan correctamente estos productos de deshecho acaban saturando el cerebro, lo que causa muchísimos problemas.
En 2014, un joven chino murió repentinamente por pasar dos noches sin dormir para ver los partidos del Mundial de Fútbol que se celebraba en Brasil. La diferencia horaria de 11 horas obligaba a los aficionados que querían seguir los partidos en directo a hacerlo por la noche. Los médicos comprobaron que el joven había muerto debido a un ictus, pero este fue causado directamente por la falta de sueño. Las posibilidades de sufrir un infarto cerebral como éste aumenta en un 4,5 si dormimos menos de seis horas. Se trata, claro, de un caso extremo, pero la falta de sueño, aunque sea ocasional, puede ocasionar todos estos inconvenientes:
1. Tienes más hambre
Según un estudio elaborado por los científicos del Laboratorio del Sueño y Cronobiología del Hospital Universitario de Pennsylvania, y publicado en la revista 'Sleep', cuanto menos dormirmos más posibilidades tenemos de engordar y más se disparará el apetito por los alimentos con un alto contenido calórico y de carbohidratos.
¿Por qué ocurre esto? Las hormonas que regulan el apetito (principalmente la leptina y la grelina) se activan y desactivan según los tiempos marcados por nuestro reloj biológico –los ampliamente estudiados ritmos circadianos– y la falta de sueño, así como su irregularidad, las descontrola. Dado que estamos cansados estaremos empujados, además, a consumir los alimentos que menos nos convienen, que son los que aportan energía más rapidamente: los carbohidratos y el azúcar. No es de extrañar por tanto que, a largo plazo, el número de horas de sueño esté directamente relacionado con el peso corporal.
2. Puedes sufrir un accidente
Según los datos de la Sociedad Española del Sueño, la somnolencia está relacionada directa o indirectamente con el 20% de los accidentes de tráfico que se producen en España. Existen dos tipologías de conductores que están expuestos a los riesgos de la somnolencia. Por una parte, aquellos enfermos que ya han sido diagnosticados de patologías como la apnea de sueño o la narcolepsia. Por otra parte, está el resto de conductores que, sencillamente, padecen insomnio ocasional, lo que incluye, claro, el haber trasnochado.
La falta de sueño nos hace más torpes: tenemos menos reflejos, nuestra capacidad motora es menos precisa y nos cuesta concentrarnos
Dormir menos de seis horas triplica el riesgo de tener un accidente en la carretera, por lo que la Dirección General de Tráfico insiste en la importancia de respertar al máximo los horarios de sueño antes de coger un vehículo. Si por cualquier emergencia es necesario hacerlo, se debe recordar siempre una máxima: debemos parar de conducir de manera inmediata si se nos cierran los ojos o empezamos a bostezar de manera repetida.
Por supuesto, un accidente en la carretera no es el único que podemos tener si no dormimos correctamente. La falta de sueño nos hace más torpes: tenemos menos reflejos, nuestra capacidad motora es menos precisa y nos cuesta concentrarnos. Es mucho más fácil que nos caigamos o tengamos percances de todo tipo.
3. Tienes problemas de memoria
La falta de sueño provoca problemas de concentración, pero también de memoria, por lo que tras pasar la noche en vela somos mucho más olvidadizos. Un estudio de Harvard asegura, además, que el sueño está implicado en el proceso de consolidación de la memoria. Es por ello que dormir bien es especialmente importante para los estudiantes que tratan de retener nuevos conceptos. Además, la cantidad de sueño recomendada para los niños y adolescentes es mayor que la que necesitan los adultos.
4. Tienes mala cara
Las ojeras son el signo físico más evidente de que no has descansado como deberías, pero no es el único: tienes ojos más rojos e hinchados, más arrugas y los párpados caídos. Un estudio publicado en la revista 'Sleep' mostró algo bastante obvio pero que es importante recordar: los rostros de la gente que duerme poco (y esto incluye a cualquiera que suela ir a trabajar después de haber trasnochado) resultan menos atractivos y más tristes. Otro estudio del Instituto Médico Karolinska de Estocolmo descubrió, además, que la gente con aspecto agotado es considerada menos accesible.
Dormir bien es especialmente importante para los estudiantes que tratan de retener nuevos conceptos
Todo esto tiene implicaciones laborales y, en general, en las relaciones sociales. La gente se fía menos de las personas que tienen pinta de no haber dormido, lo que merma su capacidad de hacer amigos o escalar en el trabajo.
5. Estás más sensible
Una investigación de 2007, publicada en la revista 'Current Biology', comprobó algo que todos hemos vivido los días que vamos a trabajar habiendo dormido poco: estamos más irritables. Los científicos de la Universidad de California en Berkeley y la Escuela Médica de Harvard utilizaron resonancias magnéticas para comprobar que tras estar 35 horas sin dormir las regiones emocionales del cerebro están un 60% más activas.
“Es como si, tras pasar una noche sin dormir, el cerebro volviera a unos patrones de actividad más primarios, en los que es imposible contextualizar las experiencias sensibles y reaccionar de una forma controlada y adecuada”, afirmó Matthew Walker, director del Laboratorio del Sueño y de la Neuroimagen de la Universidad de California en Berkeley. “En el campo emocional, no estás en igualdad de condiciones”.
6. Pierdes tejido cerebral
Un estudio reciente elaborado por investigadores suecos de la Universidad de Uppsala (publicado también en la revista 'Sleep') mostró que una noche de falta de sueño aumenta la concentración en sangre de unas moléculas cerebrales (la enolasa neuroespecífica y la S100B) cuyo presencia elevada está relacionada con la pérdida de tejido cerebral.
7. Ganas papeletas para pillar un resfriado
Una investigación reciente, realizada por un grupo de psiquiatras californianos y publicada (sorpresa) en la revista 'Sleep', asegura que los adultos que duermen menos de cinco o seis horas por noche tienen cuatro veces más posibilidades de pillar un catarro que aquellos que duermen siete horas o más.
Un correcto descanso es clave para tener un buen sistema inmunitario. Como explica el doctor Eric J. Olson de la Clínica Mayo en un artículo divulgativo sobre el insomnio, mientras duermes tu sistema inmunitario libera unas proteínas llamadas citocinas, algunas de las cuáles ayudan a inducir el sueño. Al sufrir una infección, una inflamación, o padecer estrés, tu cuerpo necesita más citocinas protectoras, cuya producción disminuye por la falta de descanso nocturno. Además, las células y los anticuerpos que luchan contra las infecciones se reducen en periodos en los que no has dormido lo suficiente.
Aunque la idea de trasnochar deja de ser atractiva pasada una edad, no es raro que de vez en cuando empalmemos la noche con el día, ya sea porque tenemos que atender una emergencia, nuestro hijo no para de llorar o, siempre hay excepciones, estamos de fiesta.