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Los secretos oscuros de los hoteles revelados por sus empleados
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Los secretos oscuros de los hoteles revelados por sus empleados

Mozos, camareros de pisos, recepcionistas o personal de cocina... Todos ellos conocen historias sobre huéspedes célebres, muertes y sonadas peleas que ocurren incluso en los cinco estrellas

Foto: Ted, el portero de 'Four Rooms', sabe de lo que hablamos. (iStock)
Ted, el portero de 'Four Rooms', sabe de lo que hablamos. (iStock)

Una Nochevieja cualquiera en cierta habitación de un hotel de Los Ángeles no menos anodino, un pobre botones se ve envuelto en una aparente trifulca matrimonial a muerte que resulta ser una sesión de sexo duro; en tanto, algunos pisos más arriba, la apuesta de un grupo de mafiosos hará perder a uno de ellos un dedo; y luego están los niños diabólicos de un matrimonio y un grupo de brujas, al final del pasillo, que instaladas en una suite nupcial tratan de resucitar a su diosa… Habrán adivinado ya que se trata de las historias de la mítica película 'Four Rooms', pero como todo en esta vida, a veces la realidad supera la ficción… Si las paredes hablasen, si las pelusas bajo la cama también hablasen… Y, sobre todo, si las camareras de pisos y los botones y recepcionistas de hotel se dignasen a hablar, ¿cuántos trapos sucios habría que llevar a la lavandería? Pues lo han hecho. En 'El Confidencial' les ofrecemos este particular 'room service' de los secretos más turbios ocurridos en hoteles y contados por sus testigos uniformados.

1. El personal de limpieza, el primer testigo de la muerte

Cuando un huésped fallece en una habitación de hotel casi nunca suele trascender a la prensa, solo en el caso de grandes escándalos, asesinatos o suicidios muy llamativos. No obstante, a veces ocurre que las personas mueren de repente mientras duermen o se resbalan en la ducha y solo al día siguiente los encuentran. Como le ocurrió a un universitario que trabajaba en verano como camarero de piso y que contó a 'The Independent' que “cuando la policía llegó, se llevaron el cuerpo y nadie supo qué ocurrió luego. Ni siquiera se hizo referencia al suceso en la presa local”.

La policía suministra a los guardas de seguridad de los hoteles fotografías y descripciones de criminales habituales para que estén alerta

Y es que los directores de hotel suelen mantener en secreto este tipo de información no sólo para evitar la mala prensa y los rumores, sino porque este tipo de accidentes son un llamada para el turismo negro. Nos referimos a ese tipo de personas que escoge viajar a un lugar no por su patrimonio histórico, sus playas o su gastronomía, sino porque les resultan llamativos los sitios relacionados con la muerte y las tragedias.

2. Solo algún avezado paparazzi y ellos lo saben

A no ser que recibas un buen 'soplo', siento decirte que nunca te enterarás a tiempo de dónde se hospedan Mick Jagger o Madonna cuando viajan a Barcelona. Los empleados de hotel firman en sus contratos cláusulas de confidencialidad para evitar que de repente se cuelen fans enloquecidas de los One Direction escondidas en el carrito de la limpieza o aparezcan con un plumero en la temblorosa mano. Aunque siempre puede ocurrir un caso como el del fan de Cristiano Ronaldo, que se coló en su habitación a través del tejado…

3. Un sensor para relaciones extramatrimoniales

“Si un huésped está viajando con su esposa, lo sabes desde el primer minuto que entra en el hotel”, explica Gloria Londono. Fernando, recepcionista en una cadena hotelera española, también está de acuerdo: “En España ambas personas tienen que identificarse aunque vayan a ocupar una sola habitación y quienes mantienen una infidelidad suelen mostrar reticencias. Además, son más expresivos y románticos, al menos aquellos hombres, por ejemplo, que vienen al hotel acompañados de prostitutas”. También comenta que algunas situaciones son tan embarazosas que a veces te parece estar viviendo en una película: “Es la típica historia de esposa que llama al hotel y pide que le pasemos la llamada al marido a la habitación, y va y contesta otra mujer. Al final siempre te enteras de cómo se resuelven estas cosas… Una pareja marchando en mitad de la noche o una esposa traicionada que entra en el hotel pegando gritos”, añade.

4. Las relaciones con la Policía

Los hoteles deben enviar a la policía un informe con todas las personas que se han registrado durante el día para tener un control en caso de que un criminal en busca y captura se inscriba en el hotel con su nombre o con algún nombre falso, lo cual puede ocurrir, aunque, como ya explicamos, todo el mundo debe presentar su documentación. También se producen robos de manera muy frecuente en los hoteles. Estela, recepcionista barcelonesa, nos cuenta: “La gente cree que sus pertenencias están a salvo cuando se hospeda en un hotel, pero no es así y algunos huésped se lo ponen muy fácil a los ladrones. En una ocasión un cliente dejó su llave con su número de habitación en la mesa mientras se daba un baño en la piscina y dos hombres que se habían colado en el hotel dejaron la habitación limpia”.

Algunas de las propinas más extrañas que han recibido los porteros son botellas, cheques restaurantes o dinero falso del Monopoli

Por ese motivo, la policía entrega a los guardas de seguridad fotografías y descripciones de criminales ordinarios que operan en la zona y cuál es su modus operandi. “Cuando los mozos vemos un comportamiento extraño, como alguien que entra con un mapa y empieza a hacer preguntas incoherentes a otros clientes, solemos estar atentos”.

Otras veces las trifulcas las ocasionan los otros huéspedes. “Una vez durante un festival de música un huésped llegó a meter cinco personas en su habitación para seguir la fiesta y para desalojarlos tuvimos que llamar a la policía porque ni siquiera Seguridad podía con ellos, estaban demasiado excitados”, dice Janick.

5. La falta de limpieza, por ambas partes

¿A cuántos de vosotros os ha ocurrido alguna vez llegar cargado de maletas a un hotel y encontrar que sobre la almohada o entre las sábanas, presuntamente limpias, hay pelos –incluso huellas peores– de otro huésped anterior; o bien encontrar vasos sucios o moquetas con las que CSI disfrutaría como un niño? Sobre este tema no hay mucho secreto, aunque los profesionales de la limpieza y aquellos que reponen el mini bar suelen quejarse de la falta de aseo, cuando no la picaresca de algunos huéspedes, que llegan a llevarse a casa incluso edredones, rellenan sin el menor sonrojo botellines de agua, e incluso cosas peores. “Una vez una pareja de rusos se peleó y empezaron a romper los muebles de la habitación y a lanzarse cosas. Cuando llegamos parecía que había pasado un tornado y el hombre lo solucionó con un fajo de billetes”, cuenta una camarera de piso.

6. Propinas de lo más extrañas

Los mozos que cargan el equipaje de los clientes a sus habitaciones a menudo se han sorprendido cuando un huésped les ha obsequiado, a falta de “suelto”, con un cheque restaurante de un país a ocho horas de avión, la entrada para un partido de fútbol e incluso una botella de vino. “A mí que me den la propina en especias no me fastidia demasiado, pero una vez un gracioso me pagó con dinero del Monopoli. Mejor no esperes que te lleve las maletas al taxi, pensé”, comentó un botones.

Y la lista podría ser infinita… Porque ellos, mozos, camareras de piso, recepcionistas, cocineros y guardas de seguridad han visto de todo. Recuerden la próxima vez que vayan a un hotel que deben ser cuidadosos, las paredes tienen ojos, dos para ser más exactos.

Una Nochevieja cualquiera en cierta habitación de un hotel de Los Ángeles no menos anodino, un pobre botones se ve envuelto en una aparente trifulca matrimonial a muerte que resulta ser una sesión de sexo duro; en tanto, algunos pisos más arriba, la apuesta de un grupo de mafiosos hará perder a uno de ellos un dedo; y luego están los niños diabólicos de un matrimonio y un grupo de brujas, al final del pasillo, que instaladas en una suite nupcial tratan de resucitar a su diosa… Habrán adivinado ya que se trata de las historias de la mítica película 'Four Rooms', pero como todo en esta vida, a veces la realidad supera la ficción… Si las paredes hablasen, si las pelusas bajo la cama también hablasen… Y, sobre todo, si las camareras de pisos y los botones y recepcionistas de hotel se dignasen a hablar, ¿cuántos trapos sucios habría que llevar a la lavandería? Pues lo han hecho. En 'El Confidencial' les ofrecemos este particular 'room service' de los secretos más turbios ocurridos en hoteles y contados por sus testigos uniformados.

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