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La ciudad que cuesta mil millones de dólares y en la que no vivirá nadie
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está en el desierto de nuevo méxico

La ciudad que cuesta mil millones de dólares y en la que no vivirá nadie

Este laboratorio diseñado como típica urbe norteamericana tiene como objetivo testar futuros avances. Pero sin que ningún humano resida en ella, por si acaso...

Foto: El pueblecito futurista que solo verás a vista de dron. (CITE)
El pueblecito futurista que solo verás a vista de dron. (CITE)

Que salga el sol cada mañana es tal vez lo único involuntario que ocurre en este pueblecito norteamericano al queno añadiremos el adjetivo de “clásico” solo porque tenga iglesias cuyas campanas "no" tañen, ehileras de casitas bajas rodeadas de setos en las que "ningún" vecino corta el césped, ni siquiera el chico de los Peterson, que lo hace por un dólar; lo harán, seguramente, robotscortacésped. Y en vez de gorriones o azulejos, tan típicos de estados montañosos, sobrevuelan las escuelas, los colmados y edificios de oficinas acristaladas pájaros-dronque entregan paquetes, que graban y toman fotos y controlan que funcionen los riegos y que la carretera interestatal no se colapse con el hormiguear de coches eléctricos y de ciudadanos que lo son solo hasta las 18h, porque nadie vive aquí. ¡Bienvenidos a una ciudad-laboratorio!

En el sur de Nuevo México, rodeada de coyotes y plantaciones de algodón, la firma de tecnología Pegasus Global Holding ha empezado los trabajos para crear El Centro de la Innovación, la Experimentación y Evaluación (su acrónimo en inglés es CITE), un macro laboratorio que emula una ciudad de 35.000 habitantes. El objetivo de esta maqueta gigante, que empezará a construirse en 2018, es justamente poder testar proyectos urbanísticos y tecnológicos de nueva generación bajo las mismas condiciones que se encuentran en el mundo real, pero “sin que nadie salga herido”, explica Bob Brumley, director general de Pegasus. De este modo, los experimentos que podránllevarse a cabo estarían relacionados con sistemas de transporte inteligente, como los vehículos que no precisan de conductor, la producción de energía alternativa o pruebas-piloto de recolección de datos, seguridad, sistemas computacionales o monitoreo de espacios públicos.

Un macro Lego para prevenir desastres

“Aquí se podrán destruir cosas y volverlas a montar, y así testar su funcionamiento antes de que se lancen al mercado”, explica Brumley, quien afirma que enCITE también se emularálos efectos de armas de pulsos electromagnéticos o ataques energéticos que podrían producir un colapso económico global.También albergaríapruebas de nuevas fuentes de energía, como el reactor nuclear de torio, que sustituirá la energía nuclear a base de uranio.

Ha costado a Pegasus mil millones de dólares y se suma a otros territorios test como Masdar City, en Emiratos Arábes, o la portuguesa PlanIT

Este encantador prueblecito futurista, en el quePegasus ha invertido cerca de mil millones de dólares,ha abierto las puertas a que grandes compañías puedan utilizar su espacio como base de operaciones de sus nuevos productos; no obstante, su construcción es polémica, al igual que sucede con otras grandes 'ciudades laboratorios', como Masdar City, en los Emiratos Árabes, centrada en la experimentación de energías renovables, o PlanIT Valley, en Portugal, donde hay conectados 100 mil sensores.

Aunque la mayoría de los expertos en planificación urbanística se muestran encantados con la existencia de territorios en donde poder hacer modelos y simulaciones de cómo serán nuestras ciudades dentro de un siglo, no todo el mundo cree que su aplicación pueda resultar efectiva.

El codirector del Programa de Oxford para las Futuras Ciudades, Steve Rayne, pone en duda el funcionamiento de proyectos que no tengan en cuenta a las personas, ya que “las tecnologías no son meros artefactos, sino que forman parte de sistemas sociales, y cuando alguien utiliza un dispositivo puede hacerlo deforma inesperada incluso para el propio diseñador”.

Respecto a la idea del director de Pegasus de introducir en un futuro a seres humanos que puedan formar parte del experimento y testar los productos, Rayne se muestra en desacuerdo:“Las personas no somos todas iguales, hay diferencias culturales y de comportamiento que no se tienen en cuenta y que podrían crecer con el tiempo”.

¿Cómo serán nuestras ciudades dentro de cien años? ¿Habrán empleos en un futuro para 'ciudadanos a sueldo'? ¿Quépólizas de seguro tendrán en caso de que ocurra un accidente con algún dispositivo en pruebas? Son muchos los enigmas que quedan por resolver...

Que salga el sol cada mañana es tal vez lo único involuntario que ocurre en este pueblecito norteamericano al queno añadiremos el adjetivo de “clásico” solo porque tenga iglesias cuyas campanas "no" tañen, ehileras de casitas bajas rodeadas de setos en las que "ningún" vecino corta el césped, ni siquiera el chico de los Peterson, que lo hace por un dólar; lo harán, seguramente, robotscortacésped. Y en vez de gorriones o azulejos, tan típicos de estados montañosos, sobrevuelan las escuelas, los colmados y edificios de oficinas acristaladas pájaros-dronque entregan paquetes, que graban y toman fotos y controlan que funcionen los riegos y que la carretera interestatal no se colapse con el hormiguear de coches eléctricos y de ciudadanos que lo son solo hasta las 18h, porque nadie vive aquí. ¡Bienvenidos a una ciudad-laboratorio!

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