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Las palabras del inglés (y el español) que utilizamos mal, según Steven Pinker
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CUANDO EL SIGNIFICADO NOS CONFUNDE

Las palabras del inglés (y el español) que utilizamos mal, según Steven Pinker

En ocasiones, nos equivocamos al hablar no por ignorancia o despiste, sino porque determinadas palabras se utilizan mal tan a menudo que hemos terminado por pensar que tienen otro significado

Foto: Sabes lo que quieres decir, pero quizá no lo que estás diciendo. (iStock)
Sabes lo que quieres decir, pero quizá no lo que estás diciendo. (iStock)

Las malas costumbres son las peores consejeras cuando de hablar bien se trata. Debido a ellas, atribuimos a determinadas palabras el significado que no tienen pero que pensamos que les corresponde. Es mucho más grave que una mera equivocación gramatical, ya que confundir el significado de las palabras puede provocar que nuestros mensajes signifiquen todo lo contrario de lo que pretendemos y o bien nos metan en un aprieto o bien nos hagan parecer iletrados.

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En muchas ocasiones es la similitud entre determinadas palabras la que provoca que nos confundamos. En su libro The Sense of Style (Penguin), el popular lingüista, científico cognitivo y divulgador Steven Pinker recoge algunas de las palabras en las que más suelen equivocarse los hablantes del inglés. Muchas de ellas tienen una traducción perfecta al castellano y, por lo tanto, también nos llevan a confusión en nuestra lengua. Aunque el listado, que recoge Richard Feloni en Business Insider, consta de 58 términos, con 10 nos basta para entender la raíz de nuestros errores.

Cliché

El problema con esta palabra es que se trata de un sustantivo y no un adjetivo (en cuyo caso debería convertirse en cliched), por lo que una frase como his work is cliché sería incorrecta. Curiosamente, en español no hay ninguna forma adjetivada del término, por lo que deberíamos utilizar mejor “estereotipado” o “tópico”.

Data

Que si el big data esto, que si el big data aquello… Cuidado: por mucho que al no terminar en “s” pensemos que se trata de un sustantivo en singular, deberíamos recordar que data es el plural contable del sustantivo proveniente del latín datum. Sin embargo, y al igual que ocurrió con “candelabro” en inglés (candelabra) o “agenda”, el uso ha provocado que se haya dejado de utilizar como plural.

Enervate

Debido a que en una de sus acepciones, esta palabra proveniente del latín enervare significa “poner nervioso”, tendemos a asociarla con la energía o los estímulos. En realidad, y en esto también coinciden el inglés y el español, “enervar” significa “debilitar” o “quitar las fuerzas”.

Enormity

Un falso amigo, en cuanto que no significa, por mucho que lo parezca, “enormidad”, sino más bien, “maldad extrema”. Por lo tanto, cuando hablamos de la enormity de un terrorist bombing no queremos decir que haya tenido una gran onda expansiva, sino que han actuado con una gran maldad. Cuidado en español: la RAE contempla tanto el significado de “tamaño excesivo o desmedido” como el de “exceso de maldad” o “despropósito, desatino”.

Literally

Lo explicamos en un artículo previo y Steven Pinker nos da la razón: aunque parezca que “literalmente” ha pasado a utilizarse como una palabra que designa algo figurado, su significado es el completo opuesto, es decir, "conforme a la letra del texto, o al sentido exacto y propio, y no lato ni figurado, de las palabras empleadas en él". .

New Age

Hoy en día todo es New Age, y no hay más que echar un vistazo a una crítica de cine negativa para comprobarlo: casi cualquier cosa futurista o que tenga un punto de autoayuda lo es. Pinker reivindica que, en sentido estricto, New Age es tan sólo aquello “espiritual” y “holístico”. Es decir, por mucho que un fondo de pantalla o un aparato tecnológico nos parezcan muy de última generación y tengan lucecitas e imágenes de atardeceres, no son New Age.

Politically correct

El sustantivo más espinoso de toda la lista, en cuanto que los problemas asociados a su significado no son tanto semánticos como ideológicos. Pinker explica que su significado literal es “liberal de izquierdas dogmático”, y que cualquier otro es incorrecto. Su origen, señala, se encuentra en los conservadores británicos y americanos que descalificaban a sus oponentes de izquierdas con este término, equivalente a “inofensivo”.

En algunos casos, la confusión se produce entre los significados positivos y peyorativos asociados con determinado término

Una definición bastante discutible, sobre todo en otros países como España, donde si bien se ha empleado igualmente para definir tendencias expresivas eufemísticas, por lo general se emplea para “describir lenguaje, ideas políticas o comportamientos con los que se procura minimizar la posibilidad de ofensa hacia grupos étnicos, culturales o religiosos”. Es decir, mientras que para Pinker se trata de algo peyorativo, para muchas otras personas se trata de una expresión respetuosa y positiva.

Refute

Cada vez más es habitual que oigamos que un famoso ha refutado una información que le perjudicaba, cuando en realidad deberíamos decir que la ha negado. “Refutar” es demostrar que algo es falso, no simplemente negarlo, por mucho que esta sea la traducción que la mayor parte de diccionarios proporciona. De ahí que las teorías científicas se refuten: si simplemente se negasen, esto sería un sindiós.

Simplistic

Cuando hablamos en un idioma que no es el nuestro, tendemos a eliminar matices de significado para asegurarnos de que, más o menos, se nos entiende. Es lo que ocurre cuando utilizamos simplistic como sinónimo de simple, aunque el resultado puede ser catastrófico: simplistic es peyorativo, mientras que simple, en muchos casos, tiene asociados matices de inocencia y sencillez. Curiosamente, en español sí se utiliza muy a menudo “simple” como un insulto: una de las acepciones proporcionadas por la RAE es “mentecato, abobado”.

Verbal

Tanto en inglés como en español tendemos a utilizar “verbal” y “oral” de forma intercambiable, aunque en realidad, “verbal” se refiere únicamente a lo referido a la palabra o el verbo. El significado de ambos términos es tan cercano que puede dar lugar a confusión, sobre todo en castellano, ya que utilizamos el concepto “contrato verbal” para referirnos a aquellos de los que no ha quedado constancia por escrito. Sin embargo, ¿verdad que no diríamos “examen verbal” o “sexo verbal”?

Las malas costumbres son las peores consejeras cuando de hablar bien se trata. Debido a ellas, atribuimos a determinadas palabras el significado que no tienen pero que pensamos que les corresponde. Es mucho más grave que una mera equivocación gramatical, ya que confundir el significado de las palabras puede provocar que nuestros mensajes signifiquen todo lo contrario de lo que pretendemos y o bien nos metan en un aprieto o bien nos hagan parecer iletrados.

Steven Pinker
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