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Seis formas desconocidas con las que tu pareja te pone enfermo, literalmente
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Seis formas desconocidas con las que tu pareja te pone enfermo, literalmente

El amor duele, incluso se dice que hay amores que matan. Quizás exageren, pero lo cierto es que estar en pareja trae algunos riesgos para la salud que probablemente desconozcas

Foto: Qué majo, te toma la temperatura... Qué menos si él tiene la culpa de tu estado de salud. (iStock)
Qué majo, te toma la temperatura... Qué menos si él tiene la culpa de tu estado de salud. (iStock)

Como bien dice el refrán: mejor solo que mal acompañado. Cada día comienzan miles de historias de amor… Pero se rompen otras tantas. Está claro que todos hemos sentido en alguna ocasión esa sensación de estar tan a gusto, casi atontado, con alguien. Ese sentimiento, en un principio, no lo cambiaríamos por nada del mundo, pero avanza el tiempo y pasamos de estar tirándole los tejos continuamente a tirarnos los trastos a la cabeza mutuamente.

Las perspectivas cambian con el paso del tiempo y en el amor donde dije digo, digo Diego. ¿Cuántas son las promesas que hemos pronunciado, o escuchado, y han terminado por ser poco más de humo? Para todas las personas que se han sentido así, que están hartas de relaciones no fructíferas y de sentir que han perdido el tiempo, Yahoo indica una serie de problemas que nos pueden generar las relaciones en pareja. Aunque claro, posiblemente en esa primera etapa de amor ciego o en cualquier momento en el que estemos a gusto con otra persona, es más que probable que no tengamos el mínimo interés en ver posibles (y secundarias) consecuencias negativas sobre nuestra salud. Pero, al fin y al cabo, el que no se contenta es porque no quiere.

1. Nos incitan al alcohol

“Venga, vamos a tomar una cañita después del curro”, “esta noche he comprado una botella de vino para la cena”… SI nuestra pareja bebe, es muy posible que también nos anime al consumo de bebidas espirituosas. Esta relación a primera vista parece una generalidad sin demasiada profundidad, pero un estudio de la American Sociological Association muestra que en cuanto al alcohol, los matrimonios se ven influenciados ambos cónyuges por el consumo del otro. Aunque claro, el otro lado de la moneda es que, según este mismo estudio, existe un mayor riesgo de que haya un consumo elevado de alcohol entre hombres divorciados o viudos. Quizá algo de razón tendría Julio Iglesias con lo de “me gustan las mujeres, me gusta el vino y si tengo que olvidarlas, bebo y olvido”.

2. Las heridas tardan más en curarse

Muchos son los estudios que hablan de todos los aspectos positivos derivados de la segregación de oxitocina. La conocida como hormona del amor suele tener unos valores más elevados entre las parejas cuya comunicación era fluida y satisfactoria. A su vez, tal y como indica un estudio de la Universidad de Ohio, esto provocaba que sus heridas se curaran a mayor velocidad. Eso sí, después de esta información, aquellos que tienen una relación tensa con su pareja seguro que en vez de tratar de calmar las aguas, quieren culpar su cónyuge por aquella heridita del pie que tardó tres semanas en desaparecer y le hizo caminar como un pingüino.

3. Los ronquidos

Dormir al lado de alguien que ronca suele ser bastante incómodo por mucho que digamos que tenemos un sueño profundo y que no nos causa ninguna molestia. Además de los riesgos para la propia salud del roncador, como el de padecer bronquitis crónica, también puede influir negativamente en la salud del compañero de cama. Un estudio de la clínica Mayo, y del que se hizo eco The New York Times, calculó que las personas que dormían con roncadores se despertaban una media de 21 veces por hora, con todas las consecuencias negativas que esto tiene para el descanso y el posterior rendimiento durante el día. Aunque también es posible que en vez de empezar a dormir solos o tomar medidas drásticas, propongamos una serie de ejercicios a nuestras parejas para que dejen de hacerlo.

4. Reacciones alérgicas derivadas del sexo

Muchos son los problemas derivados del sexo. Enfermedades de transmisión sexual, hongos, riesgos de salud por la práctica de sexo oral hasta sufrir alergias por el contacto con el semen, aunque en este caso no parezca un problema muy extendido, puesto que desde 1967 se han contabilizado poco más de 80 casos. La mayoría de estos problemas pueden solucionarse con la práctica de sexo seguro y el uso de preservativo, pero nunca está de más buscar un apoyo moral ante la ausencia del acto.

5. Nuestra pareja nos hace engordar

Aunque suene extraño, un estudio de la Southern Methodist University de Dallas realizó un seguimiento durante cuatro años a 160 parejas y encontró que aquellas con unos niveles más elevados de felicidad también engordaron durante este periodo de tiempo, mientras que las parejas menos satisfechas vieron cómo su peso disminuía. Quizá sea esto a lo que nos referimos cuando decimos lo de la curva de la felicidad. Ahora solo falta ver si preferimos estar más delgados e insatisfechos o un poquito más tripones, pero felices con nuestra pareja.

6. Nos rompen el corazón

Cada disgusto en una pareja nos rompe el corazón. Quizá cuando somos jóvenes esta no es más que una expresión referida a la decepción que sentimos cuando nos falla o traiciona alguien a quien queremos, pero a largo plazo se convierte en realidad. Un estudio de la Universidad de Michigan detectó una relación entre la edad, la calidad marital y los problemas de corazón; lo que viene a significar que las personas que han vivido un matrimonio sufrido tienen más riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, según avanza su edad. Esto nos lleva a pensar que, en efecto, mejor solo, que mal acompañado. Al menos, en este caso, nuestro corazón lo agradecerá.

Como bien dice el refrán: mejor solo que mal acompañado. Cada día comienzan miles de historias de amor… Pero se rompen otras tantas. Está claro que todos hemos sentido en alguna ocasión esa sensación de estar tan a gusto, casi atontado, con alguien. Ese sentimiento, en un principio, no lo cambiaríamos por nada del mundo, pero avanza el tiempo y pasamos de estar tirándole los tejos continuamente a tirarnos los trastos a la cabeza mutuamente.

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