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Los mejores desayunos para adelgazar de manera rápida, avalados por la ciencia
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Los mejores desayunos para adelgazar de manera rápida, avalados por la ciencia

Para que la primera comida del día nos sacie el hambre debe contener cerca de 700 calorías. Si además queremos adelgazar, debemos seguir estas sencillas pautas detectadas por investigadores

Foto: No te pongas de morros y empieza a hacerlo bien. (iStock)
No te pongas de morros y empieza a hacerlo bien. (iStock)

A menudo sucede que recién levantados no tenemos apetito y no nos entra nada. De ahí que los expertos recomienden tomar algo una hora después de habernos despertado para dejar que el cuerpo se estabilice y la comida nos entre bien.

Lo que es siempre un error garrafal es irnos de casa sin haber desayunado. Más aún cuando estamos intentando adelgazar, ya que esta es, como habrás escuchado tantas veces, la 'comida más importante del día' precisamente porque influye de forma determinante en lo que ingeriremos durante el resto de la jornada.

Si no comemos nada picaremos entre horas y probablemente abusaremos en las cantidades de las siguientes tomas principales. Como tendremos demasiada hambre nos pasaremos con la comida y nos costará más saciarnos, actitudes nefastas si quieres quitarte esos kilitos que te sobran. Así que nunca te olvides de desayunar. Y ya que te pones, procura hacerlo bien. Haz caso de los científicos cuyas investigaciones avalan estos sencillos hábitos que debes incorporar a tu desayuno para que te ayude verdaderamente a perder peso.

1. La más importante, no la más abundante

Por mucho que digan lo contrario, el tamaño importa. Al menos en lo que respecta a los cereales. Según un estudio realizado en la Universidad Estatal de Pensilvania encontró que al servirnos los cereales con leche se quedan aplastados y pierden volumen, así que nos echamos más de la cuenta. Los investigadores aseguraron que esto ocurría especialmente cuando éstos eran de menor tamaño.

Los desayunos de 700 calorías ayudan a perder dos veces y media más peso que los de 200 calorías

“Las personas subestiman el número de calorías que contienen esos cuencos”, comenta Katy Lindenmuth en Women's Health, donde explica que “si escoges cereales grandes, estarás consumiendo menos calorías sin darte apenas cuenta de la diferencia”.

2. Poco apetecible pero muy saludable

Está claro que el salvado de avena no es exactamente la comida más atractiva como para que sea la protagonista de nuestra alimentación desde primera hora, pero los científicos aseguran que sí es la opción más inteligente. Un estudio reciente publicado en la revista Appetite dictaminó que uno de los principales nutrientes de este alimento es la fibra y que gracias a ella nos sentimos llenos y saciados durante más tiempo, lo que significa que no va a entrarnos hambre al poco rato de haber desayunado y podremos evitar los antojos del resto del día.

3. La mejor hora del día para quemarlo todo

Vale que no debemos olvidarnos nunca de desayunar para regular el hambre y, de paso, no andar desnutridos por la vida. Pero que sea fundamental no quiere decir que tenga que ser un banquete de cuento de princesas con todos tus alimentos preferidos. Así no vas a adelgazar, y lo sabes. Y si no lo sabías te lo dicen los científicos: un equipo de investigadores israelís comprobó cómo variaban su alimentación las personas en función de las calorías ingeridas en el desayuno. Para ello hicieron dos grupos, uno que comía 700 calorías en el desayuno, 500 en el almuerzo y 200 en la cena, y otro que las consumía justo al contrario: 200, 500 y 700 calorías, respectivamente.

Los resultados, publicados en la revista Obesity, demostraron que después de llevar esa dieta durante dos semanas los que habían estado comiendo un desayuno de 700 calorías habían perdido dos veces y media más peso que el otro grupo, probablemente porque el metabolismo es más eficiente por la mañana.

4. Ni lácteos ni zumos, incluye proteínas

Un estudio realizado en la Universidad de Missouri encontró que un desayuno rico en proteínas estimula la secreción de un señalizador de saciedad muy potente (la hormona intestinal péptido YY) por lo que se reduce el apetito y comemos menos durante el resto del día. “Esta sensación parece mantenerse durante la mayor parte de la jornada y aguanta hasta la tarde noche”, aseguraba Heather Leidy, autora principal del estudio.

5. Cambia el zumo por la fruta

Siempre hemos pensado que el zumo es el complemento perfecto a un desayuno saludable, pero en realidad es una bebida con un altísimo contenido en azúcar que elimina muchos de los nutrientes de la fruta natural. 250 ml de zumo de naranja equivalen a siete cucharadas de azúcar, es decir, 115 calorías, mientras que una lata de Coca-Cola de 33 centilitros tiene 139.

6. Échale huevos

Varias investigaciones han demostrado que comer huevos por la mañana es más eficaz para perder peso que un bocadillo y otros alimentos altamente calóricos. Gracias a la alta cantidad de proteínas que aportan, alrededor de 5,5 gramos por medio huevo, nos mantiene saciados más tiempo. Pero aún hay más: los huevos contienen un nutriente llamado colina que mejora la función del sistema nervioso y la salud cardiovascular. Eso sí, no lo hagas todos los días. Recuerda que se recomienda un máximo de cuatro huevos a la semana así que no abuses de ellos.

7. Date un capricho con sabor a cacahuetes

No es muy típico de nuestra gastronomía, pero si la has probado y te gusta quizás podrías empezar a incluir la mantequilla de cacahuete en tus desayunos.

Un estudio elaborado en la Universidad de Vicosa y publicado en el British Journal of Nutrition concluyó que en los participantes que comían esta dulce crema por las mañanas disminuía el apetito gracias a que aumentaban los niveles de la mencionada péptido YY, también conocida como la 'hormona de saciedad'. Curiosamente, sus niveles de azúcar en sangre eran más bajos que los derivados de la ingesta de un plato de carbohidratos. Eso sí, ten en cuenta que apenas dos cucharadas de este alimento tienen 190 calorías: come con moderación.

A menudo sucede que recién levantados no tenemos apetito y no nos entra nada. De ahí que los expertos recomienden tomar algo una hora después de habernos despertado para dejar que el cuerpo se estabilice y la comida nos entre bien.

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