Por qué les puse a mis estudiantes la pregunta más cabrona del mundo
Una cuestión en un examen de psicología ha revolucionado internet. Ahora el profesor que la ha formulado cuenta lo que buscaba enseñar a sus alumnos
El profesor de Psicología Social Dylan Selterman lleva seis años finalizando sus exámenes semestrales con la pregunta más cabrona que se puede poner en un examen. Pero, cosas de internet, este verano un estudiante ha colgado en Twitter una captura de ésta, y su desafío se ha hecho viral.
La “pregunta” era muy sencilla:
“Selecciona si quieres añadir 2 o 6 puntos a la nota final de tu examen. Pero hay un pequeño inconveniente: si más del 10% de la clase selecciona 6 puntos, entonces nadie consigue ningún punto”.
Debido a la repercusión que ha tenido su pregunta, Selterman ha escrito una columnaen The Washington Post explicando las razones por las que enfrenta a sus estudiantes a este dilema.
Como explicamos en El Confidencial, el problema que plantea la pregunta de Selterman se conoce como “tragedia de los comunes”, esto es, una situación en la cual varios individuos, motivados solo por el interés personal y actuando independiente pero racionalmente, terminan por destruir un recurso compartido limitado (el común) aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto, les convenga que tal destrucción suceda.
Si todos los alumnos hubieran elegido subir su nota dos puntos ahora todos tendrían una mejor puntuación. Pero no fue así. Aunque es evidente que una de las opciones es la que conviene a todos, siempre hay un puñado de egoístas que dejan a toda la clase sin puntos extra.
“Este ejercicio impulsa a los estudiantes a considerar cómo sus acciones afectan a los demás, y viceversa”, explica el profesor. “Llevo poniendo la pregunta desde 2008 y sólo una clase ha logrado superar el desafío. En todas las demás, más de un 10% de los alumnos escogieron ganar 6 puntos. La tentación de los estudiantes para tener más puntos es muy fuerte y a menudo expresan su exasperación cuando las cosas no salen como desean. El pasado semestre, después de anunciar los resultados, un estudiante levantó sus manos y dijo enfáticamente: '¡si todo el mundo hubiera elegido dos puntos todos habríamos conseguido los puntos!”.
Un ejercicio con historia
Como explica Selterman, muchos profesores de su campo utilizan distintas versiones de un ejercicio que fue planteado por primera vez hace 25 años, pero “ahora que nuestros recursos están amenazados por el cambio climático y la superpoblación el experimento es más relevante que nunca”.
El problema de la “tragedia de los comunes” es muy similar a otros ejercicios desarrollados por los psicólogos en torno a la teoría de juegos, como el famoso “dilema del prisionero”. El punto de partida es siempre el mismo: existe un recurso público que las personas pueden usar libremente en su beneficio. “En mi clase son puntos, pero en el mundo real puede ser comida, agua, tierra, electricidad, etc.”, explica Selterman. “Si todo el mundo es consciente sobre el consumo colectivo y limita su uso personal el grupo prosperará. Pero si mucha gente actúa de manera egoísta (tratando de maximizar sus propios beneficios) el grupo acabará sufriendo y todo el mundo se quedará sin nada al agotarse el recurso público”.
El escenario ideal sería uno en el que todo el mundo cooperara pero tú fueras egoísta, logrando así maximizar tu recompensa sin acabar con la salud del grupo
Al observar el problema planteado por Selterman es evidente que escoger los dos puntos es la única opción que beneficiará a todos y, por muy egoísta que uno sea, las posibilidades de ganar los seis puntos son mínimas. Pero, aún así, muchos estudiantes se decantan por esta opción condenando a toda la clase. ¿Por qué ocurre esto? “Quizás buscan aumentar sus propias calificaciones o puede que teman que otros saquen ventaja de la situación. Nadie quiere ser el tonto que elige menos puntos cuando podía haber tenido más. El escenario ideal sería uno en el que todo el mundo cooperara pero tú fueras egoísta, logrando así maximizartu recompensa sin acabar con la salud del grupo. Pero es raro que esto ocurra, y la gente a menudo se bloquea por la desconfianza en el resto del grupo”.
Hay quién piensa que hoy en día somos más individualistas y, por tanto, más egoístas. Pero Selterman cree que las sociedades se han tenido que enfrentar a dilemas similares al que plantea en su examen durante toda la historia, y el resultado ha sido siempre similar. Lo que sí ha notado es que las mujeres suelen escoger en mayor porcentaje la opción cooperativa y, claro, la personalidad influye: algunas personas son más egocéntricas que otras.
Una valiosa lección
Tras el ejercicio, Selterman siempre abre un debate con sus estudiantes sobre la posibilidad de aplicar los resultados de la prueba a la vida real. La pregunta es clara: ¿Puede la “tragedia de los comunes” enseñarnos a reducir la sobreexplotación de recursos? Parece claro que, salvo contadas excepciones, siempre gana la opción egoísta, y eso que el profesor pone la misma pregunta todos los años y los estudiantes podrían pactar de antemano pedir en bloque los dos puntos.
Para lograr que gane la opción colaborativa se pueden crear incentivos o castigos. Esto forma parte de cualquier política pública respecto a los recursos: desde poner multas a quién consigue mucha agua a publicar la lista de las personas que han defraudado a Hacienda. No cabe duda de que si Selterman anunciara que, tras la prueba, va a publicar el nombre de las personas que escogen los seis puntos, las probabilidades de que ganara la opción cooperativa serían mayores.
Cuando la gente abandona mi clase quiero que sepan que cuentan con herramientas para cambiar el mundo a mejor
Diversos estudios han comprobado que las personas se implican más con la comunidad si saben que la gente hace un esfuerzo por no ser egoísta. Una investigacióncomprobó que los clientes de un hotel son más propensos a reutilizar sus toallas si se les dice “únete al resto de huéspedes y ayuda a salvar el medio ambiente” qui se apela en exclusiva a este último.
“Quizás introduzca una variación el próximo semestre diciéndole a mis alumnos que más del 90% de los anteriores estudiantes eligieron la opción de los dos puntos, para ver si eso incrementa la cooperación”, explica Selterman.
El profesor, en cualquier caso, no cree que elegir los seis puntos haga a una persona inmoral o egoísta. En su opinión, “es difícil conseguir que un gran grupo de jóvenes coopere a la primera”. La prueba no está pensada para que los alumnos suban nota, sino para que aprendan una lección. “Cuando la gente abandona mi clase quiero que sepan que cuentan con herramientas para cambiar el mundo a mejor y hacer que vivamos en una sociedad más ilustrada”, concluye.
El profesor de Psicología Social Dylan Selterman lleva seis años finalizando sus exámenes semestrales con la pregunta más cabrona que se puede poner en un examen. Pero, cosas de internet, este verano un estudiante ha colgado en Twitter una captura de ésta, y su desafío se ha hecho viral.