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Las cinco mejores fantasías que se tienen cuando estás en pareja
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Las cinco mejores fantasías que se tienen cuando estás en pareja

Cuando se lleva mucho tiempo en pareja las relaciones sexuales pueden volverse rutinarias y aburridas. Deja de ocultar tus deseos íntimos y aporta imaginación a tus encuentros en la cama

Foto: Supera el trío. Estos sí son los deseos ocultos que pueden mejorar la vida en pareja. (iStock)
Supera el trío. Estos sí son los deseos ocultos que pueden mejorar la vida en pareja. (iStock)

Muchas personas esconden sus fantasías sexuales en los rincones más remotos de su mente. Por miedo al qué dirá su pareja o por vergüenza por sentirse un bicho raro, desemboca en que oculten sus deseos más personales. “Lo que ocurre es que la mente ansía explorar lugares que ni el cuerpo tenía intención de visitar y desea hacer cosas que uno ni siquiera podría plantearse hacer en la vida real”, describe el psiquiatra Sanjay Chugh en The New Age.

“Por lo general la estimulación sexual comienza en el cerebro”, explica el sexólogo Deepak Raheja, “así que una imaginación activa prepara la mente y hace que aumente el deseo sexual y la excitación mucho más rápido y el acto resulte mucho más gratificante. Es por eso que la discusión y la realización de las propias fantasías sexuales es importante para que una pareja disfrute de una vida sexual realmente satisfactoria”, insiste.

Dar rienda suelta a estas apetencias puede mejorar nuestra vida en pareja y renovar el repertorio de prácticas en la cama, “siempre y cuando se trate de fantasíassanas que no menoscaben la integridad de nuestras parejas o de nosotros mismos”, puntualizaChugh. Ahora que llegan las vacaciones y tenéis más tiempo libre… ¿Por qué no probar? Echa un ojo a las cinco más comunes y aprovecha el listado para dar a conocer alguno de tus sueños. Y si no coincides en ninguno, confiesa los tuyos.

1. La dominación

Exacto, el argumento de E.L. James en 50 sombras de Grey no era tan descabellado. Es la fantasía más común especialmente entre las mujeres, aunque como han señalado diferentes estudios, prefieren que se quede en su cabeza y no termina de convencerlas experimentarlas la sumisión en la vida real. Pero no sólo ellas, lo cierto es que los hombres tampoco desechan la idea de que se les dé el control en la cama para manejar la situación a su gusto o, del otro lado, encontrarse con una buena dominatrix que les obligue a satisfacerla. Para gustos, colores.

Existe todo un universo de accesorios que pueden hacer las delicias de las parejas que quieran jugar a dominar o ser dominados. Desde pañuelos de seda hasta esposas o bozales para inmovilizar y privar de movimientos a la otra persona y jugar a excitarla, tocarla o agarrarla sin que pueda moverse. “El esclavo o esclava está obligado a dar placer sexual mientras disfruta cumpliendo con los caprichos y fantasías ocultas de su pareja”, resumen Raheja.

2. Verse en un espejo

Muchas personas fantasean con la idea de poder verse manteniendo relaciones sexuales con sus parejas e incluso hay bastantes a las que les atrae que sean otros quienes les observen. La idea de ver sus propios movimientos en un espejo siempre resulta excitante, de ahí el imperio de la industria del porno. En general, nos gusta mirar y ser mirados, aunque en el segundo caso, una vez más, suele bastar con imaginarlo en nuestra cabeza.

Los expertos en sexología encuentran además una importante virtud en este placer voyeurista: acabar con los complejos físicos. Al observarse a si mismos o a sus parejas gimiendo de placer y amoldando sus movimientos para acoplarse perfectamente el uno con el otro, uno olvida si está más o menos delgado o tiene más o menos celulitis. Anda que el agobio que llevabas encima porque la operación bikini no te había servido de nada… Da igual lo en forma que estés, ¡mira lo bien que lo estás haciendo y lo mucho que disfrutáis tú y tu pareja!

3. Grabarse en vídeo

En la misma línea que el anterior, y como parodió el año pasado la comedia veraniega Sex Tape. Algo pasa en la nube, donde el personaje interpretado por Cameron Díaz decidía grabarse en vídeo haciendo el amor con su marido para reavivar la pasión, verse en la pantalla de la televisión o el ordenador practicando sexo con sus parejases una idea que atrae a muchas personas.

Ya sea con un teléfono móvil o una cámara casera, gran cantidad de parejas deciden registrar sus encuentros sexuales para ver el resultado después y volver a excitarse viendo sus movimientos, gestos, gemidos… Revivir el placer suele conducir a más placer (o a una vergüenza ajena infinita, que hay de todo).

Según explica el sexólogo Madhukar Banerjee, “grabar estas escenas hace que las parejas se sientan como una estrella del porno” lo que cumple además con otra fantasía de lo más banal: la idea de sentirse una celebritie, opina. Eso sí, “si el rodaje puede ofender a cualquiera de las partes hay que respetar sus deseos. En ningún caso es aceptable grabar sin permiso”, advierte el experto.

4. Voyeurismo

Puede definirse como un interés sexual en espiar a las personas mientras están haciendo algo íntimo, como desvestirse o practicar sexo. Aunque muchas personas relacionan esta intromisión en la vida privada con una fantasía más masculina, lo cierto es que a muchas mujeres les excita observar estos momentos eróticos.

Si a tu pareja le encanta ponerse a tono observando momentos sexuales a modo de espía, participa en el juego y finge que no eres consciente.Un simple desnudo, cambiarse de ropa o incluso poder ver cómo la otra persona se ducha sin ser descubierto, puede ser suficiente. “Añadir a la experiencia algo de lencería sensual, tacones altos o simplemente hacer algunos movimientos irresistibles, será más que suficiente para ver cómo tu pareja se excita”, sugiere Banerjee.

5. Cambio de roles

Cómo no, jugar a ser otras personas es una de las fantasías más comunes. Resulta especialmente estimulante si además de interpretar unos papeles sexys se añade el factor de no conocerse de nada… Así es, el hecho de encontrarse maestro y alumna, profesora y niño malo, enfermera con paciente, piloto y azafata o la variante que más excitante resulte a la pareja es un juego bien sencillo que muchas personas desean practicar.

Aunque pueda resultar vergonzoso, en casos como el de Gautam Bakshi, nombre falso que utiliza un lector, confesar a la pareja estas apetencias sexuales puede derivar en un cambio positivo en su relación: “Aunque la idea de contar esta fantasía me parecía incómoda al principio, me di cuenta de que era la única forma de conseguir experimentar cosas diferentes. Hoy estoy mucho más cómodo, feliz y sexualmente satisfecho”.

Muchas personas esconden sus fantasías sexuales en los rincones más remotos de su mente. Por miedo al qué dirá su pareja o por vergüenza por sentirse un bicho raro, desemboca en que oculten sus deseos más personales. “Lo que ocurre es que la mente ansía explorar lugares que ni el cuerpo tenía intención de visitar y desea hacer cosas que uno ni siquiera podría plantearse hacer en la vida real”, describe el psiquiatra Sanjay Chugh en The New Age.

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