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Los errores que cometemos al hablar y al escribir que nos hacen parecer gente sin clase
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CUIDADO CON LAS PALABRAS DE MODA

Los errores que cometemos al hablar y al escribir que nos hacen parecer gente sin clase

Cada época tiene sus expresiones de moda y sus lugares comunes lingüísticos que se repiten hasta la saciedad. Peor aún son aquellas expresiones que creemos que conocemos y que empleamos mal

Foto: Utilizar alguna de estas expresiones nos desnuda (figuradamente, no literalmente). (Chuck Savage/Corbis)
Utilizar alguna de estas expresiones nos desnuda (figuradamente, no literalmente). (Chuck Savage/Corbis)

Hablar en público es complicado. Departir en el entorno profesional con otras personas también lo es, sobre todo si de dichas conversaciones depende el éxito o fracaso de nuestra empresa. Por eso en demasiadas ocasiones tendemos a aparentar ser quienes no somos y utilizar palabras y expresiones que normalmente no emplearíamos y que suenan muy bien, o al menos eso nos parece. O, en otras palabras, no seamos como el director de la Agencia Tributaria, que ayer definió como "la repera patatera" todos los datos de los que dispone la agencia sobre el caso Rato.

Cada época tiene sus expresiones de moda y sus lugares comunes lingüísticos que se repiten hasta la saciedad. Aunque no nos guste demasiado, es fácil entender por qué de repente todo es “dinámico” y “creativo”: se trata de palabras comodín que sirven tanto para un roto como para un descosido y que, gracias a que no significan gran cosa, no nos comprometen. Tu proyecto es dinámico, tu pareja es dinámica, el hijo del vecino es muy dinámico. Muy distintas son aquellas expresiones que creemos que conocemos y que, sin embargo, empleamos mal. Nada peor que intentar parecer más listos o ¡dinámicos! de lo que realmente somos y equivocarnos. Aquí tenemos algunos ejemplos.

Un giro de 360 grados

Una expresión que se oye con gran frecuencia en lugar de la correcta, que es un giro de 180 grados. A no ser, claro está, que lo que queramos decir es que nos quedamos como estamos: 360 grados es un giro completo, mientras que uno de 180 nos sitúa mirando al punto completamente opuesto. Así que cuando el jefe anuncie su intención de dar un giro de 360 grados a la empresa, no se preocupe: o todo seguirá como hasta el momento, o su superior es un inútil.

Punto y seguido, punto y aparte, punto final

Tres conceptos que nos pueden jugar una mala pasada si los confundimos. Si nuestra estrategia va a marcar un “punto final” en nuestra empresa, estamos dando a entender que vamos a conseguir con nuestras maravillosas ideas acabar con ella. Si, por el contrario, se trata de un punto y seguido, quizá nos estemos pasando de conservadores y continuistas. Mejor decantarnos por el punto y aparte.

Tan sólo se puede barajar una hipótesis si hay diversas opciones entre las que elegir

Literalmente

¿No han reparado en que “literalmente” ha pasado a significar todo lo contrario de lo que realmente significa, es decir, que algo es figurado? Si utilizásemos correctamente la palabra, una frase como “el jugador quedó literalmente destrozado tras el partido” querría decir que el deportista fue mutilado, reventado y sus miembros reventados en el curso de la competición. “Literalmente” significa “conforme a la letra o al sentido literal” o “que debe entenderse en la plenitud de su sentido la palabra a la cual acompaña”. Es esta última acepción la que nos da problemas, pero no debe hacernos caer en emplear lo literal para referirnos a lo figurado.

A nivel de…

En su simpático Museo de los Horrores, el Centro Virtual Cervantes advierte los malos usos de la locución “a nivel de”, que cada vez más se utiliza para referirnos a un tema en concreto. “A nivel de sanidad, lo estamos haciendo muy bien”, por ejemplo. Mal: “nivel” significa “altura, grado, categoría, situación”, por lo que se admite en expresiones como “ya me he puesto al nivel del resto de la clase”, pero no en el caso anteriormente expuesto.

En plan

“En plan bien”, “en plan mal”, “en plan simpático”, “en plan borde”, “en plan…” Basta ya. Aunque no es una expresión equivocada, debemos dejar de abusar de dicha locución para introducir un adverbio y evitar que se confunda con un adjetivo. Es el caso de, por ejemplo, una frase como “me lo ha dicho borde”, que nos suena mal porque genera cierta ambigüedad entre si es el hablante quien es borde o tan sólo la forma de decirlo.

Barajar una hipótesis

Una vez más, el Centro Virtual Cervantes nos recuerda que debemos tener cuidado cuando barajamos hipótesis, sobre todo si somos periodistas, ya que es un error en el que caemos de forma habitual: sólo si existen varias posibilidades podemos utilizar dicha expresión. Si tan sólo se valora una única hipótesis, deberemos encontrar otra mejor.

Top

Desde que José Mourinho empezó a popularizar la palabreja inglesa para referirse a sus jugadores y, sobre todo, a sí mismo, todo ha pasado a ser “top”. Hay que reconocer que la palabra tiene su encanto, puesto que es capaz de describir “lo máximo” o “uno de los mejores” en un único término que, para más inri, está formado por apenas tres letras. ¿Alguna alternativa? Dado que “mejor” es un superlativo, deberemos conformarnos con un “muy bueno”.

Interfecto

Muchas veces nos referimos al interfecto como si esta palabra fuese un sinónimo de “dicha persona” o “interesado”, sin saber que en realidad significa, dicho de una persona, “muerta violentamente, en especial si ha sido víctima de una acción delictiva”. Nada de preguntar si le podemos enviar un correo electrónico al interfecto, a no ser que creamos en el internet después de la muerte, claro.

Bueno no, lo siguiente

Empecemos admitiendo que utilizar esta viral expresión en un entorno profesional nos deslegitima ante cualquier interlocutor, que probablemente pensará que somos un adolescente de doce años. La lengua española es lo suficientemente rica como para buscar una alternativa a esta expresión tan poco económica y tan infantil. ¿Saben qué es “lo siguiente” de algo bueno? ¡Algo muy bueno!

Hablar en público es complicado. Departir en el entorno profesional con otras personas también lo es, sobre todo si de dichas conversaciones depende el éxito o fracaso de nuestra empresa. Por eso en demasiadas ocasiones tendemos a aparentar ser quienes no somos y utilizar palabras y expresiones que normalmente no emplearíamos y que suenan muy bien, o al menos eso nos parece. O, en otras palabras, no seamos como el director de la Agencia Tributaria, que ayer definió como "la repera patatera" todos los datos de los que dispone la agencia sobre el caso Rato.

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