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Cómo resultar agradable a los demás sin que piensen que eres imbécil
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Cómo resultar agradable a los demás sin que piensen que eres imbécil

Si sonríes y asientes pensarán "qué majo", pero nadie te tomará en serio. Esta es la clave para encontrar el punto medio entre parecer ‘muy dulce’ o ‘un arrogante’ y que la gente confíe en ti

Foto: En serio. de cero a 10, ¿cuántas ganas de tomar café a diario con esta persona te dan? (corbis)
En serio. de cero a 10, ¿cuántas ganas de tomar café a diario con esta persona te dan? (corbis)

Empiezas en un trabajo nuevo, te presentan a un grupo de amigos o vas a conocer a los padres de tu pareja. ¿Cómo caer simpático sin parecer bobo? De algún modo, tenemos interiorizado que las personas que son sumamente agradables son algo lelas, como si no tuviesen más que un mundo de piruleta en sus cabezas.

Otra opción estomar una actitud pseudoprofesional y hacer ver que somos personas inteligentes, pero de esta forma nos tomarán como personas demasiado serias. Cabe la posibilidad de que digan de nosotros que somos “majos”, pero, por lo general, nos habrán tomado por alguien creído y excesivamente seguro de sí mismo.

¿Existe un punto intermedio en el que podamos resultar agradables y dicharacheros sin mantener la sonrisa permanente y actuar como si viviésemos en un anuncio de compresas? La psicóloga social Heidi Grant Halvorson explica en Business Insider cómo conseguir parecer agradable sin necesidad de “hacernos los tontos”. Y es más sencillo de lo que parece.

Cómo demostrar que eres de fiar

La psicóloga parte de la idea de que “la base de todas las relaciones –tanto personales como profesionales– es la confianza”. Según diferentes investigaciones si en nuestro lugar de trabajo los compañeros o empleados no nos consideran personas dignas de su confianza “no colaborarán con nosotros eficazmente ni nos prestarán ayuda cuando tengamos un problema”, explica Halvorson.

Pero, ¿cómo conseguir ganarnos la confianza de los demás? Los estudios demuestran que es necesario proyectar dos cosas:

- Calidez, transmitiendo que tenemos buenas intenciones y consiguiendo que nos vean como un amigo y no como un enemigo.

- Actitud, demostrar que somos competentes y que tenemos las capacidades necesarias para llevar a cabo nuestro trabajo y serprofesionales respetables.

Estereotipados: la gente happy no es inteligente

El problema, como relata la autora del bestseller Nine Things Successful People Do Differently, es que “los patrones de comportamiento que asociamos con ser una persona afectiva o competente a menudo se contradicen directamente entre sí”.

Suele ocurrir que si una persona parece demasiado simpática, la gente tiende a cuestionar si es verdaderamente apta para su trabajo o está ahí solo para las risas. Y desconfiamos. Del otro lado sucede lo mismo: cuando alguien se muestra extremadamente profesional, asumimos que es frío y calculador. En resumen;o parecemos bobalicones o estúpidos.

A corto plazo es mucho más sencillo mostrarnos divertidos y agradables de primeras y ahorrarnos el esfuerzo de transmitir confianza

El que acabamos considerando el tonto de turno será ese que se dedica a adular a los demás, ser excesivamente amable, estar siempre de acuerdo y dedicarse a sonreír y asentir con la cabeza (Halvorson se refiere a ellos como “buenos oyentes”, aunque la gente extremadamente happy también produce cierta tirria para algunas personas). La cara B, el déspota manipulador, hará lo contrario cortando las conversaciones, llevando siempre la voz cantante y haciendo alarde de sus logros y habilidades para dejar claro que son mejores –o, cuando menos, más experimentados en todos los aspectos de la vida– que sus interlocutores.

“Si usted parece competente pero frío, obtendrá el respeto, pero nunca la confianza”, sentencia la experta. Está claro que para ser amable, resultar simpático y ser considerado una persona inteligente y apta –tanto para su puesto de trabajo como para las relaciones sociales– no basta ni con mostrarnos serios ni con ser la alegría de la huerta, necesitamos algo más.

Cómo caer bien sin que te tomen por el pito del sereno

Afortunadamente, los expertos en psicología social parecen haber encontrado la manera de salir de este dilema: proyectando cualidades asociadas con la calidez sin parecer unos incompetentes. Halvorson explica que mostrando rasgos como ser valientes, justos, responsables, honestos y leales y dejando notar que somos personas con principios, “podemos dar confianza y transmitir que tenemos buenas intenciones, incluso mejor que con una actitud alegre, divertida y agradable, consiguiendo evitar las connotaciones de que somos poco competentes”.

“Al final, la clave para encontrar el punto medio entre parecer ‘demasiado dulces’ o ‘unos bastardos arrogantes’ está en ser una persona de palabra”, resume la también profesora en el Columbia Business School Science Center.

Es también importante ser capaces de asumir nuestros errores, evitar el engaño a toda costa y conseguir que nuestro entorno nos considere como una persona que siempre está ahí para echar una mano y hacer las cosas correctamente. “En definitiva, esto es lo que realmente significa la confianza”, puntualiza la psicóloga.

A corto plazoes mucho más sencillo mostrarnos divertidos y agradables de primeras y ahorrarnos el esfuerzo de transmitir confianza, pero, a la larga, no lo olvides, la mayor parte de las personas pensarán que eres bastante imbécil.

Empiezas en un trabajo nuevo, te presentan a un grupo de amigos o vas a conocer a los padres de tu pareja. ¿Cómo caer simpático sin parecer bobo? De algún modo, tenemos interiorizado que las personas que son sumamente agradables son algo lelas, como si no tuviesen más que un mundo de piruleta en sus cabezas.

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