Es noticia
La Numancia alemana: el pueblo donde todo el mundo quiso suicidarse
  1. Alma, Corazón, Vida
cualquier cosa antes de caer frente a los rusos

La Numancia alemana: el pueblo donde todo el mundo quiso suicidarse

“Hijo, prométeme que te pegarás un tiro". Es solo uno de los escalofriantes testimonios que recoge Florian Huber en su último libro, donde se recuerda cómo muchas madres mataron a su propia familia

Foto: Jerarquía nazi: Hitler, Goering, Goebbels y Hess, de izquierda a derecha (CC)
Jerarquía nazi: Hitler, Goering, Goebbels y Hess, de izquierda a derecha (CC)

“Hijo, prométeme que te pegarás un tiro”. Así de duros son los testimonios que recoge el historiador Florian Huber, y que sirven para dar título a su último libro, donde trata la oscura realidad que el pueblo de Demmin (en Alemania) trata de olvidar. Cuando los habitantes de esta localidad germana se dieron cuenta de que el Ejército Rojo había ganado posiciones en la Segunda Guerra Mundial y no podrían repeler su ataque, cientos de personas decidieron terminar con su vida con revólveres, cuchillas de afeitar, cinturones al cuello o cianuro. Cualquier cosa antes que sucumbir a los rusos. Todo. Incluso matar a los propios hijos y familiares.

“Los cuerpos cubrían toda la orilla del río Peene”, recoge Huber de Irene Bröke, una mujer testigo de los hechos que en 1945 tenía 10 años. Bröke recuerda que recogían los cuerpos de sus vecinos con carretillas –profesores, médicos, etc.– y después les llevaban a fosas comunes: “No era posible enterrarles de otra manera”. De su testimonio se deduce que la gran cantidad de víctimas hacía imposible la identificación de todas ellas. Junto a las anotaciones de enterramiento se encontraron signos de interrogación que impedían identificar con claridad a los difuntos. “Había que hacer los enterramientos y no había tiempo para confirmar de quién se trataba. Tampoco era posible contactar con familiares o conocidos puesto que ellos también estaban desaparecidos”, comenta el autor del libro. “Mamá, nosotros no, ¿verdad?”, le preguntó Bärbel Schreiner, de seis años, a su madre ante la visión de un caudal repleto de cadáveres.

Huber apunta hacia la “histeria colectiva” como el motivo que llevó a tantas personas al suicido. Las estimaciones hablan de entre 700 y 2.000 muertes autoinfligidas del total de 15.000 habitantes que poblaban Demminen 1945. Los consejos del ministro de Propaganda de Hitler podrían haber influido en las conductas de las personas que se suicidaron y/o acabaron con la vida de sus familiares. “Mejor la muerte a caer en manos de los rusos”, llegó a decir Joseph Goebbels. Un final rápido no era tan malo como ser víctima de violaciones y bombardeos, tal y como afirmaban las noticias que llegaban de pueblos cercanos que ya estaban bajo dominio rojo.

Cuerpos colgados de las ramas de los árboles

Karl Schlosser también sobrevivió al suicidio colectivo que presenció Demmin durante la Segunda Guerra Mundial. Con 80 años, este alemán ha contado su experiencia en el libro de Florian Huber: “Mi padre había huido con nosotros al monte para evitar estar en el pueblo cuando llegaran los rusos. Días después, cuando regresamos, los cuerpos de los ahorcados colgaban todavía de las ramas de los árboles y más y más víctimas se apilaban en las orillas del río”.

Cuando la familia Schlosser regresó a su pueblo, el Ejército Rojo ya había pasado por allí. “De las casas salía un olor putrefacto de los cuerpos de familias enteras que se habían suicidado en el salón”, escribe Huber. A pesar de que habían perdido su hogar a causa de un incendio, Karl, sus padres y sus hermanos no tuvieron problemas para encontrar una nueva morada. “Nos instalamos en una casa vecina. Nadie vino a reclamarla porque todos sus dueños se habían suicidado”.

El caso de Demmin es el suicidio colectivo más numeroso de la historia de Alemania. A pesar de ello, hasta ahora no se había prestado demasiada atención a las personas que pusieron fin a sus días para no caer en manos de los rusos. Sin embargo, el libro de Huber ha removido el pasado y más de 20.000 lectores se han empezado a interesar por el tema comprando el libro.

“Hijo, prométeme que te pegarás un tiro”. Así de duros son los testimonios que recoge el historiador Florian Huber, y que sirven para dar título a su último libro, donde trata la oscura realidad que el pueblo de Demmin (en Alemania) trata de olvidar. Cuando los habitantes de esta localidad germana se dieron cuenta de que el Ejército Rojo había ganado posiciones en la Segunda Guerra Mundial y no podrían repeler su ataque, cientos de personas decidieron terminar con su vida con revólveres, cuchillas de afeitar, cinturones al cuello o cianuro. Cualquier cosa antes que sucumbir a los rusos. Todo. Incluso matar a los propios hijos y familiares.

Suicidio
El redactor recomienda