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Cómo multiplicar por cinco tu habilidad mental en 45 minutos
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EL SECRETO ESTÁ EN EL SUEÑO

Cómo multiplicar por cinco tu habilidad mental en 45 minutos

¿Por qué los bebés se quedan dormidos tan a menudo? La respuesta a dicha pregunta también nos ayuda a entender por qué, si estudiamos o trabajamos, deberíamos dedicar más tiempo al descanso

Foto: Los insospechados efectos de la pereza. (iStock)
Los insospechados efectos de la pereza. (iStock)

Cada poco tiempo, una nueva investigación se suma a la montaña de evidencias que tenemos para justificar ante nuestro jefe, familia o amigos por qué nos tenemos que echar una cabezadita todos los días. Si somos de los que no nos sentimos seres humanos sin nuestra siesta diaria, podemos imprimir un estudio recién publicado en Neurobiology of Learning and Memory y entregárselo a nuestros superiores, sobre todo si la memoria es un factor importante en nuestra labor diaria. Como explican los responsables del estudio realizado en la Universidad de Saarland en Alemania, una siesta de entre tres cuartos de hora y sesenta minutos puede mejorar hasta cinco veces nuestra habilidad mental.

“Una pequeña cabezada en la oficina o en el colegio es suficiente para mejorar significativamente nuestro éxito en el aprendizaje”, ha explicado a los medios el profesor de neuropsicología experimental Axel Mecklinger, supervisor del estudio. “Siempre que las personas se encuentren en un entorno de estudio, deberíamos pensar seriamente en los efectos positivos del sueño”. En resumidas cuentas, quizá no esté de más introducir un rato de esparcimiento a primera hora de la tarde para estudiantes o trabajadores… Aunque ello, por muy bien que pueda sonar de entrada, podría resultar contraproducente al alargar unas jornadas laborales ya de por sí suficientemente largas.

Así funciona nuestro cerebro cuando dormimos

El experimento se llevó a cabo con un grupo de 41 estudiantes que debían aprender 90 palabras y 120 parejas de términos no relacionados entre sí, como “leche” y “taxi”. A un grupo se les permitía echarse una siesta (a la que dedicaron alrededor de 64 minutos), mientras que el otro debía ver un DVD. Aquellos que habían descansado obtuvieron mejores resultados cuando sus conocimientos fueron puestos a prueba. Los investigadores se centraron, en concreto, en la actividad del hipocampo: “Sospechamos que ciertos tipos de contenidos memorísticos, en particular la información que ha sido previamente clasificada, se consolida en este tipo de actividad cerebral”, explica Mecklinger.

El hipocampo se activa mientras dormimos, y favorece la consolidación de lo aprendido durante las horas previas. Por eso resulta tan importante reposar el tiempo necesario y descansar plenamente si estamos estudiando. Los investigadores utilizaron un electroencefalograma (EEG) para analizar el funcionamiento cerebral durante el sueño. Los resultados mostraron que la siesta permitía mejorar la memoria asociativa, es decir, la que pone en relación las dos palabras que no tenían ninguna relación entre sí, mientras que la memoria sobre datos concretos no mostraba ninguna mejoría.

Las siestas de los bebés tienen como objetivo reforzar lo recién aprendido

No es este el único estudio reciente que ha demostrado de qué manera el sueño puede influir de forma positiva en nuestra memoria. En enero de este mismo año, una investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences señalaba que las siestas de entre media hora y dos horas de los bebés de entre 3 y 11 meses tienen la función de ayudarles a retener nuevos conocimientos y aprender nuevas habilidades. Aquellos pequeños que no se echaban la siesta después de aprender un sencillo mecanismo como retirar el guante de una marioneta, tenían muchas más dificultades a la hora de recordar cómo se hacía.

Mecklinger concluye que su estudio demuestra que una siesta puede mejorar el rendimiento, pero otros investigadores ponen en tela de juicio que esta conclusión se pueda generalizar, aunque no niegan que la siesta pueda tener sus beneficios. Es el caso de un artículo publicado en NHS Choices, que recuerda que su muestra es particularmente pequeña (41 estudiantes), no conocemos la permanencia de este aprendizaje adquirido ni de qué manera pueden afectar a otro tipo de memoria. ¿Y lo de las cinco veces? Se trata de una afirmación del autor del estudio, pero el dato no aparece reflejado en este.

Cada poco tiempo, una nueva investigación se suma a la montaña de evidencias que tenemos para justificar ante nuestro jefe, familia o amigos por qué nos tenemos que echar una cabezadita todos los días. Si somos de los que no nos sentimos seres humanos sin nuestra siesta diaria, podemos imprimir un estudio recién publicado en Neurobiology of Learning and Memory y entregárselo a nuestros superiores, sobre todo si la memoria es un factor importante en nuestra labor diaria. Como explican los responsables del estudio realizado en la Universidad de Saarland en Alemania, una siesta de entre tres cuartos de hora y sesenta minutos puede mejorar hasta cinco veces nuestra habilidad mental.

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