10 razones psicológicas inesperadas por las que alguien querría ligar contigo
A todos nos ha pasado alguna vez. Estamos en una fiesta, en el metro o en el bar y la persona más inesperada quieren ligar con nosotros. ¿Por qué?
A todos nos ha pasado en alguna ocasión. Estamos en una fiesta, en el metro o, quizás, en la biblioteca y, sin quererlo ni beberlo, descubrimos que la persona que tenemos enfrente nos gusta. A veces, incluso, nos gusta mucho. Y ni siquiera sabemos por qué.
La ciencia ha estudiado ampliamente por qué nos atraen unas personas y no otras. Cuando vemos a otra persona el cerebro determina de inmediato su atractivo siguiendo unos criterios que no varían tanto como creemos, y que vienen determinados por criterios meramente reproductivos. Nos gustan las personas fértiles, con buenos genes, y un sistema inmune bien preparado, unos atributos biológicos que se corresponden con un determinado aspecto físico, a saber, personas simétricas, con un agradable olor corporal; mujeres jóvenes y con grandes pechos y hombres con pómulos bien marcados, una piel brillante y un peso correcto.
Pero, al margen de estas leyes universales, los psicólogos han identificado otras cuestiones marginales que pueden hacer que alguien nos resulte atractivo. Puede que no seas especialmente guapo, tu piel esté ajada, y tengas un ojo mirando a Cuenca pero, aun así, puedes resultarle atractivo a alguien por algunas de estas razones.
1. Te pareces mucho a él
Los estudios no dejan lugar a dudas: nos atraen laspersonas que son como nosotros. Es cierto que nuestra pareja no tiene por quéser exactamente igual, pero al menos tiene que compartir ciertas aficiones, valores e inquietudes. Si podemos elegir ente varias personas (como así hacemos todos) preferimos a alguien que tenga cosas en común que a una persona que sea muy distinta.
2. Te pareces a su padre
La figura del padre influye siempre en las relaciones sentimentales de las hijas (y, en menor medida, la de la madre en las de los hijos). La psicóloga Jennifer Kromberg, que ha estudiado en profundidad este fenómeno,cree que, aunque no sea de manera intencionada, nuestros padres “nos enseñan cómo expresar y recibir amor, cómo manejar las discusiones, cómo procesar los sentimientos, etc”. De este modo, no es raro que, en general, los progenitores influyan en el manejo de las relaciones sociales de los hijos y, en particular, que el padre sea un punto de referencia en la interacción de sus hijas con el género masculino.
3. Tienes un tono de voz cantarín
El tono de voz también influye a la hora de resultar atractivo. Aunque son los hombres los que más cambian su tono cuando tratan de ligar con una mujer –su voz es más cantarina, menos monótona, y sube de volumen–,las mujeres también cambian lavoz cuando su atractivo se ve amenazado por otras mujeres. Investigadores del University College de Londres descubrieron también que a los hombres les atraen más las mujeres con un tono de voz agudo, porquees una señal de que éstas tienen un cuerpo más pequeño que el suyo y son jóvenes.
4. Llevas una guitarra
Todos hemos visto cómo el típico amigo que tocaba la guitarra (aunque lo hiciera mal) provocaba una atracción fatal sobre las adolescentes que participaban en el campamento de verano. Pero el psicólogo Nicolas Guéguen, profesor de la universidad francesa de Bretagne-Sud, queni siquiera hace falta tocar: basta con llevar una guitarra encima. En su estudio«Men’s music ability and attractiveness to women in a real-life courtship context»comprobó que un joven con una guitarra consigue el teléfono de muchas más chicas (31 de 100) que si lleva una bolsa de deportes o va con las manos vacías.
5. Has mirado a alguien a los ojos durante dos minutos
En un experimentorealizado en 1989 el psicólogo de la Universidad de Massachussets Joan Kellerman pidió a 782 estudiantes que no se conocíanque se miraran fijamente a los ojos durante dos minutos. Los participantes reconocieron después que sus sentimientos de amor y afecto hacia la otra persona habían aumentado significativamente tras el encuentro. En opinión de Kellerman, el contacto visual prolongado puede disparar los sentimientos de amor, incluso en personas que no se conocen de nada.
6. Tienes un ombligo profundo
La investigadoraAki Sinkkonen,de la University of Helsinki, sugiere en sus estudios que a lo largo de los siglos el ombligo de las mujeres ha sido un signo de su vigor sexual y reproductivo. Basándose en el testimonio de los hombres entrevistados en diferentes investigaciones, observó quelos ombligos profundos de las mujeres resultan muy atractivos.
7. Le invitas a hacer algo emocionante
En 1974, los psicólogos Donald Dutton y Arthur Aron trataron de averiguar si existe alguna relación entre la atracción sexual y la ansiedad. Dividieron a los hombres participantes en dos grupos: uno tuvo que caminar por un puente alto e inestable, el otro por uno bajo y resistente. Tras cruzar los puentes los hombres se encontraron con una psicóloga que les hizo una serie de preguntas y, tras ello, les daba su teléfono “por si acaso”. Pues bien, los hombres que había cruzado el puente peligrosollamaron a la entrevistadora en mayor número que los que había atravesado el puente bajo.
Los investigadores definieron esto como una “atribución errónea de la excitación”. La excitación que experimentaron tras pasar por el puente peligrosofue confundida con la atracción sexual hacia a la mujer. Quizás llevar a una cita a hacer rafting o al parque de atraccionesno es tan mala idea.
8. Te tiene cerca todo el rato
“El roce hace el cariño”, dice el refrán, y eso mismo piensan los psicólogos. Si no tenemos contacto frecuente con una persona es imposible que nos enamoremos de ella y, mucho menos, que pensemos en ser su pareja. Cuanto más tiempo pasamos con una persona más posibilidades hay de que nos guste. Si alguien nos cae mal es poco probable que nos caiga mejor si pasamos más tiempo con ella, pero si nos cae bien pasará lo contrario: lo más probable es que cada vez nos caiga mejor y puede que nos acabe gustando. Es por esto por lo que en el lugar de trabajo surgen tantos romances.
9. Vives en un apartamento bien apañado
Los psicólogos han discutido largo y tendido sobre el hecho de que las mujeres se sientan atraídos por los hombres adinerados. Los evolucionistas creen que nuestra elección de pareja se basa en criterios puramente biológicos: buscamos a un compañero con el que tengamos más posibilidades de sobrevivir y reproducirnos. Es por esto que los hombres prefieren a las mujeres más fértiles (es decir, las más jóvenes y con mejores genes y, por tanto, más guapas) y las mujeres a aquellos hombres que garanticen la estabilidad de la familia –los más adinerados y comprometidos–.
Por esta razón cualquier símbolo de estatus es percibido por gran parte de las mujeres como algo atractivo: incluida tu casa.Un equipo de investigadores de la Universidad Metropolitana de Cardiff fotografío a hombres en apartamentos lujosos y otros normales. Las mismas personas resultaban más atractivas cuando posaban en un apartamento de alto estatus que cuando lo hacían en un piso normal.
10. Sonríes mucho
En un estudio de 2013 un grupo de científicos suizos estudio la relación entre las expresiones faciales y el atractivo sexual. Sus conclusiones fueron claras: la evaluación del atractivo de una persona está fuertemente influenciada por la intensidad de la sonrisa expresada en su rostro.
Nicolas Guéguen llegó a conclusiones parecidas en otro de sus estudios. El psicólogo pidió a tres de sus colaboradores que fueran a un bar y realizaran dos tipos de actuaciones: en una charlaban sin más y en otra uno de ellos se ponía a contar chistes y el resto le reían las gracias. Después de la actuación, uno de los participantes pedía el teléfono a alguna de las mujeres que estaban en la mesa de al lado. Cuando el que intentó ligar era la persona que había estado contando los chistes un 43% de las chicas abordadas le dieron el número.
A todos nos ha pasado en alguna ocasión. Estamos en una fiesta, en el metro o, quizás, en la biblioteca y, sin quererlo ni beberlo, descubrimos que la persona que tenemos enfrente nos gusta. A veces, incluso, nos gusta mucho. Y ni siquiera sabemos por qué.