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6 señales de que pasas el día comparándote con los demás (y no te das ni cuenta)
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6 señales de que pasas el día comparándote con los demás (y no te das ni cuenta)

Hasta cierto punto, compararnos es normal e incluso puede ayudarnos a mejorar. Sin embargo, hacerlo en exceso puede provocar comportamientos obsesivos

Foto: Los demás son el espejo en el que nos miramos, pero a veces, ese espejo está deformado. (Corbis)
Los demás son el espejo en el que nos miramos, pero a veces, ese espejo está deformado. (Corbis)

A todos nos da vergüenza reconocerlo, pero solemos compararnos, de una forma u otra, con la gente que nos rodea. A veces para bien y otras para mal. Hasta cierto punto, compararnos es normal e incluso puede ayudarnos a mejorar. Sin embargo, hacerlo en exceso puede provocar en nosotros ciertos comportamientos obsesivos que no harán otra cosa más que causarnos dolos o malestar. Compañeros de trabajo, familiares, amigos... Pocos se libran de esas comparaciones que pueden acabar siendo odiosas. Jennifer Houston indica en Womanitely algunas de las comparaciones más habituales para tratar de evitarlas, si son molestas, y así estar más cómodo con uno mismo sin fijarnos tanto en el resto.

1. Vivir en el pasado

Acordarse repetidamente de aquella antigua relación, de esos tiempos de juventud y pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor son claros síntomas de que nos preocupamos demasiado de lo que ha ocurrido en nuestra vida. Este pensamiento no es beneficioso, primero porque nos impide disfrutar de la actualidad, segundo porque es difícil saber si antes éramos más felices e imposible saber si aquella vieja pareja es ahora más o menos feliz que antes y tercero porque la memoria es selectiva, por lo que es normal que recordemos con mayor fuerza aquellos momentos placenteros que los sinsabores.

2. Juzgar a los demás

Es cierto que nuestra sociedad potencia el individualismo más salvaje y que este factor provoca un comportamiento más egoísta en nosotros. Es habitual que juzguemos a las personas que nos rodean, y que no respetemos lo suficiente sus ideas y opiniones. Este tipo de comportamiento no es positivo y es un signo de comparación con el resto, porque demuestra que se está más pendiente de lo que hacen los demás que de lo que hace uno mismo. Conviene recordar que no se va a ser mejor por juzgar las actitudes de otras personas.

3. Pagar los enfados con el resto

Todos conocemos a alguien que no para de compararse con el resto y esto le provoca enfados y una constante insatisfacción consigo mismo. Casualmente este tipo de actitud suele ir de la mano de un mal comportamiento hacia un entorno más inmediato que sufre las consecuencias de una insatisfacción con la que poco o nada tiene que ver. Esta envidia solo es la consecuencia de ser incapaz de medir los éxitos sin tener que compararse con otro.

4. Pensar continuamente en el dinero

La insatisfacción económica es una constante en nuestra sociedad. Especialmente en la actualidad, ya que atravesamos una realidad económica y financiera complicada. Sin embargo, no todo el mundo sufre los mismos problemas y muchas son las personas que, a pesar de vivir con cierta holgura, no paran de pensar en aquellos conocidos que ganan más, tienen un coche mejor o visten ropa más cara. Este comportamiento no tiene ninguna utilidad, ya que ganemos lo que ganemos, siempre vamos a conocer a alguien que lo supere, por lo que este pensamiento se convierte en una espiral de sufrimiento permanente. Además, es conveniente recordar que no es oro todo lo que reluce, no debemos dejarnos llevar por las apariencias.

5. No quererse a uno mismo

Este es, probablemente, uno de los signos más claros. No apreciarse lo suficiente suele ir acompañado de comparaciones con el resto poco generosas con uno mismo. Estas no tienen por qué llegar solo con cuestiones trascendentales. Son tremendamente descriptivos comentarios como “tiene el pelo mucho más largo y bonito que yo” o “sus ideas son bastante mejores que las mías”. Todo el mundo tiene sus puntos fuertes y sus débiles, lo conveniente es apreciar las aptitudes que se tienen y reconocer los defectos, pero sin obsesionarse con ellos.

6. Querer cambiar de vida

Es tremendamente difícil, casi imposible, que todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida sean perfectos. Siempre hay algún detalle que nos gustaría mejorar, pero la huida no es una opción. La gente que no es capaz de disfrutar de su vida y está deseando mudarse a otra zona, a otra ciudad o a otro país porque no soporta lo que hay a su alrededor, posiblemente acabará sintiendo lo mismo cuando llegue ese cambio. Este problema surge porque generalmente el problema no es de lo que hay alrededor, sino de uno mismo y sus comparaciones con el resto. Y salvo que uno se vaya a una isla desierta, siempre se encontrará con gente alrededor.

A todos nos da vergüenza reconocerlo, pero solemos compararnos, de una forma u otra, con la gente que nos rodea. A veces para bien y otras para mal. Hasta cierto punto, compararnos es normal e incluso puede ayudarnos a mejorar. Sin embargo, hacerlo en exceso puede provocar en nosotros ciertos comportamientos obsesivos que no harán otra cosa más que causarnos dolos o malestar. Compañeros de trabajo, familiares, amigos... Pocos se libran de esas comparaciones que pueden acabar siendo odiosas. Jennifer Houston indica en Womanitely algunas de las comparaciones más habituales para tratar de evitarlas, si son molestas, y así estar más cómodo con uno mismo sin fijarnos tanto en el resto.

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