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Así se conserva un Big Mac dos años después de haber sido comprado
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Así se conserva un Big Mac dos años después de haber sido comprado

Es una pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestras vidas: ¿cuánto aguanta la comida que compramos en un establecimiento de "fast food"?

Foto: ¿Qué lleva la comida basura para que aguante tanto tiempo sin descomponerse? (iStock)
¿Qué lleva la comida basura para que aguante tanto tiempo sin descomponerse? (iStock)

Es una pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestras vidas: ¿cuánto aguanta la comida que compramos en un establecimiento de comida rápida? Más aún, ¿qué ocurre cuando dejamos uno de estos alimentos sin tocar durante un prolongado período de tiempo? La célebre película Super Size Me de Morgan Spurlock intentó responder a dicha pregunta en un experimento que duró semanas, y que arrojó resultados a veces tranquilizadores, en otros casos perturbadores.

En dicho capítulo, llamado "The Smoking Fry" (“El frito humeante”), editado como un extra el DVD, Spurlock mostraba el proceso de descomposición de diversos alimentos comprados en una cadena de comida rápida como Burger King o McDonald’s frente a otros tradicionales, con el objetivo de descubrir teóricamente qué ocurre con ellos dentro de nuestro organismo. Para ello, introdujo la comida en diferentes vasijas y dejó que las semanas pasaran.

Dos semanas después, las patatas fritas de un restaurante normal se habían quedado negras, mientras que las del McDonald’s presentaban una apariencia muy semejante a la que tenían cuando fueron adquiridas. El Big Mac era la hamburguesa que mejor se mantuvo en todo ese tiempo. Una semana más tarde, “el Big Mac parece recién comprado”, según las palabras del propio Spurlock. Por el contrario, otros productos como el Chicken McGrill ya presentaban un evidente estado de descomposición, algo que también ocurría con el cuarto de libra. La hamburguesa normal había empezado a producir una especie de mejunje desagradable. El veredicto estaba claro: ninguno de ellos era apto para el consumo, excepto el Big Mac y las patatas fritas del McDonald’s.

La situación no cambió sensiblemente a medida que pasaban las semanas: el resto de alimentos presentaban cada vez un peor aspecto, excepto por las comidas invulnerables, que seguían como siempre. “¿Qué puede hacer esto a nuestros estómagos?”, se preguntaba Spurlock. Tan sólo a las ocho semanas eran evidentes los signos de descomposición del Big Mac en forma de una capa blanca particularmente vomitiva. Tras 10 semanas, momento en el que el documentalista tiró definitivamente toda la comida, las patatas seguían presentando el mismo aspecto.

La clave está en el propanoato de calcio

Esta vieja escena ha vuelto a la actualidad gracias a la doctora Jacqueline Vaughn, dueña de una clínica en Waterford (Michigan), que depositó una hamburguesa del McDonald’s, patatas fritas y un taco de Taco Bell en el mostrador de su clínica. Este es el veredicto, explicado por la propia doctora: “No hay ningún olor ni descomposición, el único problema que tenemos es que la gente se queda tan intrigada por ello que la gente lo agarra, así que el pan está casi momificado”. Quien quiera comprobar el estado de la hamburguesa puede verla en el artículo publicado por la filial de la CBS.

El resultado de su experimento ha sido reproducido por gran parte de medios americanos, obsesionados por saber qué se llevan a la boca (y qué pasa por su estómago). Y, aunque su validez no pueda ser corroborada, sí hay diversos expertos que han intentado explicar cuál es el compuesto que puede provocar que algunos alimentos perduren durante tanto tiempo sin mostrar signos de descomposición, la muestra más clara de que lo que comemos es orgánico.

Por ejemplo, el profesor asistente de Ciencias de la Alimentación de la Universidad del Estado de Wayne Yafan Zhang apunta al propanoato de calciocomo el principal responsable. “Estos ingredientes tienen la capacidad de causar algo de inflamación en nuestros estómagos, a no ser que comas una gran cantidad de este alimento cada día”. El propanoato es un conservante que se utiliza en la bollería y la panadería, las carnes procesadas y algunos lácteos. Según una investigación publicada en el Journal of Paediatrics and Children Health, este conservante mantiene cierta relación con la irritabilidad, la falta de atención y los problemas de sueño en los niños.

Es una pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestras vidas: ¿cuánto aguanta la comida que compramos en un establecimiento de comida rápida? Más aún, ¿qué ocurre cuando dejamos uno de estos alimentos sin tocar durante un prolongado período de tiempo? La célebre película Super Size Me de Morgan Spurlock intentó responder a dicha pregunta en un experimento que duró semanas, y que arrojó resultados a veces tranquilizadores, en otros casos perturbadores.

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