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La única cosa de la que de verdad deberías preocuparte si quieres ser feliz
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La única cosa de la que de verdad deberías preocuparte si quieres ser feliz

Existen muchos tópicos típicos sobre la amistad y la mayoría de ellos son ciertos, porque, como dice el refrán, quien tiene un amigo, tiene un tesoro. ¿O no?

Foto: El dinero no da la felicidad, pero las relaciones personales sí. (iStock)
El dinero no da la felicidad, pero las relaciones personales sí. (iStock)

Todos tenemos en la mente la imagen de aquel amigo que llevamos años y años sin ver, pero que estamos convencidos que si nos lo encontráramos hoy mismo sería como si no hubiera pasado el tiempo. Los buenos momentos juntos, las anécdotas, aventuras y alguna que otra travesura nos recuerdan aquellos tiempos de gran felicidad.

Pocas alegrías son comparables a la sensación de estar bien acompañado, la amistad es una de las mayores satisfacciones en sí mismas. Aunque a veces no seamos conscientes de su valor real ni la apreciemos lo suficiente, es habitual que como otras muchas cosas en nuestra vida, las comencemos a valorar más cuando las hemos perdido.

Existen muchos tópicos típicos sobre la amistad y la mayoría de ellos son ciertos, porque, como dice el refrán, quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Más allá de la cultura popular, esta idea también la sostienen diversas corrientes de expertos, que ha recogido Eric Barker, en un artículo publicado en The Week.

El psicólogo y profesor en la Universidad de Harvard Daniel Gilbert señaló en Big Thing que somos felices cuanto estamos con nuestra familia y amigos y casi todas las otras cosas que pensamos que nos hacen felices, en realidad solo son maneras de conseguir más familiares o amigos.

¿Dinero o amistad?

Esta interesante reflexión de Gilbert incide directamente en otro pensamiento, también muy habitual, que es el de que el dinero no compra la felicidad. En una sociedad tan materialista como la actual es tremendamente común que asociemos nuestra felicidad con el nivel adquisitivo y con la posesión de bienes materiales. Sin embargo, ¿esto es así? Una curiosa idea sobre este planteamiento es la que defiende Nattavudh Powdthavee, profesor de la Universidad de Melbourne. Powdthavee, en un estudio publicado en The Journal of Socio-Economics, indica que una mejora en nuestra vida social podría ser equivalente a un incremento en nuestros ingresos de hasta 85.000 libras al año, lo que en euros sería unos 110.000.

Más allá de establecer una comparación difícil de cuantificar a efectos prácticos, el profesor de la Universidad de Harvard, Michael Norton señala que no hay nada más satisfactorio que invertir en el resto de las personas. No solo se refiere a pasar tiempo con nuestro entorno más inmediato, sino también a gastar dinero en él. pues considera que es más satisfactorio que gastarlo en uno mismo.

La idea de Norton quizá haga hincapié en un método de utilizar nuestro dinero de forma más satisfactoria, lo que podría llevar a la conclusión de que cuanto más dinero se posea, más dinero se podrá invertir en el resto de personas y, por tanto, más feliz se podrá ser. Este planteamiento no parece sólido. Sobre todo, cuando todos conocemos casos de gente adinerada tremendamente infeliz. Incluso, algunos multimillonarios lo han manifestado públicamente, como son los casos de Serguey Brin y Elon Musk.

La amistad también es remedio antiestrés

Por tanto, dando por buena la frase de “era tan pobre, que solo tenía dinero”, la vida en su día a día nos muestra que existen muchos más factores para la felicidad que nuestra situación económica, aunque a veces nos empeñemos en no verlo. Nuestro bienestar y calidad de vida dependen de muchos condicionantes, pero hay que reconocer que todo es más sencillo cuando uno está bien rodeado.

La autora Kelly McGonigal en su libro The Willpower Instinct: How Self-Control Works, Why It Matters, and What You Can Do To Get More of It señala que junto al deporte o la música, pasar tiempo con los amigos es la mejor forma para combatir el estrés. Eso sí, evitando vicios perjudiciales y contraproducentes como el alcohol o el tabaco. A esta idea se suma el autor John Cacioppo, pero señala que en estas relaciones hay que dejar atrás nuevas tendencias como la comunicación en línea a través de Facebook y Whatsapp, pues es mucho más satisfactorio el contacto cara a cara.

Eso sí, hay que tener cuidado con las amistades porque ni todas iguales, ni todas son buenas. Existen determinadas personas que, por las razones que sean, son tóxicas para nosotros y pueden, incluso generar, tal y como indica Barker, problemas de estrés. Será mucho mejor tratar de alejarse de esos entornos y buscar otros en los que se esté más a gusto y que se caractericen por la confianza mutua, ya que eso ayudará a ser más feliz, estar más a gusto y mejorar la autoestima.

Todos tenemos en la mente la imagen de aquel amigo que llevamos años y años sin ver, pero que estamos convencidos que si nos lo encontráramos hoy mismo sería como si no hubiera pasado el tiempo. Los buenos momentos juntos, las anécdotas, aventuras y alguna que otra travesura nos recuerdan aquellos tiempos de gran felicidad.

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