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Cuatro trucos para ser más atractivo y ligar cuando quieras, según la ciencia
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descubre Qué nos atrae de los demás y por qué

Cuatro trucos para ser más atractivo y ligar cuando quieras, según la ciencia

Descubrir cómo ser una persona atractiva y gustar a los demás es una de las grandes metas vitales. La ciencia nos da pistas para que podamos orientarnos

Foto: Estos son los cuatro de los factores que según la ciencia nos hacen deseables y atractivos. (iStock)
Estos son los cuatro de los factores que según la ciencia nos hacen deseables y atractivos. (iStock)

Desde que entramos en la pubertad, probablemente por las presiones sociales de la vida de instituto, empezamos a obsesionarnos con la idea de tener éxito y ser populares.

Descubrir cómo ser una persona atractiva o cómo gustarles a los demáses una de las grandes metas de nuestra vida. Llegados a este punto querrás saber cómo conseguirlo. Por eso la ciencia lleva tiempo tratando de darnos una explicación.

Tener un estilo propio, estar en forma, ser extrovertidos… No sólo basta con esto. Como explica Larry Getlen en New York Post, numerosos estudios científicos han investigado por qué amamos o de donde provienen las sensaciones de lujuria. Se remite al libro Real Science of Sex Appeal (Sourcebooks) para enumerar cuatro de los factores que según la ciencia nos hacen deseables y atractivos.

1. Los olores que nos excitan y desinhiben

La ciencia ha descubierto que determinados olores pueden resultarnos o no atractivos porque aumentan el flujo de sangre en nuestros genitales. ¿De qué hedores hablan? ¿Permufes de alta gama? ¿Se trata de feromonas? Nada que ver.

En el caso de los hombres, parece que el olor a pastel de calabaza incrementa ese flujo de sangre en un 40% seguido del olor a palomitas de maíz en un 9% y el de pizza de queso en un 5%. Por su parte, a las mujeres el olor a regaliz de caramelo combinado con aroma de pepino, “es el que genera un mayor incremento del flujo de sangre a la vagina”, explican los expertos en el mencionado libro.

Fue el científico experto en neurología Alan R. Hirschquien realizó un estudio para analizar cómo diferentes olores estimulan la excitación sexual y descubrió los que provienen de experiencias placenteras como los dulces o la comida rápida –adictiva y deliciosa para muchos– eran algunos de los que mayores reacciones provocaban en los pacientes: “El olor a regaliz negro aumenta el flujo de sangre en el pene en un 13%, pero este porcentaje se eleva al 32% cuando se combina con el olor de donuts”.

“Esto no quiere decir que asociemos estos olores con el sexo”, puntualiza Getlen. En realidad la teoría de Hirsch trata de explicar que los olores funcionan un poco como el alcohol: “Tal vez los olores actúan reduciendo la ansiedad y eliminando las inhibiciones”.

2. Cuida tu ritmo cardíaco: puede provocar flechazos

“No es ninguna sorpresa que al tener un flechazo puede aumentar nuestro ritmo cardíaco”, explica Getlen, pero según una investigación llevada a cabo por un gimnasio local, en realidad la relación funciona a la inversa. Es el ritmo de nuestro corazón lo que hace que nos atraiga una persona.

Según dicho estudio, cuando aumenta nuestra frecuencia cardíaca –por ejemplo haciendo deporte– podemos percibir sentimientos de atracción hacia una persona que se encuentre cerca: “Si con la frecuencia cardíaca alta nos ponen delante a un apuesto extraño, puede encenderse artificialmente un sentimiento de cariño”, explican los autores.

Esto se debe a una sustancia química que hay en el cerebro llamada noradrenalina, que se libera cuando sentimos interés sentimental por alguien de forma similar a como hace la adrenalina estimulando nuestros procesos de toma de decisiones “que podría incitarnos a querer conversar con una persona que tengamos cerca”, comentan en el libro.

3. Encuéntrate a ti mismo

Por mucho que se diga que los opuestos se atraen, probablemente ya hayas descubierto que esto no funciona así. “Los científicos dicen que somos mucho más propensos a tener un apareamiento selectivo con las personas que son similares a nosotros”, explican en el libro.

Es más, según demostró un estudio, no sólo nos atraen las formas de ser similares a las nuestras, el aspecto externo influye tanto que tendemos a elegir a las personas que tienen el mismo peso que nosotros.

“La profundidad de nuestro deseo por encontrar una pareja similar a nosotros alcanza extremos sorprendentes”, destaca Getlen. Según un estudio en el que se les expusieron a diferentes personas una serie de fotografías retocadas digitalmente –entre las que se encontraban las de su propia cara invertida– para que escogiesen qué rostros del sexo opuesto les atraían más, los investigadores se sorprendieron al descubrir que se escogían a ellos y ni siquiera se reconocían en las imágenes.

4. Y si todo lo demás falla, ponte canciones tristes

Getlen termina su enumeración con este punto irónico en el que plantea que “cuando nos entra la angustia, muchos de nosotros elegimos revolcarnos en canciones tristes que nos recuerden nuestros amores perdidos”.

Si, autoflagelación y melancolía gratuita, pero la ciencia avala que es el camino correcto a seguir. Una investigación en la que se expuso a diferentes personas a la visualización de imágenes de relaciones sentimentales pasadas a través de una resonancia magnética, encontró que “el cerebro procesa la ocurrencia del mismo modo como haría al retirar la cocaína a un adicto”.

Así, escuchar música durante una ruptura puede ayudar a mitigar el dolor: “Las notas melodiosas sirven como bálsamo auditivo porque estimulan el sistema límbico del cerebro que regula las sensaciones placenteras”, plantean en el libro.

“Esa red de neuronas libera dopamina del placer que provocó en respuesta a una persona que escucha sus melodías favoritas", escriben.Así, la ciencia demuestra que lo que puede parecer casi una autotortura, “escuchar canciones de amor en repetición, puede saciar un poco las vías cerebrales anteriormente estimuladas por una ex pareja” y calmar la angustia.

Desde que entramos en la pubertad, probablemente por las presiones sociales de la vida de instituto, empezamos a obsesionarnos con la idea de tener éxito y ser populares.

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