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"Cuando su mano acarició su pezón...": el porno cutre premiado en el Bad Sex Award
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"Cuando su mano acarició su pezón...": el porno cutre premiado en el Bad Sex Award

El escritor Ben Okri se ha alzado con el Premio al Mal Sexo en Ficción (Bad Sex Award) de este año, el galardón que reconoce la escena sexual más ridícula

Foto: Como esta fotografía, gran parte de la literatura erótica responde a clichés y estereotipos. (Corbis)
Como esta fotografía, gran parte de la literatura erótica responde a clichés y estereotipos. (Corbis)

El escritor Ben Okri se ha alzado con el Premio al Mal Sexo en Ficción (Bad Sex Award) de este año, el galardón que reconoce, de forma irónica, la escena sexual más ridícula de la temporada literaria. La competencia, como todos los años, es dura, sobre todo desde el boom de la literatura erótica que ha propiciado el éxito internacional de Cincuenta sombras de Grey (Grijalbo). Si algo distingue al ganador de este año de otros triunfadores previos, es que se ha acostumbrado durante las últimas décadas a cosechar algunos de los premios más importantes del panorama internacional, del Booker al premio de los Escritores de la Commonwealth.

Ahora ha sido el turno de seguir a otros previos galardonados tan ilustres como Tom Wolfe o Jonathan Littell u otros no tan insignes como David Guterson o Rachel Johnson.

Orki ha agradecido el premio con una sobria declaración, en la que afirmaba que “un escritor escribe lo que escribe y ya está”. Con más humor se lo ha tomado la editora Laura Palmer, que decía que con este premio ha conseguido el hat-trick soñado por una compañía editorial, al alzarse en el mismo año con el premio al Mejor Libro Político, el Metadata Gold Standard y este premio.

En su libro La era de la magia (Head of Zeus), Orki cuenta la historia de un grupo de cineastas franceses que viajan a Suiza para rodar un documental donde estalla la pasión entre Lao, el presentador del documental, y su novia. Pero, ¿qué tiene el encuentro entre Lao y su novia de especial para que haya pasado a los anales –con perdón– de la historia?

“Cuando su mano acarició su pezón, fue como si activase un interruptor y ella se encendió. Tocó su tripa y su mano parecía arder a través de ella. Se detuvo en caricias indirectas en su cuerpo y sensaciones agridulces inundaron su cerebro. Ella tomó conciencia de zonas de su cuerpo que sólo podrían haber sido concebidas por un Dios con un gran sentido del humor.

A la deriva en corrientes cálidas, que ya no eran de este mundo, ella se percató de cómo él se escurría en su interior. La amó con gentileza y fuerza, acariciando su cuello, alabando su cara con sus manos, hasta que se deshizo y comenzó a gemir a un ritmo bajo… El universo estaba en su interior y con cada movimiento este se desplegaba en su interior. En algún lugar en la noche un cohete desviado explotó”.

No se puede negar que la obra de Okri tiene dos características que encantan al jurado del Bad Sex Award, como se ha demostrado en ocasiones anteriores: conexión cósmica (“un espacio ondulado con cielos ondulados y no-cuerpos ondulados” escribía Nancy Huston en Infrared) e imágenes postapocalípticas (Manil Suri consiguió el galardón por “luchamos como superhéroes a través de los soles y los sistemas solares, nos zambullimos en bancos de quarks y núcleos atómicos”).

Al parecer, la competición ha sido la más dura de los últimos años, como explicaba Jonathan Beckham, uno de los editores de Literary Review, la revista que otorga dicho premio. Juzguen por ustedes mismos la calidad de otros contendientes que se quedaron a las puertas de la gloria:

Haruki Murakami, Los años de peregrinación del chico sin color

“Las de Siro eran pequeñas, pero sus pezones estaban tan duros como pequeños guijarros redondeados. Su vello público estaba tan húmedo como un bosque tropical. Su aliento se entremezclaba con el de él, convirtiéndose en uno, como corrientes muy lejanas que secretamente se encuentran en lo más profundo del mar”.

Richard Flanagan,The Narrow Road to the Deep North

“Las manos encontraron carne; carne, carne. El sintió el improbable peso de sus pestañas contra las suyas; besó la pequeña franja de color de rosa que quedaba de sus bragas elásticas, dando vueltas alrededor de su tripa como la línea del ecuador da la vuelta al mundo”.

Michael Cunningham, Snow Queen

“Se escucha a sí mismo jadear maravillado. Cae en un indoloro y ardiente éxtasis, perdiéndose, perdido, deshecho. Y se acaba”.

Wilbur Smith, Desert God

El escritor describe así el pelo de una mujer que le llega hasta las rodillas: “No cubría sus pechos, que se abrían camino a través de él como si fuesen criaturas vivientes. Eran perfectamente redondos, blancos como la leche de yegua y coronadas por pezones de rubí que hacían pucheros cuando mi mirada se detenía en ellos”.

El escritor Ben Okri se ha alzado con el Premio al Mal Sexo en Ficción (Bad Sex Award) de este año, el galardón que reconoce, de forma irónica, la escena sexual más ridícula de la temporada literaria. La competencia, como todos los años, es dura, sobre todo desde el boom de la literatura erótica que ha propiciado el éxito internacional de Cincuenta sombras de Grey (Grijalbo). Si algo distingue al ganador de este año de otros triunfadores previos, es que se ha acostumbrado durante las últimas décadas a cosechar algunos de los premios más importantes del panorama internacional, del Booker al premio de los Escritores de la Commonwealth.

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