Es noticia
Las cosas que no debes hacer: seis grandes equivocaciones que cometes en Navidad
  1. Alma, Corazón, Vida
modera tu entusiasmo

Las cosas que no debes hacer: seis grandes equivocaciones que cometes en Navidad

Quizás el secreto para disfrutar unas navidades sin demasiados sobresaltos pasa por encontrar un término medio entre ser huraño y ser excesivo. ¿Pero cómo?

Foto: En Navidad pueden aflorar muchos problemas. (iStock)
En Navidad pueden aflorar muchos problemas. (iStock)

“Cada vez la Navidad empieza antes”, comenta indignado tu compañero de trabajo, ese que siempre se queja en estas fechas. Se trata de un lugar tan común como las propias navidades. Pero, en efecto, aquí está de nuevo este tiempo de confraternización, en la que abrazamos los excesos como si no hubiera mañana. Porque, no, no somos capaces de expresar nuestra amistad y amor si no es comiendo, bebiendo y gastando.

Seamos claros. Igual de pelmas son aquellas personas que se deprimen cuando llega la Navidad, se quejan todo el rato y no acuden ni al más obligatorio de los eventos –y hay muchos de estos–, que todos aquellos que ya lucen en su pared el calendario de adviento, no dejan de proponer hacer regalos invisibles a grupos de personas que apenas se conocen entre ellas –¡el horror!– e irradian una felicidad excesiva que el común de los mortales sólo puede interpretar como un gesto impostado.

Quizás el secreto para disfrutar unas navidades sin demasiados sobresaltos –hay que recordar que en estas fechas se multiplican los conflictos de pareja–, pasa por encontrar un término medio entre ser huraño y ser excesivo. De disfrutar de la comida, la bebida, la familia y los regalos, sin para ello acabar borracho, vomitando, peleándonos con nuestro cuñado y gastando la extra –bendita paga, verdadera catalizadora de estas fiestas– en dos semanas.

El repertorio de meteduras de pata que cometemos en Navidad daría para escribir cientos de guiones de películas –y de hecho, ha dado–, pero en general las grandes cagadas pueden ajustarse a estas cinco categorías, que el terapeuta estadounidense Ali Goldstein ha recopilado para la revista LearnVest.

1. Hacer demasiados regalos

Aunque con la crisis ha descendido el gasto en Navidades, según un estudio elaborado por la consultora TNS para eBay en estas fiestas nos dejaremos 209 euros en regalos. Una cifra nada desdeñable, teniendo en cuenta que uno de cada cuatro españoles está en el paro.

A mucha gente le hace más ilusión hacer regalos que recibirlos. Nos encanta ver la cara de sorpresa de nuestros allegados cuando abren aquello que hemos escogido, pensando que seguro les gusta –aunque, por muy buena cara que pongan, no siempre es cierto–. Pero, además, creemos que si no gastamos lo suficiente estaremos quedando mal, algo que nos empuja a regalar por encima de nuestras posibilidades.

“Hay muchas razones diferentes por las que las personas hacen regalos: obligación, gratitud, amor…”, explica Golsdtein. “Pero siempre hay implícito una especie de competición por ver quién compra los mejores presentes, y tenemos la impresión de que si no damos el ‘regalo perfecto’, cualquier rencilla entre el que regala y el regalado aflorará sin remedio”.

Los comercios, claro está, saben esto a la perfección y van a hacer lo posible porque compres más cosas y, a ser posible, más caras. ¿No querrás decepcionar a tus seres queridos con un regalo de serie media?

Cómo evitarlo

No lo olvides: los regalos son un gasto como cualquier otro, con el que tienes que contar de antemano. Por muy grande que sea el componente emocional de este tipo de compras, el dinero de tu cuenta no entiende de gratitud, así que planea un presupuesto y no te salgas de él. ¿Cuántos regalos imprescindibles tienes que hacer? ¿Con cuánto dinero cuentas? Decide cuánto puedes gastarte en cada regalo y no te salgas de lo pautado.

2. Gastar demasiado en nosotros mismos

Navidad, un tiempo para compartir y, por qué no, darnos algún que otro caprichito. ¿Si gastamos tanto dinero en los demás que hay de malo en gastarlo también en nosotros mismos? Nada, si eres Amancio Ortega; pero no es el caso.

Siempre que vamos a comprar regalos acabamos llevándonos a casa algo para nosotros pero, además, sólo hay que darse un paseo para comprobar que en Navidad la gente gasta más en todo: cenas, loterías, cine, copas… Hasta aumenta el dinero que mueve el narcotráfico. El culto al consumo llega a todas las actividades económicas: una buena noticia si vendes, una mala noticia si sólo gastas.

Cómo evitarlo

A no ser que vivas en una cueva y no tengas contacto con el mundo civilizado es difícil que tus gastos en Navidad sean iguales a los de otros meses, pero tampoco hace falta pasarse el día en el cajero automático. Lo que tenemos que hacer, como ocurre con los regalos, es establecer límites. Un buen consejo: no te compres nada para ti en navidades. Espera a enero para ver cuánto te has gastado en los demás y gástate lo que te sobre en las rebajas.

3. Comer y beber más de la cuenta

Hay situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad para mantener unos hábitos de vida saludable y en Navidad se concentran todas ellas: cenas, eventos sociales, poco tiempo libre, estrés… La locura. ¿Cómo no beber y comer más de la cuenta si celebramos unas fiestas diseñadas expresamente para hacer justo lo contrario?

Como cuenta Goldstein, el exceso en Navidad tiene, además, un gran componente emocional: “Cuando estamos rodeados de amigos de la juventud queremos actuar como si aún tuviéramos 21 años, que es cuando uno puede beber más”. No es de extrañar que en estas fechas los españoles engorden tres kilos de media.

Cómo evitarlo

La clave reside en no olvidar que nuestro cuerpo no entiende de fiestas: va a notar los excesos de igual modo en Navidad o en la primera semana de febrero. Tampoco pasa nada por comer y beber más de la cuenta en determinadas celebraciones: el problema es que durante un mes nos olvidamos por completo de cualquier forma de mesura.

Para evitar los excesos quizás basta con cometerlos en los eventos verdaderamente importantes y no andar celebrando prenocheviejas, triples cenas de amigos, recibimientos de expatriados… O sí, pero sin beberte 9 gintonics. Allá cada uno con su capacidad de contención.

4. Ser demasiado complaciente

La Navidad está repleta de compromisos y no todos los aceptamos de buena gana. Por lo general, solemos tragar con muchas cosas que no nos gustan por respeto a nuestra pareja, a nuestros padres y a nuestros amigos; un respeto que, llevado al extremo, puede convertir nuestras navidades en un infierno.

En estas fechas es inevitable tener que tratar con personas que nos agradan poco, no nos agradan nada o, directamente, nos parecen insoportables. Si esa persona es tu suegra, no tendrás más remedio que aguantarla un par de días, pero hay sufrimientos que pueden limitarse.

Cómo evitarlo

De nuevo, el secreto está en establecer límites. Líneas rojas que conozcan bien tus familiares. Quizás estos días tengas que acoger a gente en casa, pero si esto supone un problema no tengas miedo en decirles que no pueden quedarse todo el tiempo que quieran. Tampoco tenemos que tener miedo a decirle a nuestros familiares que necesitamos tiempo para nosotros mismos –Nochebuena y Reyes bien, pero ¿no podemos saltarnos la comida de Año Nuevo?–.

5. Darle demasiada importancia a la Navidad

Sin entrar en consideraciones religiosas, es evidente que la Navidad es para la mayoría de la gente el único tiempo en el que nos reencontramos con determinados familiares y amigos. Pero, al margen de esto, la vida sigue igual que antes. No podemos pretender que todo salga bien en estas fechas, pues no hay ninguna razón para pensar que no habrá peleas, malentendidos, errores…

Cómo evitarlo

Viviendo la Navidad sin agobios. Sin un entusiasmo forzado, pero sin amargarnos. Trata de disfrutar las cosas cómo vienen dadas y no te atormentes si tus planes no se ajustan al estereotipado “espíritu navideño”.

“Las vacaciones son un tiempo para descansar, relajarse, y dejar de preocuparnos por el trabajo durante unos días para centrarnos en la familia y amigos”, explica Goldstein. “Pero no te olvides de ti mismo cuando tu lista de tareas crece demasiado”.

“Cada vez la Navidad empieza antes”, comenta indignado tu compañero de trabajo, ese que siempre se queja en estas fechas. Se trata de un lugar tan común como las propias navidades. Pero, en efecto, aquí está de nuevo este tiempo de confraternización, en la que abrazamos los excesos como si no hubiera mañana. Porque, no, no somos capaces de expresar nuestra amistad y amor si no es comiendo, bebiendo y gastando.

Vacaciones Vida saludable Rebajas
El redactor recomienda