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LA MISTERIOSA RELACIÓN ENTRE DEPORTE Y VINO

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En la última década se han hecho cientos de estudios para investigar las bondades del vino y, en concreto, las de un compuesto químico presente en este

Foto: ¿Qué relación hay entre el vino y la práctica deportiva? (iStock)
¿Qué relación hay entre el vino y la práctica deportiva? (iStock)

En la última década se han hecho cientos de estudios para investigar las bondades del vino y, en concreto, las de un compuesto químico presente en este, de nombre impronunciable pero con propiedades que muchos tildan de mágicas: el resveratrol. Se trata de un compuesto antimicrobiano que utilizan las uvas (y otros alimentos como las ostras, el cacahuete y las nueces) para defenderse de los ataques de hongos, y que se encuentra en alta concentraciones en el vino: hasta 14 miligramos por litro.

Debido a la capacidad del resveratrol para reducir la oxidación, numerosos estudios con ratones han mostrado que tiene efectos anticancerígenos y antienvejecimiento. Además, la sustancia estimula la producción de óxido nítrico endotelial, que dilata los vasos sanguíneos, algo que parece ser beneficioso para protegernos de la hipertensión, y altera la actividad de una enzima llamada ciclooxigenasa-2 (COX-2), que es crucial en la producción de prostaglandinas inflamatorias, lo que convierte a la sustancia en un potente antiinflamatorio.

Por si esto fuera poco, en los últimos tiempos, se ha especulado con la capacidad del compuesto para potenciar los efectos del ejercicio físico e, incluso, sustituir en parte los beneficios de este.

En 2012, un equipo de investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), mostró en un estudio que la administración en grandes dosis de resveratrol mejoraba el rendimiento físico, la capacidad cardiovascular y la fuerza muscular en ratas de laboratorio.

En la presentación del estudio, el autor principal del mismo, Jason Dyck, se mostró muy optimista: “Nos emocionamos cuando vimos que el resveratrol tenía efectos similares a los que se logran tras un entrenamiento extensivo de resistencia. Imediantamente vimos el potencial de esto pues se podría crear una píldora para mejorar el rendimiento del ejercicio”.

Dyck fue más allá, pues aseguraba que el resveratrol podía crear efectos similares a los del ejercicio físico en personas que, por cualquier motivo, no podían practicarlo: “El resveratrol puede imitar el ejercicio para ellos o mejorar los beneficios de la pequeña cantidad que puedan realizar”.

¿Promesa real o hype?

En la actualidad el equipo de Dyck trabaja para estudiar los efectos del resveratrol en humanos, pero no es el único grupo que está estudiando la relación entre esta sustancia y la práctica de ejercicio.

En la pasada edición del congreso anual de la Sociedad Europea de Cardiología (celebrado en Barcelona en septiembre), el investigador checo Miloš Táborský presentó un estudio que aseguraba que el resveratrol contenido en el vino produce efectos beneficiosos, pero sólo entre aquellas personas que practican ejercicio. Según Táborský,“la combinación de ejercicio regular y consumo moderado de vino mejora los marcadores de la aterosclerosis, y podría proteger también del riesgo cardiovascular”.

El estudio parece ir en contra del objetivo de Dyck de demostrar que el resveratrol puede sustituir en parte al ejercicio físico, pero hay una notable diferencia: el investigador canadiense utilizaba únicamente el resveratrol y el checo el vino en conjunto.

Según avanzan las investigaciones parece claro que, para aprovechar los efectos beneficiosos del resveratrol, hay que producir este de forma sintética (algo que ya puede hacerse), ya que, además de aumentar sus efectos, si consumiéramos este en grandes cantidades a través del vino los efectos nocivos del alcohol superarían los beneficios del compuesto.

No cabe duda de que el resveratrol tiene efectos beneficiosos, pero aún queda un largo camino por recorrer para que estos tengan una aplicación clínica. Como explicaba el doctor Randolph Arroo, jefe de investigación de la Leicester School of Pharmacy en un reportaje de The Guardian, la probable primera aplicación de este será una pastilla para prevención del cáncer de colon, ya que el resveratrol no se absorbe bien, pero sí se puede mantener en el intestino.

Para el resto de promesas tendremos que esperar, aunque, como han mostrado numerosos estudios, un consumo moderado de vino (no más de 2 o 3 copas al día) no parece tener efectos dañinos, pero sí numerosos beneficios. Y sí además lo acompañas de ejercicio, serán aún mayores. Si lo que buscas es quedarte en el sofá, quizás tengas que esperar a que los ensayos de Dyck tengan éxito.

Arroo cree que el resveratrol nunca habría despertado tanta atención científica si en vez de estar presente en el vino estuviera en una rara hierba china, pero ya que se están haciendo estudiosos, lo suyo sería aprovecharlos. Y, siendo sinceros, beber vino siempre será más agradable.

En la última década se han hecho cientos de estudios para investigar las bondades del vino y, en concreto, las de un compuesto químico presente en este, de nombre impronunciable pero con propiedades que muchos tildan de mágicas: el resveratrol. Se trata de un compuesto antimicrobiano que utilizan las uvas (y otros alimentos como las ostras, el cacahuete y las nueces) para defenderse de los ataques de hongos, y que se encuentra en alta concentraciones en el vino: hasta 14 miligramos por litro.

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