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¿Medios independientes y de calidad? Modelos de éxito y la única solución real
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entrevista con pascual serrano

¿Medios independientes y de calidad? Modelos de éxito y la única solución real

Que los medios siguen la voz de su amo y publican artículos de ínfirma calidad son algunas críticas frecuentes. Pascual Serrano explica las soluciones

Foto: El "wall street journal ", uno de los medios más poderosos. (Efe/Dow Jones)
El "wall street journal ", uno de los medios más poderosos. (Efe/Dow Jones)

Entre las innumerables transiciones que están operando en el periodismo, la más evidente, y la más publicitada, hace referencia a la sustitución de un modelo de negocio basado en el papel y la generación de ingresos a través de la venta, por otro, el digital, más inmediato, de mucha mayor circulación y que suele depender de los recursos generados a través de la publicidad. Bajo esa capa, sin embargo, se ocultan numerosas cuestiones, referidas a la viabilidad económica de los proyectos periodísticos, al tipo de información que se publica y a sus características, al nuevo papel de los contenidos visuales y al perfil del nuevo periodista.

Sin embargo, hay dos cuestiones esenciales que suelen evitarse en los discursos. La primera tiene que ver con la función del periodismo, nacido como instrumento de transmisión de hechos en un instante en que la cantidad de información era escasa, y que hoy ocupa la situación inversa. La enorme cantidad de informaciones que manejamos han provocado una saturación que deriva el papel del periodismo hacia nuevos terrenos. Unos apuestan por entretener, y hacer las noticias más amenas, y otros por contextualizar, haciendo inteligible la complejidad en que vivimos.

La segunda es la posibilidad de los medios de mantener la independencia, lo que implica publicar información no condicionada por poderes externos y publicar información fiable. Para eso, se necesitan estructuras económicas sólidas que permitan que la capacidad de influencia ajena no limite la tarea propia de los periodistas, lo que obliga también a plantearse qué modelos de negocio pueden hacer compatibles la independencia y la subsistencia.

Opciones para salir del atolladero

Pascual Serrano ha encontrado una vía de salida a estos problemas en las experiencia de distintos medios internacionales, que recoge en La prensa ha muerto, ¡viva la prensa’ (Ed. Península) donde repasa someramente algunas opciones válidas para salir del atolladero informativo, como los medios The Nation, Jungle Welt, IPS, La Jornada o Le Courrier. A través de estos casos, ilustra algunos modelos organizativos, de negocio y de funcionamiento que nos dan pistas para solucionar algunos de los graves problemas del periodismo contemporáneo. Como los siguientes:

1.En un contexto de saturación informativa, ¿cómo instrumentar filtros que sirvan al lector para seleccionar lo que merece la pena de lo que es prescindible?

Poner en marcha esos filtros implica volver al origen del periodismo, esto es, saber qué es y qué no es noticia, rompiendo con esa dinámica de rebaño que lleva a que mil periodistas acudan a escuchar el discurso del Rey en los Príncipe de Asturias cuando se está emitiendo por televisión o que lleva a que trescientos periodistas estén en la Plaza de San Pedro para ver de qué color es el humo que sale cuando se va a elegir nuevo Papa. Es muy saludable que nos pongamos a pensar cómo vamos a contar de forma diferente lo que está sucediendo, qué especialista en un tema puede decirnos algo interesante o que desarrollemos el olfato necesario para detectar dónde está de verdad la noticia. Eso está en el ADN del periodismo: en lugar de elegir entre las diferentes notas de prensa que nos llegan al ordenador (y de escoger aquella que grita más fuerte, la que tiene un departamento de prensa más poderoso detrás o la que nos invita a un almuerzo) hay que buscar la noticia. Hay una frase que decía que periodismo era contar algo que alguien no quería que se supiera, y hoy se está haciendo todo lo contrario, contar lo que alguien quiere que se sepa.

2. La información que se ofrece suele ser inmediata, breve y simple. ¿Cómo se puede cambiar esa tendencia?

Entiendo que la primicia es un valor periodístico, pero querer contar cinco minutos antes que todos los demás que se ha muerto Peret lleva a que se cuente que había muerto cuando aún estaba vivo. Como todos los medios están contando lo mismo, creen que lo único que puede diferenciarles es ser más amenos, más escuetos y más rápidos. Lo que debemos hacer es recuperar un periodismo en profundidad, que analice e interprete. Pero también es cierto que la ciudadanía ha ido incorporando vicios, y pide a menudo amenidad y rapidez. Los periodistas no podemos dejarnos llevar por esa corriente y debemos fomentar un periodismo sereno y con rigor. No puedes contar el resultado de las elecciones en Afganistán cuando sólo se ha escrutado el cinco por ciento de voto, por ejemplo. La gente está aplastada con información banal y superficial y el único modo de ayudar es dar información que ayude a comprender las cosas.

3. Hablas en el libro de basura desinformativa. ¿A qué te refieres?

Hemos llenado todo de ruido, de paja, de elementos que no aportan nada. Y eso, junto con la ausencia de filtros, impide que el ciudadano se informe de lo importante, y acabe perdiendo el tiempo. Con internet, que ha tenido efectos positivos, también hemos provocado una democratización de la desinformación. Antes nos podían engañar los grandes medios, ahora nos podemos engañar nosotros mismos con Twitter, con una imagen falsa en Facebook o con un vídeo desencuadrado en Youtube. Eso nos lleva a que, por ejemplo, en el el siglo XXI una masacre en Siria tenga lugar y desconozcamos quiénes son sus responsables. Toda la vida ha sido peligroso estar en las guerras, pero lo cierto hoy es que los periodistas no estamos en los sitios en que suceden las cosas.

4. Dices que los modelos informativos actuales presuponen lectores con poca capacidad intelectual, faltos de tiempo y con un nivel de exigencia mínimo

5. Poseer los recursos necesarios para subsistir sin problemas es esencial para que el periodismo conserve la independencia. Dices que hay tres vías de que el periodismo tenga ingresos. El Estado, los anunciantes o los lectores. Los medios de los que hablas en el libro, apuestan por los últimos.

Es fundamental. Tenemos que dignificar el periodismo y decirle a la gente que hay que pagarlo. La derecha dice que no, porque si es gratuito tiene más visibilidad, y la izquierda dice que tampoco, porque sería poner puertas al conocimiento libre. Gracias a unos y otros, el ciudadano nunca ha sentido que tenía que colaborar con el sostenimiento de los medios de comunicación. Y ahora menos, porque como tiene tanta información a su alcance, piensa que para qué pagarla. Pero si quieres calidad, no hay otro remedio. Si vas a la pescadería y te regalan el pescado, es probable que esté podrido. Muchos medios de otros lugares, como EEUU o Italia, están realizando experimentos sugerentes, con informaciones que sólo están en papel o que limitan el acceso a los artículos en sus webs y están sensibilizando a la gente para que pague. Que un periodista vaya a una guerra y te cuente lo que está pasando o que se lea el BOE todos los días para escarbar en lo que se está aprobando, cuesta dinero. La opinión es fácil, porque siempre has tenido un catedrático que la hacía gratis simplemente por figurar, pero el verdadero periodismo hay que pagarlo.

6. Parece que la discusión sobre el futuro del periodismo suele focalizarse en la tensión entre el papel y el digital. ¿Cuál es tu opinión?

El papel como elemento diario quizá no tenga ya mucho sentido, porque no tienes la rapidez de internet, la radio y la televisión. No puede ser que la información de hoy el lector la tenga mañana y bajando al quiosco. Ahí ningún medio de papel puede competir, pero sí puede ofrecer que una información que no sea urgente, que profundice y que interprete. Si ofreces reportajes de cinco o seis páginas, rigurosos, contrastados y que analicen en profundidad, sí puedes competir sin problemas. Ese es el modelo por el que se está apostando: internet para lo inmediato y el papel para lo elaborado, lo interpretativo y lo profundo. El papel no va a desaparecer.

Entre las innumerables transiciones que están operando en el periodismo, la más evidente, y la más publicitada, hace referencia a la sustitución de un modelo de negocio basado en el papel y la generación de ingresos a través de la venta, por otro, el digital, más inmediato, de mucha mayor circulación y que suele depender de los recursos generados a través de la publicidad. Bajo esa capa, sin embargo, se ocultan numerosas cuestiones, referidas a la viabilidad económica de los proyectos periodísticos, al tipo de información que se publica y a sus características, al nuevo papel de los contenidos visuales y al perfil del nuevo periodista.

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