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Por qué los matrimonios que funcionan bien son los segundos
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LOS SECRETOS DEL AMOR

Por qué los matrimonios que funcionan bien son los segundos

¿Funcionan las segundas oportunidades en el amor? Para Freud no había duda: el primer matrimonio las expectativas son tan altas que surgirán decepciones

Foto: Ni más ni menos feliz, sino diferente, del segundo matrimonio sí puede asegurarse que se trata de una elección mucho más meditada. (iStock)
Ni más ni menos feliz, sino diferente, del segundo matrimonio sí puede asegurarse que se trata de una elección mucho más meditada. (iStock)

Por lo general, elsegundo matrimonio funciona mucho mejor

Sigmund Freud en Sobre la sexualidad femenina (1931).

¿Funcionan las segundas oportunidades en el amor? Para Freud no había duda: el primer matrimonio raramente resiste a la sensación de enclaustramiento, mientras que las expectativas son tan altas que inevitablemente surgirán decepciones. El imaginario construido en torno a la idea de amor romántico y al cuento de los príncipes azules tiene su parte de culpa, pero la falta de experiencia a la hora de enfrentarse a las dificultades que entraña la vida en pareja no tiene menos peso. Sin embargo, en los segundos matrimonios, las parejas son por lo habitual más indulgentes, tolerantes, realistas e independientes.

Como explica el psicólogo J. A. Malarewicz en Repensar la pareja, se sacan lecciones del pasado y se utiliza este aprendizaje para evitar conflictos o sufrimientos, por lo que el segundo matrimonio, por lo general, es más sólido y razonable que el primero. Una perspectiva quizá demasiado pragmática y alejada del romanticismo, imperando lo racional sobre lo emocional. ¿Quiere esto decir que las personas que vuelven a casarse pueden llegar a ser más felices?

Las comparaciones son casi imposibles y la mayoría de psicólogos reconocen que no pueden compararse ambas experiencias. El primer matrimonio responde a una verdadera consagración del amor, una alianza en la que ambos miembros de la pareja tienen claro que será para toda la vida, y con unos objetivos centrados en construir un mundo en torno a ellos, como es el hecho de formar una familia, crear un hogar, etc. Para la psicóloga y divulgadora Fabienne Kraemer, en las segundas nupcias estos objetivos desaparecen, siendo la única intención que mueve a los nuevos cónyuges la de estar juntos. “Se consagran exclusivamente el uno al otro, por lo que el primer matrimonio no suele eclipsar al segundo”, añade la especialista en un artículo publicado en Psychologies.

Volver a empezar, pero no desde cero

Estas cualidades del segundo matrimonio no quieren decir ni que sea mejor ni peor. Cada uno de ellos tiene sus fortalezas y sus debilidades, sus satisfacciones y decepciones, pero sería un error caer en comparaciones desde el punto de vista emocional. Como insiste el sociólogo Wilfried Rault, “cuando se comienza de nuevo, las parejas se sitúan en el mismo nivel simbólico que en el del primer matrimonio y las marcas dejadas por la anterior relación se borran”.

Ni más ni menos feliz, sino diferente, del segundo matrimonio sí puede asegurarse que se trata de una elección mucho más meditada y reflexiva, y cuyo único horizonte consiste en “consagrarse el uno al otro”. Y esta es una de las claves por las que los segundos matrimonios, según afirma Kraemer, “duran más y son más estables que los primeros”.

Para muchos otros teóricos, y al contrario de lo que podría pensarse, volver a casarse no es sinónimo de montarse en una montaña rusa amorosa, en la que se irán sucediendo constantemente las rupturas y los nuevos enlaces. Muy al contrario, las segundas nupcias son las definitivas, al menos estadísticamente. Una realidad que para muchos especialistas se debe a que se “supera” la idea del amor pasional, entendiendo que este forma parte de una fase del enamoramiento, pero que no dura para toda la vida. Es decir, se establece una especie de disociación entre lo que es el amor y lo que es el matrimonio.

Otro enfoque sobre la vida en pareja

Muchos de los problemas matrimoniales sientan sus bases en la cultura del romanticismo, y es que el amor se ha idealizado hasta el punto de creeren los príncipes azules. Las expectativas que se depositan en la pareja suelen ser irrealizables a la par que contradictorias. Ellas quieren a alguien que haga a la vez de padre, amante, confidente y hermano pequeño, mientras que ellos buscan una relación estable y, al mismo tiempo,con libertad para hacer lo que quieran.

Una visión sobre el amor que la psicoterapeutaJuliette Allaistilda de “errónea” en su obraEl amor y el sentido de nuestras relaciones.“La mayor parte de los pacientes caen en losestereotipos románticos. Todos ellos buscan un amor ideal o una pareja que debe reunir cualidades diferentes y contradictorias, personas que, simplemente, no existen”.

Según se desprende de un estudio llevado a cabo por el psicólogo Robert Epstein, autor deMaking Love: How People Learn to Love, and How You Can Too, a partir del análisis de más de 2.000 encuestas a parejas norteamericanas, cada vez se valoran más otra serie de nuevos rasgos para mantener a lo largo del tiempo la ansiada felicidad conyugal. Las conclusiones del estudiohacen hincapié tanto en los factores mundanos como en los más profundos, pues ambos reforzarían igualmente los vínculos de una pareja.

Unos resultados que llevan al autor del estudio a teorizar sobre la evolución de las necesidades que se tratan de cubrir en una relación de pareja. “Las expectativas han cambiado, y además de buscar una satisfacción emocional también se trata de asegurarque las parejas sean competentes para conservar su trabajo, cuidar a los niños o darles una buena formación”.

Por lo general, elsegundo matrimonio funciona mucho mejor

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