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Los españoles reclamamos poco y mal... y las empresas se forran
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LOS CONSUMIDORES DEBERÍAMOS DENUNCIAR MÁS

Los españoles reclamamos poco y mal... y las empresas se forran

Las organizaciones de consumidores han advertido hoy que en España se reclama menos de lo que se debería y lo han achacado al propio carácter de

Foto: Una mujer rellena una hoja de reclamaciones en un aeropuerto. (Efe)
Una mujer rellena una hoja de reclamaciones en un aeropuerto. (Efe)

Las organizaciones de consumidores han advertidoque en España se reclama menos de lo que se debería y lo han achacado al propio carácter de los españoles y a su desinterés por informarse de los cauces para llevar a cabo las quejas.

En declaraciones a Efe, el presidente de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI), Gustavo Samayoa, ha considerado que “es más bien por mentalidad” y ha subrayado que aunque las quejas van aumentando según pasan los años “todavía se queda mucho en el tintero”.

“La gente, hasta que no tiene un problema, no se preocupa de requerir información”, ha asegurado Samayoa, quien ha incidido en que en ningún caso es por falta de legislación, pues en España “tenemos muchas más normas de consumo que en otros países europeos”.

Por su parte, David Hurtado, portavoz de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), ha señalado a Efe que “en líneas generales, la gente es reticente a reclamar por motivos culturales, de hábitos y de falta de información” y ha destacado la diferencia que existe con otros países europeos, sobre todo del norte de Europa.

Han incidido en que el hecho de que los consumidores no estén informados no se debe a que no se dé información tanto por parte de las instituciones públicas como de las organizaciones. Es el ciudadano el que no la recoge.

Según Hurtado, “muchas veces no se reclama porque se trata de cantidades pequeñas y también el tiempo que se tarda en obtener la indemnización desanima a la hora de reclamar”.

Es frecuente que los consumidores empiecen el proceso de reclamación y no lo acaben. Así, en el procedimiento arbitral, cuando se convoca la vista, en muchas ocasiones la gente no asiste, ha señalado Samoyoa. Este ha asegurado que en España es fácil reclamar. “Si no se quiere hacer a través de las organizaciones de consumidores, se puede acudir a las oficinas municipales de información al consumidor (OMIC) o al juzgado”, explica.

El presidente de FUCI ha precisado que la vía judicial se utiliza poco por desconocimiento: “La gente no acude porque cree que le va a costar mucho dinero y no sabe que para cuantías inferiores a 2.000 euros no hace falta ni abogado ni procurador”.

El dinero que perdemos por no reclamar

Ambos han coincidido en la dificultad que existe para cuantificar el dinero que los españoles dejan de ingresar en forma de indemnizaciones al no reclamar. Según cálculos de flightright.es, portal para la gestión de compensaciones para pasajeros de vuelos retrasados, cancelados o con overbooking, en España se pierden más de 500 millones de euros en reclamaciones no realizadas, unas cifras ante las que las organizaciones de consumidores se muestran prudentes.

“No sé hasta dónde puede llegar la fiabilidad de esos datos pero puede haber un volumen importanteen indemnizaciones no reclamadas”, ha asegurado el portavoz de CECU.Ante un vuelo retrasado o cancelado, Hurtado ha explicado que el consumidor no sabe muchas veces que tiene derecho no solo a la devolución del precio del billete, sino a una compensación adicional por "daños",que puede llegar hasta los 500-600 euros.

En 2013, según los últimos datos de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), las organizaciones presentes en el Consejo de Consumidores y Usuarios atendieron un total de 1.249.737 de reclamaciones y consultas. Por sectores, el de servicios financieros fue el que tuvo más reclamaciones (27% del total), seguido de la telefonía (13,7%), la publicidad (8,15%) y el transporte público (5,37%).

Las organizaciones de consumidores han advertidoque en España se reclama menos de lo que se debería y lo han achacado al propio carácter de los españoles y a su desinterés por informarse de los cauces para llevar a cabo las quejas.

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