Es noticia
Sí, podemos aprender mientras dormimos, pero no esperemos milagros
  1. Alma, Corazón, Vida
¿Mito o realidad?

Sí, podemos aprender mientras dormimos, pero no esperemos milagros

El aprendizaje durante las horas de sueño siempre nos ha llamado la atención. Ignacio Morgado en su libro Aprender, recordar y olvidar habla de ello

Foto: Algunos sentidos como el olfato se mantienen activos durante el sueño. (iStock)
Algunos sentidos como el olfato se mantienen activos durante el sueño. (iStock)

El catedrático de psicología en el Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona Ignacio Morgado en su libro Aprender, recordar y olvidar (Ariel) trata de explicar cómo nuestro cerebro es capaz de aprender y estudia las razones y claves científicas que establecen los mejores procedimientos para enseñar. Este texto recoge un fragmento del libro centrado en el aprendizaje durante el sueño.

Una vieja aspiración del estudiante perezoso o con dificultades para aprender ha sido encontrar una fórmula o procedimiento que le permita hacerlo sin esfuerzo. Entre esas aspiraciones no ha faltado la que considera la posibilidad de aprender mientras dormimos. ¿Cómo? Una fantasía habla de poner el libro de matemáticas bajo la almohada y amanecer hecho un Einstein.

Tampoco ha faltado la picaresca comercial de quien ha promocionado instrumentos electrónicos, como un magnetófono y unos auriculares, que subliminalmente, es decir, sin despertarnos, van radiando al cerebro, mientras dormimos, la información que queremos aprender. Sin llegar a tales extremos, ahora sabemos que durante el sueño, el cerebro tiene también una cierta, aunque limitada, capacidad para asociar estímulos, es decir, para aprender.

Un reciente e inteligente experimento lo demuestra. La principal dificultad para comprobar si alguien aprende mientras duerme estriba en la inconsciencia del sujeto y su imposibilidad de hablar o moverse para mostrar lo aprendido. Pero en el caso que nos ocupa, los investigadores utilizaron como variable a medir una respuesta muy especial, la inspiración nasal que los sujetos pueden realizar en respuesta a un estímulo olfatorio, incluso de manera inconsciente, mientras duermen.

Además, durante el sueño, el cerebro puede captar estímulos externos, como tonos u olores entre muchos, emitidos a baja intensidad para no interrumpir el sueño. Y como se inspira instintivamente con más intensidad un olor placentero que uno desagradable, el aprendizaje aquí consistió en que, mientras los sujetos dormían, los investigadores hicieron sonar diferentes tonos apareados cada uno de ellos con la dispersión de sustancias olorosas agradables o desagradables.

Una vez realizado el entrenamiento y todavía mientras los sujetos seguían durmiendo, los investigadores volvieron a presentar los tonos pero ahora en solitario, sin los olores y midieron la intensidad de la respuesta de inspiración que hacían los sujetos ante cada uno de ellos. El resultado mostró, efectivamente, que los sujetos habían aprendido, pues inspiraban ante la sola presencia de los tonos.

Además, las inspiraciones fueron diferentes en función de si el tono que los provocaba estaba asociado a un olor placentero (13% más) o a un olor desagradable. Pero lo más sorprendente fue que al día siguiente los sujetos seguían inspirando de igual modo ante los mismos tonos, es decir, el aprendizaje persistía sin que los sujetos fueran conscientes de haber sido instruidos durante el sueño.

Los investigadores comprobaron también si era influyente practicar cuando los sujetos estaban en sueño de ondas lentas o en sueño paradójico, y en ambos casos funcionó el aprendizaje, pero solo se mantuvo al día siguiente cuando el entrenamiento tuvo lugar durante el sueño de ondas lentas.

Hay también el caso especial de aprendizaje durante el sueño en la especie de pájaros cantores pintón cebra (zebra finch). Los jóvenes machos aprenden primero los cantos de cortejo copiándolos del canto de otros machos, pero más tarde cada pájaro añade florituras que hacen su canto único. Esto puede tener lugar durante la vigilia, pero algún refinamiento puede ocurrir también durante el sueño, como pudo comprobarse cuando estaban dormidos y se les estimuló sonoramente con una grabación de su propio canto.

Al hacerlo, la actividad neuronal se extendió entre las áreas cerebrales que gobiernan el canto, lo que no ocurrió durante la vigilia. Se ha sugerido entonces que esa apertura de puertas durante el sueño podría facilitar nuevas conexiones en el cerebro que permitieran el afinamiento del canto.

En cualquier caso, parece demostrado que mientras dormimos el cerebro tiene capacidad para aprender si se utilizan los estímulos y procedimientos adecuados a ese estado. Ello, por otro lado, no tiene nada que ver con cualquier fantasía consistente en transferir información compleja la cerebro mediante artilugios y procedimientos poco científicos y de fácil aplicación.

El catedrático de psicología en el Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona Ignacio Morgado en su libro Aprender, recordar y olvidar (Ariel) trata de explicar cómo nuestro cerebro es capaz de aprender y estudia las razones y claves científicas que establecen los mejores procedimientos para enseñar. Este texto recoge un fragmento del libro centrado en el aprendizaje durante el sueño.

Sueño Neurociencia Memoria La felicidad se demuestra andando
El redactor recomienda