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El poder del frío o la nueva y efectiva dieta del helado
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El poder del frío o la nueva y efectiva dieta del helado

Este refrescante placer suele tener mala reputación en las dietas pero sus frías características puede que sean útiles como método para quemar calorías.

Foto: Los helados pueden servir como potente método anticalorías. (iStock)
Los helados pueden servir como potente método anticalorías. (iStock)

Llega el verano y las vacaciones. Con el sol y los paseos pocas son las personas que se resisten a caer rendidas, al menos un día, en los poderosos brazos del helado que venden en cualquier kiosko o puesto ambulante.

Este dulce y refrescante placer suele tener mala reputación y se le considera como un peligroso adversario de las dietas al etiquetárselo como “bomba calórica”. Sin embargo, uno de los “enemigos más buscados” de las dietas en verano quizá no sea tan fiero como lo pintan.

Las grasas buenas y las grasas malas

La grasa no es mala. Esta es una realidad que en muchas ocasiones se olvida, al igual que los aspectos positivos que tiene el colesterol. Lo que no es recomendable es el excesivo consumo de ella y, pese a la existencia de infinidad de dietas y más información que antes, en España cada vez hay un mayor índice de obesidad entre la población. Pero no hay que olvidar que también hay ácidos grasos que son especialmente saludables para el organismo como es el caso del omega-3.

Dentro del cuerpo humano, el tejido adiposo es necesario y tiene varias funciones, como servir de fuente de reserva y amortiguador en determinadas zonas vitales de nuestro organismo. Además, existe un tipo de tejido adiposo que se denomina marrón o pardo por su tonalidad más oscura que la de la grasa habitual.

Este tejido tiene un elevado número de mitocondrias lo que motiva su diferente coloración y su función diferenciada. La principal tarea de las mitocondrias es suministrar energía a las células. En el caso del tejido adiposo marrón esta energía se transforma en calor para así elevar la temperatura del cuerpo humano o determinadas zonas de él.

El frío como método para adelgazar

Es, precisamente, el tejido graso marrón el que ha servido como objeto de estudio en la búsqueda de nuevas dietas de adelgazamiento. La razón de estas investigaciones ha sido el alto consumo energético que realiza este tejido para llevar a cabo sus tareas.

Una de las primeras investigaciones y con mayor repercusión sobre esta materia es la realizada por el médico gastroenterólogo estadounidense Brian Weyner, este autor a partir de las conclusiones de su estudio diseñó su conocida dieta del hielo la cual como columna vertebral tiene la teoría de que el cuerpo para poder derretir el hielo necesita quemar calorías.

Otra investigación más actual y encabezada por el profesor Michael Symonds para la Escuela de Medicina de la Universidad de Nottingham se centra en el consumo de helados como método para lograr disminuir el peso.

Symonds ha afirmado en el Nottingham Post que antes se creía que la grasa marrón era un tipo de sebo que solo tenían los recién nacidos, pero en la actualidad está confirmado que esta variante también se encuentra en los adultos y aunque solo sea en muy pocas cantidades (en torno a 100 gramos en todo el cuerpo) se cree que es el encargado de la producción del 20% del calor del cuerpo.

Para que puedan funcionar correctamente estas células es necesario utilizar más calorías que las que necesitarían otras actividades. Por tanto, hacerlas trabajar más de lo habitual provocará una mayor quema de kilocalorías y así un mayor adelgazamiento. Ante estas premisas, Symonds se ha centrado en ver cómo puede afectar el consumo de helados y polos (especialmente estos últimos por su menor contenido calórico).

Según el médico británico, la principal ventaja de este estudio, todavía en fase experimental, es su bajo coste debido al escaso precio que tienen los helados y el gran apoyo recibido por parte de voluntarios españoles. También señala su utilidad como posible nuevo método para bajar peso y adaptarse a las diferentes necesidades de cada persona.

Llega el verano y las vacaciones. Con el sol y los paseos pocas son las personas que se resisten a caer rendidas, al menos un día, en los poderosos brazos del helado que venden en cualquier kiosko o puesto ambulante.

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