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Los siete errores que condenan a los hombres al fracaso amoroso eterno
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SEGÚN UN PSICÓLOGO EVOLUCIONISTA

Los siete errores que condenan a los hombres al fracaso amoroso eterno

Todos tenemos algún amigo medianamente apuesto, con recursos económicos y una conversación suficientemente interesante, que no consigue ligar

Foto: Hay hombres a los que les cuesta muchísimo ligar. (iStock)
Hay hombres a los que les cuesta muchísimo ligar. (iStock)

Todos tenemos algún amigo medianamente apuesto, con recursos económicos y una conversación suficientemente interesante, pero que es incapaz de ligar. No es que no lo intente, pero todas sus (pocas) historias amorosas terminan en fracaso pasadas unas semanas. Él se pregunta contantemente qué está haciendo mal, pero siempre acaba tomando las decisiones inadecuadas o fijándose en las mujeres que menos le convienen y más daño le hacen.

El psicólogo Billi Gordon, profesor de la Escuela David Geffen de Medicina de la Universidad de California y reconocido evolucionista, cree que los hombres que tienen tantas dificultades para encontrar pareja cometen siempre los mismos errores. Tienden a comportarse de una forma que no atrae a las mujeres, al menos como posible pareja. Y si no cambian no encontrarán pareja nunca pues, en opinión del psicólogo, hay una serie de actitudes que las hembras rechazan de manera atávica, pues así les ha enseñado la naturaleza a hacerlo.

Estos son, según explica Gordon en Psychology Today, los siete errores que, irremediablemente, condenaran a cualquier varón al fracaso amoroso.

1. Parecer desesperado

No hace falta ser psicólogo para saber algo que te enseña a diario la universidad de la vida. Las mujeres, sencillamente, no se fijan en los hombres que parecen especialmente necesitados en el plano amoroso. Es como si no existieran. Y es algo que, según explica Gordon, está fuertemente enraizado en el cerebro de las mujeres.

“Todos llevamos la sabiduría de nuestros antepasados en nuestros genes y neuropéptidos”, asegura el psicólogo. “Las mujeres se sentían atraídas por los machos alfa por razones de supervivencia, pues eran los que tenían la mejor comida y el mejor refugio. Los machos alfa nunca se mostraban desesperados porque nunca estaban desesperados. Los hombres que se mostraban desesperados eran los más débiles y los que tenían menos que ofrecer”.

La lección que han aprendido las mujeres a lo largo de la historia es que los hombres desesperados no son valiosos, y no merecen la pena como pareja.

2. Evadir cualquier definición de una relación

Puede que no estés tan desesperado como para no ligar (has logrado burlar a la evolución, acabaste con todos los machos alfa que te hacían la competencia o has encontrado a otra mujer desesperada), pero una vez que te llevas el gato al agua eres incapaz de continuar. Si estás esperando a que sea la mujer la que considere que estás en una relación quizás sea demasiado tarde. Y de nuevo, Gordon ofrece una explicación evolucionista.

Las mujeres segregan más oxitocina que los hombres, la hormona que ayuda a que se cree un vínculo amoroso, y estos tienen una mayor cantidad de receptores de la vasopresina, la hormona que dispara el interés por todas las posibles amantes. “La oxitocina empuja a las mujeres a asegurarse una pareja, la vasopresina empuja a las hombres a buscar a otra”, explica Gordon. Es por esto que, si no dejas claro que te interesa tu actual amante, las mujeres tenderán a pensar que estás interesado en otras, pues es lo que siempre ha ocurrido con los hombres. “Si quieres tener novia, tienes que dirigir la relación, como si estuvieras en la pista de baile”, asegura Gordon.

3. No tolerar cierta dependencia

Toda relación de pareja implica cierto compromiso pero, además, una pérdida de intimidad que debemos aceptar. No a todo el mundo le gusta tener pegada a otra persona, y es bueno establecer ciertos límites, pero es imposible tener pareja sin aceptar cierto grado de dependencia. Puede que haya momentos en los que no queramos saber nada de nuestro compañero, pero no se puede mantener una relación pretendiendo conservar una libertad total. Eso, sencillamente, no existe. Sólo unas buenas dotes comunicativas, y cierta flexibilidad, te permitirán mantener una relación en la que estés a gusto.

4. Fallar a la hora de piropear convenientemente a tu pareja

A todo el mundo le gusta sentirse deseado y es algo que, en las primeras fases de una relación es necesario mostrar, aunque sea de forma implícita. Decir “te quiero” en los primeros meses provocará el efecto contrario del buscado, pero tenemos que dejar claro a nuestro ligue que nos gusta, pues si no, corremos el riesgo de perderlo.

“Vivimos en una sociedad en la que se da mucha importancia a la apariencia física”, explica Gordon. “Estar en una relación con un hombre que sabe recordarle a su novia lo guapa que es ayuda a compensar el estereotipo de belleza que asegura que todas las mujeres deben ser jóvenes y tener un determinado cuerpo”. Si no le dices a tu amante que es guapa pensará que piensas que es fea. Ni que decir tiene que si críticas la belleza de las mujeres con las que pretendes ligar no tendrás novia en la vida.

5. Flirtear con otras mujeres

Parece un consejo de lo más obvio, pero muchos de los hombres que no logran tener novia, no la tienen porque sin incapaces de controlar su libido. Para Gordon, flirtear con otras mujeres delante de nuestra amante es una falta de respeto intolerable, y lo que ellas entiendenpor flirteo no tiene que ser lo que tu entiendes: el simple hecho de que te pongas a hablar con otra mujer dejando a tu cita a solas puede ser mal intepretado. Así es la vida.

La regla es muy simple: si has quedado con una chica, no puedes coquetear con otras. Si lo haces, te dejarán en el acto.

6. No entender lo que significa tener pareja

“Una novia no es un rehén, ni una secretaria, ni una chacha, ni un niño, ni una señorita de compañía”, explica Gordon. “No puedes tratarla como ninguna de ellas porque si lo haces no te durará mucho”.

7. No abrazarse lo suficiente

Todos tenemos algún amigo medianamente apuesto, con recursos económicos y una conversación suficientemente interesante, pero que es incapaz de ligar. No es que no lo intente, pero todas sus (pocas) historias amorosas terminan en fracaso pasadas unas semanas. Él se pregunta contantemente qué está haciendo mal, pero siempre acaba tomando las decisiones inadecuadas o fijándose en las mujeres que menos le convienen y más daño le hacen.

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