EFT, un método innovador y muy sencillo para perder peso

¿Puede ayudar a adelgazar darse golpecitos en la cara? ¿De verdad hay alguna clase de relación entre este gesto y la pérdida de peso? Por absurdo que pueda parecer en un primer vistazo, parece ser que sí, o al menos eso propugnan los defensores del EFT o emotional freedom technique, la última estrategia de control del peso que, al contrario de lo que ocurre con las dietas milagro, no exige grandes sacrificios ni grandes gastos económicos. Basta con tener algo con lo que golpearse la cara (sí, una mano es más que suficiente).

No es que tocar determinadas partes de nuestro cuerpo nos haga adelgazar inmediatamente como si pulsásemos un resorte mágico. El EFT intenta influir, ante todo, en nuestra psicología, y a través de ella en nuestra forma física: su objetivo es relajarnos para evitar el conocido como emotional eating, es decir, los atracones de comida que nos pegamos sin ser conscientes de ello o porque necesitamos contrarrestar alguna carencia, ya sea la tristeza, la ansiedad o el simple aburrimiento, uno de los sentimientos más peligrosos.

Viejos métodos, nuevas aplicaciones

Jessica Ortner acaba de resumir todas las enseñanzas del EFT en un libro, Tapping for Weight Loss (algo así como “Dándose golpecitos para perder peso”), en el que explica el camino más corto para evitar que el hambre voraz dé con nuestros huesos –y grasas– frente a la nevera. El método se basa en un viejo sistema que ya había sido empleado con los veteranos de guerra que habían sufrido estrés postraumático tras su retorno del frente.

Este método ha llevado a 89 mujeres a perder más de siete kilos en apenas seis semanas

Aunque polémico, el método, conocido como la Psicología Energética, ha sido utilizado recientemente por el doctor Rick Leskowitz de la Harvard Medicine School como una especie de “acupuntura sin agujas”. Dos estudios mostraron que los métodos del doctor habían ocasionado un efecto positivo en los pacientes. Pero no se trata del primero que utilizó dicha técnica para aliviar el sufrimiento a través de la pulsación de determinadas zonas del cuerpo. En los ochenta, Roger Callahan desarrolló la Thought Field Therapy (TFT) y, una década después, Gary Craig acuñó por primera vez el concepto de EFT.

El método expuesto por Ortner utiliza los mismos principios para evitar que comamos con el corazón y no con la tripa: el cuello, la nuca o la barbilla son partes del cuerpo que masajeamos cuando nos encontramos nerviosos, y son las que pueden influir en nuestro ánimo. En teoría, presionar sobre estos puntos hace descender los niveles de cortisol. Al principio, la Asociación Americana de Psicología rechazó este método, puesto que sus efectos no podían ser probados científicamente, pero en noviembre de 2012 aceptó por primera vezque la Psicología Energética podía formar parte de la educación reglamentada.

La disciplina mental lo es todo

Como asegura Ortner a partir de sus experimentos, este método ha llevado a 89 mujeres a perder más de siete kilos en apenas seis semanas (sin volver a recuperarlos), tocándose la cara durante 15 minutos al día. Esta actividad ha de ser complementada con algunas de las conductas sugeridas por el programa, y que se encuentran en línea con lo que el mindful eating ha defendido durante los últimos años.

Debemos comer siempre lentamente y ser siempre conscientes de la cantidad que estamos ingiriendo

En primer lugar, debemos preguntarnos cómo nos sentimos antes de comer. Si nos sentimos mal, debemos comenzar el ejercicio. Además, debemos comer siempre lentamente y ser siempre conscientes de la cantidad que estamos ingiriendo, por lo que debemos evitar alimentarnos frente a la televisión o al ordenador, donde es más fácil que nos distraigamos. Se debe comer sentado y evitar disponer comida en lugares a la vista. Por último, hay que recuperar la comida por placer: dedicar más tiempo a la cocina puede ayudarnos a valorar la calidad por encima de la cantidad.

Un artículo publicado en The Daily Mail explica que el método tiene como objetivo tender un puente entre la mente y el cuerpo. Por ello, debemos pensar en primer lugar qué es lo que nos molesta, el conocido como “objetivo del toque”. Una buena estrategia es valorar del 0 al 10 el trastorno que nos causa, y reconocerlo con la convicción de que no dejaremos que nada externo nos maneje.

Así se hace el tapping

El objetivo de los toques no es otro que tranquilizarnos, por lo que debemos practicarlo hasta que recobremos el control, de igual manera que hacemos cuando contamos hasta diez. Por supuesto, los efectos en nuestro peso no se dejarán notar de inmediato, y lo menos recomendable es dejar que esto nos obsesione. A continuación presentamos los pasos que debemos seguir si queremos realizar correctamente este procedimiento.

1. Comienza tocando con dos dedos el “punto del golpe de kárate”, es decir, la zona blanda en el perfil de la mano que se encuentra bajo el dedo meñique.
2. Piensa en un mantra que repetir cada vez que toquemos nuestro cuerpo, lo que nos ayudará a concentrarnos.
3. Toca cada punto siete veces, aunque si te apetece hacerlo durante más tiempo, adelante. Intenta practicarlo durante quince minutos al día en un entorno agradable y calmado. Una vez que hayas terminado, pregúntate si te sientes mejor. Repite el proceso cuantas veces sea necesario. Las zonas donde podemos tocarnos son las siguientes: la ceja; en un lado del ojo, donde aparecen las patas de gallo; debajo del ojo; debajo de la nariz; en la barbilla; en la clavícula; en el brazo, justo debajo de la axila; en la coronilla.