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¿Por qué se suicidó la estrella del 'MasterChef' estadounidense?
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¿Por qué se suicidó la estrella del 'MasterChef' estadounidense?

El pasado mes de octubre, Joshua Marks, finalista en MasterChef USA 2012, acabó con su vida de un disparo en la cabeza. ¿Cómo llegó a ese punto?

Foto: Joshua Marks acabó con su propia vida a los 26 años.
Joshua Marks acabó con su propia vida a los 26 años.

El pasado mes de octubre, Joshua Marks, finalista en la edición de MasterChef USA 2012, acabó con su vida disparándose en la cabeza. La noticia conmovió a todo el país no sólo por la juventud del aspirante a cocinero (tenía 26 años), sino porque durante su paso por el programa se había convertido en uno de los preferidos de la audiencia, un afable, tierno y divertido joven. El novio que toda joven querría, el yerno que toda madre desearía y un buen compañero de juergas para el público masculino.

¿Qué pasó para que todo acabase de manera tan trágica? Poco después de su paso por el programa, Marks fue diagnosticado con esquizofrenia y desorden bipolar, a pesar de que nunca había mostrado síntomas con anterioridad. Su conducta se convirtió en errática, tuvo problemas con la policía y fue internado en un sanatorio poco antes de que consiguiese callar las voces de su cabeza para siempre. Su historia ha conseguido hacer visibles los problemas mentales, que aún siguen siendo tabú y que, en muchas ocasiones, nos gusta pensar que no nos pueden ocurrir a nosotros. La historia del buen chico que cae en las garras de la locura, y de qué manera la fama cambió su vida a peor, nos puede ayudar a comprender mejor a aquellos que están atravesando situaciones semejantes.

Una infancia feliz para un joven talentoso

Los primeros años de la vida de Marks no tienen nada particularmente reseñable. Nacido y criado en Washington Heights, un barrio de clase obrera de Chicago, su principal apoyo fue su madre, Mitchell, que se había divorciado de su padre portorriqueño a finales de los años 80. Siempre había sido un buen chaval, y en 2009 consiguió graduarse cum laude en económicas. Sin embargo, su madre había hecho despertar en su interior el gusanillo de la cocina, y probó suerte en el casting de MasterChef. Fue el último de los más de 3.000 en ser entrevistados por el jurado, pero este lo tuvo claro: los seleccionadores se quedaron prendados de su llana simpatía inmediatamente.

Los 20 episodios que conformaban el concurso, aunque exigentes, transcurrieron sin grandes sobresaltos para Marks. Tanto fue así que, a pesar de no disponer de más conocimientos previos que los consejos sobre cocina cajún y criolla de su madre, consiguió llegar a la final del programa, donde fue superado por la ciega Christine Ha, su gran amiga dentro del programa y a la que consideraba “su otra hermana”. Sin embargo, los chefs valoraron muy positivamente el futuro entre fogones de Marks y, en dicho capítulo final, grabado en abril de 2012, reconocía que “nunca renunciaré a mi sueño y conseguiré que se cumpla”.

Pero si bien la grabación no supuso ningún problema para Marks, algo empezó a marchar mal a medida que los programas fueron emitidos durante el verano de ese mismo año y el joven era reconocido por la calle por los espectadores. El primer ataque de pánico tuvo lugar en septiembre, cuando, invitado por la cadena a una fiesta de final de temporada en Nueva York, fue reconocido por un gran grupo de gente y rodeado, lo que le hizo sentir una gran claustrofobia. “Estaba nervioso e inquieto”, ha rememorado su compañero Vincent Durman en un artículo de Chicago Magazine.

Pronto comenzó a comportarse de manera extraña, y sus ideas bullían sin parar, pero sin ninguna conexión. Quería realizar nuevas recetas, abrir nuevos restaurantes, crear nuevos menús, todo al mismo tiempo. Conoció a una chica con la que se comprometió apenas una semanas después de conocerla, aunque pronto terminaría separándose de ella. Bullía con actividad, lo cual sugería que quizá algo no marchaba bien en su cabeza. La pesadilla no había hecho más que empezar.

De la fama al sanatorio

Durante esos últimos meses de 2012,Marks pareció perder poco a poco contacto con la realidad, a pesar de breves momentos de claridad mental. Pero la situación comenzó a tomar un cariz diferente en enero de 2013, cuando sufrió un accidente de tráfico en Chicago que implicó a varios coches. Aunque el cocinero publicó en su diario que había sido un incidente sin importancia, lo cierto es que se había desvanecido mientras conducía, lo que provocó que se saltase un semáforo en rojo y pusiese en riesgo la integridad de otros conductores.

Aún peor fue lo ocurrido en el hospital al que tuvo que acudir tras el incidente. Allí, Marks perdió el control y le dijo a su madre que su padre vivo estaba realmente muerto, y que el chef Gordon Ramsay (jurado de MasterChef) también lo estaba y que había sido poseído por él. Aunque nunca antes habría mostrado comportamientos semejantes, el diagnóstico fue claro para el psiquiatra Michael S. Eaton: sufría esquizofrenia y desorden bipolar. Lo primero explicaba las voces en la cabeza que nunca callaban y que le decían que no merecía vivir, y lo segundo, los períodos de hiperactividad seguidos por días de aburrida depresión. Él mismo reconoció su situación en público en un anuncio para Make a Sound Project: “Tengo desorden bipolar. A veces me pongo nervioso, y me relajo escuchando música”.

Pero las cosas sólo irían a peor hasta que el 28 de julio, tras un intento de suicidio frustrado, tuvo que ser reducido por tres policías después de que le intentase arrebatar la pistola a uno de ellos. Durante el suceso, Marks gritó que el chef Gordon Ramsay lo había convertido en un dios. La única salida posible era ser internado en el Hospital Mercy y Centro Médico en South Loop.

Durante sus últimos días, Marks guardaba silencio enfrente de su madre, que poco o nada sabía qué hacer con su hijo, aparte de darle todo el cariño posible. El 13 de octubre consiguió escaparse del centro, pedir prestada una escopeta –no tenía más que ocho dólares y un teléfono móvil del que nunca sería capaz de desprenderse, puesto que almacenaba todos los mensajes de apoyo de su madre– y acabar con su vida en el vecindario donde residía su padre. Poco antes, había llamado por una última vez a su madre, que rauda, condujo por las calles de Chicago en busca de su hijo. Demasiado tarde. Cuando lo encontró, de Marks tan sólo quedaban sus restos mortales.

¿Cuánto de ello puede haber sido causado por su paso por el programa? Si bien la familia nunca ha querido establecer dicha relación, eventos estresantes como enfrentarse a una gran fama de la noche a la mañana pueden provocar la aparición de problemas mentales que, de otra manera, nunca habrían emergido. “Nuestra esperanza es continuar su legado y dar esperanza a otras personas que luchen no sólo con la bipolaridad y la esquizofrenia, sino con cualquier otro problema mental”, explicaba Dana, su hermana mayor. Desde luego, la tragedia de Marks ha servido más que mil campañas de concienciación para conseguir que se reconozca que los trastornos mentales nos afectan a todos.

El pasado mes de octubre, Joshua Marks, finalista en la edición de MasterChef USA 2012, acabó con su vida disparándose en la cabeza. La noticia conmovió a todo el país no sólo por la juventud del aspirante a cocinero (tenía 26 años), sino porque durante su paso por el programa se había convertido en uno de los preferidos de la audiencia, un afable, tierno y divertido joven. El novio que toda joven querría, el yerno que toda madre desearía y un buen compañero de juergas para el público masculino.

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