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El mejor remedio para acabar con las borracheras, según los académicos de EEUU
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Es necesario eNDURECER SU REGULACIÓN

El mejor remedio para acabar con las borracheras, según los académicos de EEUU

El consumo excesivo de alcohol puede favorecer la aparición de más de 60 enfermedades. Académicos de EEUU creen tener la clave para atajar el problema

Foto: Miles de jóvenes reciben la primavera con un macrobotellón en Sevilla. (Efe)
Miles de jóvenes reciben la primavera con un macrobotellón en Sevilla. (Efe)

El consumo excesivo de alcohol puede favorecer la aparición de más de 60 enfermedades que van de la pancreatitis a la cirrosis, pasando por todo tipo de patologías digestivas, impotencia sexual, y algunos cánceres como el de mama en mujeres o el carcinoma hepático y pancreático. Por no hablar de los problemas de adicción y violencia que conlleva. Pero aan así, seguimos bebiendo mucho más de lo recomendable–13,7 litros al año, una cifra por encima de la media de Europa–. Y, lo que es peor, muchos aceptamos como algo normal e irremediableque nuestros hijos lo hagan.

La ingesta de alcohol, especialmente entre los más jóvenes, se ha convertido en uno de los principales problemas sanitarios y sociales. La última Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2012-2013, que se publicó el pasado marzo,mostró un aumento de hasta el 81,9 por ciento en el número de estudiantes de entre 14 y 18 añosque ha consumido esta sustancia en el último año y hasta el 74 por ciento en el último mes.

Además, nuestros jóvenes son campeones en lo que se conoce como binge drinking o atracón –beber cinco o más copas en un corto espacio de tiempo–: el 20 por ciento de los estudiantes de 14 años, y el 51 por ciento de los de 16 años, reconocen haberse dado unatracón al menos una vez en el último mes.

Un problema que no logramos solucionar

¿Qué estamos haciendo para atajar un problema que todos los expertos consideran “alarmante”? Muy poco. Es cierto que los impuestos especiales sobre el alcohol no han dejado de subir –el impuesto que grava las bebidas espirituosas pasó el año pasado de 8,30 euros por litro de alcohol puro a 9,13 euros por litro, un incremento del 10%–, pero la reforma fiscal anunciada por el el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no encarecerá ninguno de los impuestos especialesy, no hay que ser un lince para darse cuenta de queemborracharse sigue siendo muy barato.

Con el precio actual de la cerveza o el vino, bastan cincoeuros, tirando por lo alto,para emborracharse a lo grande (un litro se puede comprar por menos de un euro). Y si el Estado no interviniera para encarecer el precio, beber sería aún más barato.

Como explicaReihan Salamen Slate,las bondades del libre mercado son una pesadilla en lo que respecta el alcohol.El ejemplo más claro es el de Rusia. Desde la caída del comunismo, la venta de vodka (que se puede adquirir a un precio irrisorio) se ha descontrolado, provocando una epidemia de enfermedades cardiovascularesy una mortalidad propia de tiempos de guerra. Y en Reino Unido ha ocurrido algo similar. Desde los 90 la tasa de consumo entre los adolescentes se ha duplicado. Y según explica Tim Heffernan en Washington Monthly, se debe a la creciente desregulación del mercado de alcohol.

El fenómeno es similar en todo el mundo desarrollado. La progresiva liberalización del mercado de alcohol ha provocado la integración de grandes conglomerados empresariales que, gracias a la economía de escala, logran vender más y a precios más baratos. “Los negocios existen para incrementar las ventas”, explica Salam. “Y la forma más sencilla de lograrlo no es animando a todo el mundo a que beba de forma moderada, sino enfocarse en la minoría que más bebe. Y eso es exactamente lo que hacen las empresas de bebidas alcohólicas. Y lo van a seguir haciendo si dejamos que se salgan con la suya”.

Propuestas para reducir el consumo de alcohol

En opinión de Salam, la regulación del alcohol debería ser similar a la que cada vez más expertos piden para la marihuana (al estilo de la aprobada porUruguay): una sustancia legal, pero que no se pueda comerciar libremente. Y, dado que el alcohol es más dañino para la sociedad que la marihuana, no hay razón para no regularlo con más fuerza. La prohibición no es un camino (basta ver qué ocurrió cuando se implantó en EEUU la Ley Seca), pero sí poner trabas a su comercialización y consumo. Estas son las cuatro reformas principales que demandan los especialistas en salud pública.

1. Aumentar notablemente los impuestos sobre el alcohol

Según elproyecto de estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol que la Organización Mundial de la Salud publicó en 2010, “cuanto más asequible es el alcohol –ya sea porque su precio es más bajo o porque la gente tiene más ingresos disponibles– más se consume y mayor es la magnitud de los daños conexos tanto en los países de ingresos altos como en los de ingresos bajos”.

Todos los estudios muestran que cuando se fija un precio mínimo por gramo de alcohol se reduce el consumo y los daños relacionados con éste. Además, asegura el informe de la OMS, “tanto el aumento del precio como la fijación de un precio mínimo tienen un impacto mucho mayor en los bebedores que consumen más que en aquellos que consumen menos”.

En su libro Drugs and Drug Policy: What Everyone Needs to Know (Oxford University Press), el profesor de políticas públicas de la Universidad de California Mark Kleiman insiste en que la venta de alcohol debería ser controlada por el gobierno, endureciendo enormemente los puntos de venta y, sobre todo, incrementando la carga impositiva. En su opinión, si EEUU triplicara el impuesto sobre el alcohol de 10 céntimos por bebida a 30 céntimos, se evitaríael 6% de todos los homicidios y el 6% de las muertes en accidente de tráfico.

“Deberíamos subir los impuestos sobre el alcoholjusto hasta el punto antes de que la gente empezara a fabricar destilerías ilegales en sus bañeras”, asegura Salam.

Aun así, las subidas de impuestos no siempre tienen el impacto deseado. Según un estudio de la Universidad de Sheffield, publicado en el número de esta semana de la revistaAddiction, los supermercados de Reino Unido no han incrementado el precio de sus bebidas más baratas conforme a la subida impositiva: los aumentos de precio de los productos más baratos eran hasta un 15 por ciento inferiores al nivel esperado si el aumento del impuesto se hubiera aplicado en su totalidad. Son los productos más caros los que han subido por encima, incluso, de lo que se esperaba tras aprobar los nuevos impuestos.Los autores aseguran quelos supermercados están subvencionando a sus consumidores más importantes que son, precisamente, los que consumen el alcohol más barato. Algo que no hace ningún bien a la salud pública, pues son también estos clientes los que presentan conductas de mayor riesgo.

2. Crear licencias para beber alcohol

El profesor Kleiman propone en su libro crear “licencias para beber”. Los bares y supermercados no sólo pedirían una identificación a los menores de edad, sino tambiénlas licencias para beber a todo el mundo, y éstas se podrían retirar a los alcohólicos o las personas que cometan una infracción de tráfico relacionada con el consumo del alcohol.

3. Reducir la edad mínima de consumo

Aunque la OMS asegura que “la aplicación de leyes que establecen una edad mínima para la compra de alcohol redunda en una clara disminución del número de víctimas debidas al alcohol al volante y otros daños relacionados con el alcohol”, el profesor Kleiman cree que, al menos en EEUU (donde no se permite el consumo de alchol hasta los 21 años) la restricción es contraproducente.

En su opinión, dado que los jóvenes van a intentar beber de todas formas, una edad mínima de consumo tan elevadano hace más que obligar a los jóvenes a esconderse, lo que provoca que no puedan ser vigilados y no aprendan a beber de forma responsable.

En España, la última Comunidad en la que se podía beber con 16 años, Asturias, aprobó en febrero elevar la prohibición hasta los 18. Aunque las autoridades sanitarias tildaron la noticia de positiva, hay muchos expertos que opinan que elevar la edad mínima es contraproducente. ¿Existiría el botellón, la forma más nociva de consumo, si los adolescentes pudieran tomar cañas en los bares?

4. Promover campañas de marketing social

El pasado mes de marzo el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg anunció una propuesta para obligar a los puntos de venta de tabaco a guardar las cajetillas en lugares no visibles por el público. No es la única medida que Bloomberg, famoso por su activismo antitabaco, ha aprobado para reducir su consumo. Además de poner los impuestos más altos de todo EEUU, ha impulsado todo tipo de campañas para explicar a la gente, particularmente los jóvenes, los peligros que conlleva fumar. El resultado de todo esto es que Nueva York tiene una de las tasas de fumadores más bajas de EEUU: un 14%, frente al 19,3% del conjunto del país.

Para Salam, es necesario que las medidas que Bloomberg ha promovido para frenar el tabaquismo se utilicen también para frenar el conumo de alcohol. En definitiva, asegura el periodista, tenemos que conseguir que el consumo excesivo de alcohol sea visto por la mayoría de la gente como algo propio de ineptos. Y esto, asegura Salam, “es extremadamente difícil de lograr, ya que beber puede ser muy divertido, hasta que te meas en la cama o empiezas a matar a gente”.

El consumo excesivo de alcohol puede favorecer la aparición de más de 60 enfermedades que van de la pancreatitis a la cirrosis, pasando por todo tipo de patologías digestivas, impotencia sexual, y algunos cánceres como el de mama en mujeres o el carcinoma hepático y pancreático. Por no hablar de los problemas de adicción y violencia que conlleva. Pero aan así, seguimos bebiendo mucho más de lo recomendable–13,7 litros al año, una cifra por encima de la media de Europa–. Y, lo que es peor, muchos aceptamos como algo normal e irremediableque nuestros hijos lo hagan.

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