"Malas noticias para la izquierda: la gente tolerará la explotación mientras tenga algo"
Terry Eagleton no sólo es uno de los pensadores más influyentes de Reino Unido, sino también uno de los grandes defensores del materialismo histórico
A comienzos de los años ochenta, un libro cambió el devenir de la crítica y el pensamiento del siglo XX. En Una introducción a la teoría literaria (1983), el católico Terry Eagleton (1943) no sólo examinaba minuciosamente las tendencias surgidas en la filosofía y la literatura de los últimos dos siglos, sino que se atrevía a criticar a los teóricos de la posmodernidad que tan de moda se habían puesto durante los 15 años precedentes. Una tesis que retomaría posteriormente en Después de la teoría (Debate, 2005).
Criado en una familia de clase obrera de Manchester, hijo de inmigrantes irlandeses, monaguillo y doctorado por el Trinity College de Cambridge, Eagleton relató su recorrido personal e intelectual en El portero. Memorias (Debate, 2004), incluida su íntima relación con el marxismo. El inglés ha sido uno de sus grandes valedores durante las últimas décadas del siglo XX, incluso en aquellos momentos en los que, malinterpretado por el estalinismo y ninguneado por el liberalismo, parecía haber dejado de ser el marco referencial para la filosofía de izquierdas.
El estallido de la crisis, así como acontecimientos históricoscomo el 11 de septiembre o la Primavera Árabe, han suscitado que las nuevas generaciones vuelvan la mirada sobre el materialismo histórico, lo que ha llevado al veterano filósofo a publicar Por qué Marx tenía razón (Península), en el que discute diez de los prejuicios más habituales sobre el pensamiento del autor alemán.
Pero si por algo se distingue Eagleton –pensador de referencia en Reino Unido– es por su versatilidad: tan pronto puede dedicar un libro a El sentido de la vida (Paidós Ibérica, 2009) como alabar a Morrissey, cantante de los Smiths, por la depuración de su escritura, como hizo en las páginas de The Guardian. De vez en cuando, aparece en los tabloides británicos, como el día que confesó que el Príncipe Carlos le llamó"elespantoso Terry Eagleton"o a raíz de la prolongada y tensa polémica que le ha enfrentado a ateos como Richard Dawkins o Christopher Hitchens.
Desde Pontevedra, donde la noche del lunes impartió una conferencia en el marco de la XXXI Semana Galega de Filosofía, el hombre que escribió “puedes decir que el capitalismo está en problemas cuando la gente empieza a hablar de él” atiende a El Confidencial.
PREGUNTA. Uno de sus últimos trabajos es Por qué Marx tenía razón. ¿Por qué consideró que era el momento indicado para volver sobre él? ¿Quizá para redescubrirlo a una nueva generación?
RESPUESTA. Sí, creo que en parte se debía a ello. Había una nueva generación de radicales, de jóvenes de izquierdas, que eran muy críticos con el capitalismo pero no sabían demasiado de la tradición marxista. Pero también porque Marx ha sido el pensador moderno más caricaturizado. Existen unas visiones generales sobre Marx que son profundamente incorrectas. Intenté aclarar esos conceptos, qué decía y qué no decía Marx, en qué creía y en qué no yvolver a dejar las cosas claras después de décadas de una gran distorsión de su pensamiento.
P. Marx fue casi un tabú durante las últimas décadas. ¿Se debe a que perdió su vigencia frente a otros pensadores del siglo XX como Derrida, Foucault u otros posmodernos? ¿Se consideraba algo del pasado que ya no podía explicar los problemas actuales?
R. Esa es una razón por la que alguna gente lo ignora, pero como digo en el libro, lejos de quedarse atrapado en el pasado, El manifiesto comunista es una extraordinaria profecía sobre las crecientes desigualdades o el capitalismo actual. Digámoslo de la siguiente forma: mientras exista el capitalismo, también lo hará Marx, porque es su principal crítico y analista. Marx no cerrará su negocio hasta que el objeto de su crítica lo haga. En realidad, no me preocupa que la gente se defina como marxista o no. No es una cuestión de nombre. Hay muchos socialistas, anticapitalistas, que no se declaran como marxistas.
Cuando llegó la crisis, la izquierda se vio incapaz de reaccionar
Una ironía que se desprende de esta situación es que lo que causó la crisis del capitalismo es el período triunfalista que sucedió a la Guerra Fría, en el cual Occidente pensó que había vencido a sus enemigos tradicionales. Esa es una razón, pero ello también implicó que la izquierda cediese terreno y no sacase provecho de la situación. Cuando llegó la crisis, la izquierda se vio incapaz de reaccionar. La paradoja es que la historia da lugar tanto a la enorme crisis del sistema como a la incapacidad de la izquierda de sacar algo positivo de ello.
P. ¿Qué puede aprender la izquierda de Marx en el año 2014?
R. Marx decía que se debían analizar los mecanismos subyacentes del sistema capitalista que ya existía antes de que él naciese, y esa creo que es su gran aportación. Eso ya es lo suficientemente relevante para la izquierda. Pero lo que Marx no hizo fue sugerir una estrategia, no hemos heredado ninguna del mundo marxista, sino que es algo que tiene que ser reinventado una y otra vez. Pero la crítica que Marx hizo sobre el sistema capitalista es la preeminente y la referencia principal que tenemos.
P. ¿Por qué tanta gente en la clase trabajadora justifica y defiende el neoliberalismo?
R. Siempre ha sido así. Hay dos razones para ello. Una de ellas es algo que siempre ha interesado a la tradición marxista: la ideología. Marx dice que las ideas dominantes de la clase gobernante tienden a ser las ideas dominantes de toda la sociedad, y Marx ha analizado cómo ocurre eso, cómo las instituciones y sus mecanismos conducen a la gente a aceptar cada vez más ideas que no velan por sus intereses.
La segunda razón es que si tienes un sistema que es injusto e inadecuado, un gran número de personas sufrirán por ello, pero si es capaz de proporcionar la satisfacción suficiente para seguir adelante, es racional pensar que la gente aceptará esa situación porque no saben cuál puede ser la alternativa, puesto que más allá sólo hay oscuridades y terror.
Las malas noticias para la izquierda son que la gente tolerará la explotación y la opresión mientras pueda seguir adelante. Las buenas noticias sonque cuando deje de haber algo para ellos, se alzarán contra ese sistema con tanta seguridad como el día sigue a la noche, porque es racional hacerlo. Eso es lo que ocurrió con el apartheid de Sudáfrica, con los sistemas estalinistas en el Este de Europa, y por lo que surgió la Primavera Árabe. Nadie dice que vayan a tener éxito. No podemos saberlo. Unos pueden tenerlo y otros no. Todo lo que digo es que si no hay nada para que la gente se salga con la suya, es muy probable y también muy racional que se desafíe dicho sistema.
P. ¿Habrá una alianza entre la religión y la izquierda en los próximos años?
R. No sé lo que va a pasar en el futuro mejor que ninguna otra persona. Como dije la noche pasada, no soy vidente. Y Marx tampoco lo era, era un profeta, pero ello no quiere decir que tuviese la capacidad de ver el futuro. Para él, la única imagen del futuro es la del fracaso del pasado. Por otra parte, hay una larga historia de conexión entre la teología y la izquierda. Alguna gente habla de la teología de la liberación, aunque muy poca de la teología sea realmente de la liberación, pero lo que ocurría en Latinoamérica influyó mucho cuando tenía veintipocos años y estaba implicado en la Izquierda Católica de Gran Bretaña.
P. En su último libro, Culture and the Death of God, dice que el ser humano, por primera vez en la historia, es completamente ateo.
Una vez más, se ha demostrado que la muerte de Dios fue prematura
R. No digo exactamente eso. Lo que digo es que hubo un período durante los años sesenta, los setenta y los ochenta en el que la sociedad giro hacia la posmodernidad. La cultura posmoderna podría ser vista como verdaderamente atea, en cuanto que rechaza la metafísica, lo absoluto, y eso se produce tras un largo proceso de sucesión de teorías que estaban destinadas al fracaso, puesto que lo único que hacían era reintroducir de contrabando a Dios, disfrazado. Así que la cultura occidental está compuesta por un gran número de sustitutos: la razón, el espíritu, la naturaleza, la cultura, el pueblo, la nación, el Estado, la humanidad… Se podría escribir la historia de la Europa moderna en estos términos, que intentan librarse de Dios sólo para volver con otro disfraz. La ironía es que tan pronto esto ha ocurrido, los aviones se estrellaron en las Torres Gemelas, creando una nueva gran narración que vuelve a implicar absolutos, fundamentos, creencias y Dios. Una vez más, se ha demostrado que la muerte de Dios fue prematura.
A comienzos de los años ochenta, un libro cambió el devenir de la crítica y el pensamiento del siglo XX. En Una introducción a la teoría literaria (1983), el católico Terry Eagleton (1943) no sólo examinaba minuciosamente las tendencias surgidas en la filosofía y la literatura de los últimos dos siglos, sino que se atrevía a criticar a los teóricos de la posmodernidad que tan de moda se habían puesto durante los 15 años precedentes. Una tesis que retomaría posteriormente en Después de la teoría (Debate, 2005).