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"Sólo queremos mujeres con grandes cerebros", pero que estén buenas...
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CONTRATAN A MODELOS CON DOCTORADOS

"Sólo queremos mujeres con grandes cerebros", pero que estén buenas...

Una firma de moda californiana ha solicitado a 60 doctoradas que posen como modelo para su colección de primavera; ellas han aceptado

Foto: Geneviene, doctorada en Educación por la Universidad de Columbia y modelo a tiempo parcial. (Betabrand)
Geneviene, doctorada en Educación por la Universidad de Columbia y modelo a tiempo parcial. (Betabrand)

Vivimos en un mundo cada vez más superficial, en el que ya no sólo se requiere una buena apariencia para triunfar en el cine, la moda u otros trabajos de cara al público, sino que las empresas demandan cada vez con mayor frecuencia encajar con ciertos cánones de belleza para conseguir el puesto deseado. Lo bello es bueno, afirmaba Platón, algo con lo que parecen estar de acuerdo un gran número de seleccionadores de personal.

Esta misma semana, la marca de moda Betabrand ha mostrado su colección de esta primavera, que por una vez no es portada por modelos profesionales, sino por 60 doctoras o estudiantes de doctorado. Se trata, como ha explicado el fundador de la compañía de San Francisco Chris Lindland de una forma de reivindicar la inteligencia por encima de la belleza y, de paso, garantizarse de forma sencilla una amplia y viral campaña publicitaria.

“Se buscan científicas”

Lindland lo tenía muy claro. Estaba aburrido de las modelos tradicionales, por lo que se propuso renovar su página web con los rostros de varias docenas de mujeres con una alta formación científica. En el pasado, ya había solicitado a una joven estudiante de Stanford si estaría dispuesta a posar y a preguntar a sus amigas si harían lo mismo. Al fin y al cabo, la mayor parte de modelos que habían trabajado con anterioridad con la marca provenían del círculo de amigos de los responsables de la misma, una barata solución para un caro problema.

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“Nuestros diseñadores cocinaron una colección estupenda de moda para la primavera, así que, ¿por qué no mostrarla en los cuerpos de mujeres con cerebros realmente grandes?”, se preguntaba el fundador de la compañía. Dicho y hecho. Aprovechando el carácter de crowdsourcing de la firma, Betabrand solicitó a sus seguidoras en Facebook candidatas para aparecer en la colección de primavera.

La única condición, al menos de entrada, era poseer un título de doctorado o cursar dichos estudios. La mayor parte de las fotografías fueron tomadas en el cuartel general de la firma en San Francisco, aunque otras modelos recibieron la ropa en su hogar, donde fueron fotografiadas.

El “arrebatador listado de doctoras”, como Lindland las define, ya no recoge a las fotografiadas junto a sus medidas o al precio de la prenda, sino que un rótulo descubre al curioso su formación académica: ingenieras informáticas, neurocientíficas, biólogas, ingenieras nucleares o sociólogas aparecen en el catálogo de la marca californiana.

¿Reivindicación de la inteligencia o todo lo contrario?

Como cabía esperar, la campaña ha tenido un rápido eco en redes sociales y medios de todo el mundo. Al fin y al cabo, reúne en una misma idea dos de las preferencias de los internautas: las chicas guapas y la reivindicación del talento, la inteligencia y la investigación. “La respuesta ha sido increíble”, reconoce Lindland. “Muchos tweets. Muchas ventas. Doctores, abogados y MBA nos han escrito pidiendo su propia colección de moda”.

La mayor parte de modelos son bastante vistosas, delgadas y jóvenes

“Cuando miras más allá de los cánones de la belleza profesional, la fotografía es mucho más divertida”, presumía ufano el encargado de la firma. No obstante, se pueden realizar no pocas objeciones a la decisión tomada por Betabrand. La primera salta a la vista: la mayor parte de modelos son bastante vistosas, delgadas y jóvenes, y posan con la clase de mirada provocativa que distinguiría a una supermodelo. No suponen, en realidad, una alternativa a los cánones habituales de belleza, sino un reconocimiento implícito de las imágenes que abundan en los medios y en la pasarela.

En realidad, si algo pone de manifiesto esta campaña, no es que cualquiera pueda ser modelo, sino, más bien, lo contrario: incluso aquellas mujeres cuyo trabajo debería ser juzgado por otros criterios diferentes a los de modelos o actrices se pueden ver sometidas a la tiranía del lookism, eso sí, con un punto desenfadado y frívolo.

Vivimos en un mundo cada vez más superficial, en el que ya no sólo se requiere una buena apariencia para triunfar en el cine, la moda u otros trabajos de cara al público, sino que las empresas demandan cada vez con mayor frecuencia encajar con ciertos cánones de belleza para conseguir el puesto deseado. Lo bello es bueno, afirmaba Platón, algo con lo que parecen estar de acuerdo un gran número de seleccionadores de personal.

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